Óscar de la Borbolla
26/04/2021 - 12:04 am
Todo es posible; ninguno es probable
Todos sabemos que la manera más sencilla de entender la probabilidad es con un dado: la probabilidad de que caiga cualquiera de sus lados es de uno sobre seis.
Hay un par de conceptos que son muy útiles para comprender la vida y para entender la ciencia actual: Posible y Probable. En ocasiones se toman como sinónimos y es un craso error, pues al confundirlos perdemos la sutil y decisiva diferencia que permite volver inteligible el mundo en el que estamos. Enunciemos esa diferencia de la manera más sintética: Todo lo que no es contradictorio es posible, pero no todo lo racional es probable. Es posible que me parta un rayo y también es posible que yo sea el próximo Presidente de México; pero es improbable que me parta un rayo y más improbable aún que yo sea Presidente, pues aunque no soy chino ni escocés, sino mexicano y tengo todos mis derechos de ciudadano en regla, la mera reunión de los requisitos no vuelve dicha oportunidad ni remotamente probable. Si no hay contradicción, o sea, si es racional, es posible, pero de ahí no se sigue el grado de probabilidad.
Todos sabemos que la manera más sencilla de entender la probabilidad es con un dado: la probabilidad de que caiga cualquiera de sus lados es de uno sobre seis: 1/6. Que salga 2 o 3 o 5, o cualquiera de las caras es de un sexto, se dice entonces que cada cara es equiprobable. Esta probabilidad se complica cuando son dos dados y estamos esperando una determinada suma, por ejemplo, que entre los dos dados sumen 2, esto solo es se da si ambos dados salen 1: 1+1=2; en cambio se estamos esperando que sumen 6, hay más posibilidades: 1+5, 2+4, 3+3, 4+2 y 5+1. Por lo tanto es más probable la suma de 6 que la suma de 2, a este tipo de probabilidad se denomina: "no equiprobable". La no equiprobabilidad es una maravilla porque es lo que explica la entropía: hay muchísimos más estados probables de desorden que de orden, o digámoslo más claramente, es más probable que en el transcurso del tiempo un vaso de cristal se rompa a que los átomos que forman el vaso, una vez que se ha roto, vuelvan a juntarse en la forma vaso y eso que ambos estados (vaso sin romper y vaso roto) conservan la misma energía. ¿Por qué la entropía rige el universo? Porque las combinaciones desordenadas de los átomos del vaso son infinitamente más que la probabilidad de que estén en ese orden preciso que llamamos vaso. También la razón última de por qué morimos se debe a esto: hay infinitamente más probabilidades de que lo que nos forma o nos da la forma que tenemos actualmente se desordene a que se mantenga indefinidamente en el orden actual. ¿Es posible que no muramos nunca? Según esto sí; pero es infinitamente improbable.
Esto también explica el porqué las cosas no salen como las deseamos: que salgan como las queremos puede ser sólo de una manera: la que deseamos, en cambio, que salgan de otra manera es infinitamente probable. No parece haber una mala fe en el universo, una voluntad diabólica que conspire para echarnos a perder las cosas, pero como nos afanamos para que el resultado sea el único que nos beneficia, aunque sea totalmente posible, no es ni remotamente probable.
Es posible también que cubriendo mi cuerpo con una servilleta, la servilleta me protegiera del impacto mortal de una bala: bastaría con que las cargas de los átomos de la superficie de la servilleta estuvieran todas negativas o todas positivas, y que otro tanto pasara con los átomos de la bala, pues así, en lugar de que el proyectil atravesara la servilleta y me atravesara a mí, rebotaría por la repelencia de las cargas iguales. Es posible, pero la probabilidad es tan insignificante que el buen sentido invita a no cubrirnos con servilletas durante las balaceras.
El físico Boltzmann descubrió en el Siglo XIX esta maldita condición termodinámica de todo cuanto ocurre en el universo: la entropía, y hoy todavía no terminamos de admitirla y por eso no nos tomamos la vida más levemente: la probabilidad inminente de que todo se desordene. Quien lo dude: recorte todas las palabras de esta reflexión y revuélvalas en un sombrero y luego sáquelas de una en una al azar para que vea lo que se tarda en conseguir la precisa combinación del texto que está acabando de leer...
Twitter: @oscardelaborbol
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