La exposición que cuenta con la curaduría de Claire Becker muestra piezas creadas por artistas como Maribel Avilés Junco, Silvia Barbescu, Pablo Boneu y Jorge Ismael Rodríguez, que a través de su arte buscan mostrar lo femenino visto desde lo masculino y lo masculino visto desde lo femenino. Viceversa. Cómo te veo, cómo me ves se puede disfrutar en el Museo de la Cancillería hasta el 8 de mayo a través de una cita previa, o bien, realizando un recorrido digital.
Ciudad de México, 2 de mayo (SinEmbargo).- Viceversa. Cómo te veo, cómo me ves es una exposición temporal del Museo de la Cancillería curada por Claire Becker que busca romper el antagonismo de mujeres y hombres y reconectar con la esencia de cada uno, mostrar que ambos están relacionados. Además, invita a observarse, reflexionar la otredad y ver lo masculino desde lo femenino y lo femenino desde lo masculino.
"Se vive una época violenta en la que el antagonismo entre hombres y mujeres ha llegado al punto en el que dejamos de ver al otro en su esencia, y es común para los artistas hacer obras que denuncian al otro y reivindican lo propio", se lee a Claire Becker en el catálogo de la muestra.
La exposición está compuesta por piezas que nacieron de la creatividad de Maribel Avilés Junco, Silvia Barbescu, Pablo Boneu, Beatriz Canfield, Olga Chorro, Miguel Ángel Corona (El Reynito), Orlando Díaz, Rigel Herrera, Flor Minor, Fernando Moreno, Sandra del Pilar, César Rangel, Jorge Ismael Rodríguez, Juan San Juan, Luciano Spanó, Eloy Tarcisio y Alejandra Zermeño.
Jorge Ismael Rodríguez contó en entrevista a SinEmbargo que Claire Becker tenía tiempo con la inquietud de crear esta exposición para la que invitó a diversos artistas que cuentan con obras que llamaron su atención, entre ellos él, con la premisa de verse desde el otro.
"La intención de esto es hacernos consientes e invitarnos a la reflexión, a los que no estuvieran en el tema, sobre las relaciones tan malas que hemos construido desde hace siglos y que no hemos podido superar o no alcanzamos a superar, aunque desde hace tiempo estamos tratando de acabar con ellas", señaló.
El artista mexicano explicó que la idea fue llegar al respeto y al entendimiento del uno frente al otro y alejarse del uno contra el otro, en la intención o en el sistema de interacción cotidiana heredado de las generaciones pasadas como en el riesgoso estilo de confrontarse frente a posiciones validas, como lo es terminar la violencia.
Cada uno de los artistas tuvo la libertad y responsabilidad de expresarse desde el desarrollo de sus propias imágenes y objetos. "Somos 18 artistas que trabajamos seriamente y apasionadamente el tema, la mía es sólo una de esas 18 y hay ahí 17 más que seguramente van a tocar el alma y el corazón, el sentimiento y la razón de quien se atreva a ir a activarlas", refirió Ismael.
"Lo que hay ahí es verdaderamente confrontador en algunos casos, en otros es conciliador, todo tiene una carga de buena intención desde lo que yo vi, en todos hay un asunto que me hace sentir muy optimista, el que estamos ahí, aunque sea 18 personas, pensando en que no somos contrapartes, somos complementos".
SIMBIONTES
Jorge Ismael Rodríguez ha participado en exposiciones, instalaciones, talleres, conferencias, además de espacios escultóricos en Japón, España, Canadá, Francia, Colombia y, por supuesto, México. Su obra en esta exposición, "Simbiontes", se compone de tres piezas que forman parte de sus raíces y su visión de lo femenino, misma que viene desde su infancia interactuando con su madre y sus dos abuelas, mujeres trabajadoras en casa y en el ámbito profesional.
"A la hora de que me invita Claire [a participar] yo empecé a ver cual era mi relación para con las mujeres y decido limitarla a las mujeres que me formaron, porque de alguna manera tienes que acotarte, no había modo de en tres piezas poner el universo de lo que es la mujer", refirió Jorge Ismael. "Empecé a revisar qué había de las tres mujeres que me formaron, en mi ser, en mi quehacer y en mis razones de vida y me di cuenta que tengo pedazos muy grandes de cada una de ellas, quien soy tiene porcentajes altísimos de su presencia y mis actos tienen también porcentajes altísimos de sus decisiones y de sus posiciones ante la vida".
Las figuras femeninas de su infancia comparten nombre: la abuela materna María de los Ángeles, su madre María Elena y su abuela paterna Ana María, "las tres Marías, que te habla de toda una tradición y toda una visión cosmogónica en las familias". Ana María fue una gran influencia y compañera de vida para él, ella fue maestra de primaria y directora de escuela, estudió historia y tenía mucho vínculo con el conocimiento y no solo con la colección de este, sino con el uso y sus posibilidades; con ella aprendió lo que la información le sirve al análisis.
"De mi abuela Ana me gusta mucho pensar que aprendí y puse en mí la parte analítica y la parte incrédula y las ganas de más información para ver si es cierto lo que estás bien, que lo que ves no es en una dimensión, que lo que estás viendo tiene tres dimensiones, no quedarte con lo superficial. De mi abuela Angelita, su permanente intención de permanecer el clan unido y de equilibrar lo que ocurre dentro del clan [...] me gusta saberme consiente de que es más importante la comunidad completa que uno solo. De mi madre, María Elena, aprendí que caerse no es delito, es una parte del proceso de vida y levantarse es otra parte del proceso de vida, estar de pie y corriendo es otra parte; la vida está construida con esto", contó.
Las tres piezas labradas en obsidiana de su obra en Viceversa-Cómo te veo, cómo me ves forman un trabajo muy personal en el que buscó plasmar esas enseñanzas que las tres mujeres que marcaron su vida y su visión de lo femenino, dejaron en él. "La pieza se llama 'Simbiontes' porque en esta provocación maravillosa de Claire, otro de los puntos que aterrizan muy claramente es que en las relaciones lo que uno tiene que encontrar no es el dominio o la sumisión, sino relaciones simbióticas en donde los organismos que se junten tengan la posibilidad de ser mejores que estando solos".
La idea de la exposición es justamente mostrar el punto de unión entre lo masculino y lo femenino, juntos se hacen más fuertes, en lugar de caer en fricciones que, desde el punto de vista de Rodríguez, se manifiestan en una pareja como una pérdida de energía y de tiempo. "Cuando tiene uno un diálogo con una persona con la que supones estás construyendo una vida, una familia, un algo, un espacio común a lo que tienes que llegar es a conclusiones, no puedes llegar a insultos, a maltratos o descalificaciones porque eso anula ya por sí mismo el objetivo de estar juntos. Quien se mete en esas relaciones ya perdió y quien tiene la posibilidad de llegar lejos es quien tiene la capacidad de construir relaciones simbióticas, eso es difícil de entender y es difícil de platicar", afirmó.
Las tres esculturas están sobre espejos de agua en recipientes de acero que son sus bases. Simbionte 1 tiene que ver con la abuela Ángela, esta es una pieza que tiene una concavidad en la que hay una esfera de obsidiana roja que se puede girar y por la falta de fricción que existe en la piedra, la esfera gira y gira más de lo que uno pudiera suponer, la fricción funciona como metáfora del problema.
Simbionte 2 representa lo que el artista aprendió de su abuela Ana, es una obsidiana grande con forma de canto rodado, "esta pieza refleja como espejo precioso pero como son formas irregulares, desde donde tú la veas cuando la circulas te vas a ver de distinta manera reflejada en la piedra, estoy haciendo una escultura que, voy a decir una tontería, se 'expande hacia dentro' y así como tu la ves está piedra te está viendo y te está dando su opinión, desde su vista tú no eres quien crees que eres o quien te sabes, pero tampoco quiere decir que te esté deformando y al mismo tiempo cuando caminas alrededor de ella o la giras porque la puedes tocar y girar, vas a ver muchas facetas de ti mismo".
La simbiosis se hace presente nuevamente cuando un espectador, que puede ser hombre o mujer, está en contacto con la obra y ésta se modifica ante la presencia de los visitantes, "yo espero que los visitantes también y quienes activen la pieza logren modificarse de alguna manera".
Simbionte 3 es la pieza que parte de la sensación para con su madre, en palabras del artista, de su capacidad de mantener en equilibrio, a veces uno aparentemente precario compuesto de muchas variantes y la suma de estas que acaban haciendo del espacio uno irrepetible; la pieza está hecha con piedras semipreciosas, algunos pedazos de obsidiana, mármol y jade. "Estoy hablando de la diversidad en esta pieza", acotó.
La tercera pieza cuenta con un elemento central que junto a otros permiten que otras piedras se mantengan en equilibrio dando la sensación de que este se va a perder pero no sucede y eso da una sensación especial que hace recordar la capacidad de muchas mujeres que encuentran el equilibrio entre sus diversas labores y familia, aspecto en el que también pueden encontrarse los hombres.
Estas tres piezas retoman la esencia de Viceversa-Cómo te veo, cómo me ves, el espejo de agua remite al espectador a que hay diferentes perspectivas y dimensiones, a no cerrarse a una sola forma de ver una situación, es decir, desde lo femenino o lo masculino, sino tener un panorama diferente con solo cambiar de lugar. La exposición puede visitarse en el Museo de la Cancillería, con cita previa, o realizar el recorrido digital en esta liga.