Hábitat

289 marcas aún experimentan con animales. En México, una reforma para evitarlo sigue «congelada»

25/04/2021 - 9:30 pm

​Hasta finales de 2020, la organización PETA registró casi 300 marcas globales de maquillaje y productos para el hogar que aún experimentan con animales vivos, pese a los métodos alternativos avalados. En la Cámara de Diputados está en la espera una iniciativa aprobada en el Senado para prohibir la investigación, fabricación, importación y comercialización de productos o ingredientes en ellos.

Ciudad de México, 25 de abril (SinEmbargo).– Conejos, conejillos de India, ratas y ratones son utilizados en pruebas de irritación ocular, sensibilidad en la piel y toxicidad para la industria cosmética. La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) reportó que hasta el año pasado 289 marcas de empresas de maquillaje y productos para el hogar experimentan con animales en algún momento del proceso de su producción como es el caso de Procter & Gamble, Estee Lauder, L’Oreal, Mary Kay, Revlon, Bayer, entre otras que también producen vacunas contra la COVID-19 como Johnson & Johnson y Pfizer.

«Para el desarrollo de cosméticos como un champú, labial o desodorante ya no sería necesario utilizar animales, porque ya se tiene bastante acervo científico que avala la seguridad de alguna sustancia. Cuando se tenga un ingrediente nuevo, pueden usarse métodos alternativos validados por el Parlamento Europeo o la OCDE», dijo Francisco Sánchez Bartéz, de la Unidad de Investigación Preclínica de la Facultad de Química de la UNAM.

«Pero para las vacunas y fármacos es importante el uso de animales en el laboratorio para los estudios de seguridad. Un medicamento o vacuna no se pone sobre la piel, por lo que es importante saber los efectos adversos que pudiera tener», contrastó el investigador químico, quien planteó que en algunos casos no se puede aplicar analgésico en roedores, conejos e incluso monos porque el estudio de seguridad de medicamentos requiere saber su reacción, o bien, el uso de otras sustancias altera los resultados.

Sin embargo, si comienzan a sufrir, se aplica la eutanasia. «Se observa la reacción y en el momento en que vemos que el animal está sufriendo, se detiene la experimentación y se le da un punto final humanitario. Es inaceptable que llegue a la muerte por estrés», afirmó.

Un conejo bajo experimentación en laboratorio. Foto: Animal Heores.

Un reciente reporte de PETA recopiló más de dos mil 500 estudios científicos que demuestran que los mamíferos, aves, peces, cefalópodos y decápodos sienten alegría, dolor, temor, sufrimiento y felicidad.

«Los animales tienen emociones al igual que los humanos –incluyendo estrés postraumático– por lo  que no es ético someterlos al trauma y angustia emocional de la experimentación», asegura PETA.

Esta organización exige la prohibición de experimentación en animales tanto para la industria cosmética como para la farmacéutica y argumenta que el 96 por ciento de medicamentos experimentales contra el cáncer falla en ensayos clínicos en humanos tras haber resultado positivos en animales.

No obstante, en el caso de cosméticos, existen marcas de belleza en México, entre ellas ELF cosméticos, Aromática, LUSH, Manic Panic, Pitahia, “libres de crueldad” al producir cosméticos seguros que usan materias primas que ya han sido probadas antes, según ha documentado AnimalNaturalis. El logo de un conejo en el producto es una prueba de que no se realizó experimentación animal, así como la leyenda «no tested on animals». Aquí puede verse la lista completa.

PROHIBICIÓN ESPERA EN DIPUTADOS

En México la NOM-062-ZOO-199 establece desde el 2001 especificaciones para la producción, cuidado y uso de animales de laboratorio, sin embargo es «obsoleta» y sigue permitiendo la tortura y muerte innecesaria de millones de animales, alerta la organización Animal Heroes. Toda la Unión Europea y otros países como Guatemala, India, Serbia, Turquía y nueza Zelanda ya no permiten la experimentación cosmética en animales.

Desde hace dos años, el 9 de abril de 2019, se presentó en el Senado una iniciativa para prohibir la investigación, fabricación, importación y comercialización de productos o ingredientes que experimenten con animales vivos.​ El 19 de marzo pasado fue aprobada y turnada a la Cámara de Diputados, cuyas sesiones ordinarias terminan en una semana, en donde se encuentra congelada, debido a que la Comisión de Salud ni siquiera a elaborado un dictamen para que sea discutida.

La propuesta enviada a los diputados modifica diversas disposiciones de la Ley General de Salud y de la Ley Federal de Sanidad Animal. De aprobarse, los fabricantes tendrán un año para sustituir las pruebas en animales por métodos alternativos para evaluar la seguridad y eficacia de los productos cosméticos. «La industria abusa cruelmente», dijo la Senadora Jesusa Rodríguez Ramírez.

Ratones confinados y hacinados. Foto: PETA.

«Hay una base de datos de métodos alternativos donde están validados. Cuando se prohibió la experimentación con animales en Europa, se dio un lapso hasta 2013 para tener validados estos métodos para asegurar que los ingredientes de los productos cosméticos sean seguros», dijo Sánchez. «En el caso de cosméticos las pruebas son irritación en piel o sensibilidad para ver si provoca alergias, las cuales se pueden hacer en el laboratorio sin el uso de animales».

La propuesta legislativa también plantea que las marcas que omitan especificar en su embalaje que la fabricación de cosméticos no incluyó pruebas en animales se harán acreedoras a una multa de 15 a 20 mil veces el valor de la unidad de medida y actualización (UMA).

Asimismo, el establecimiento que viole la Ley podría ser clausurado de manera temporal o definitiva. Y a quien realice pruebas cosméticas en animales,​ se proponen penas de dos a siete años de prisión y multa equivalente de 200 a dos mil veces el valor de la UMA, sanción que se incrementará al doble cuando se hayan realizado actos de crueldad animal.

No obstante, la reforma no ha sido tratada con celeridad en la Cámara de Diputados.

 MÉTODOS ALTERNATIVOS

La experimentación con animales se ha desarrollado en la medicina, la química, la biología, la farmacología, la psicología y la exploración espacial durante décadas. Louis Pasteur, por ejemplo, desarrolló en 1881 una vacuna contra el ántrax tras inocular ovejas y vacas; e Ivan Pavlov realizó experimentos sobre comportamiento condicionado con perros que salivaban al oler la carne.

En 1921 los médicos Frederick Banting y Charles Best lograron aislar y producir la hormona insulina después de extraerla del páncreas de cerdos, con lo cual revolucionaron el tratamiento contra la diabetes. El cirujano Alexis Carrell, pionero de los trasplantes de órganos y Nobel de Medicina en 1912, probó estas operaciones con riñones de perros y gatos a partir de 1904.

En 1949, Estados Unidos envió al espacio a un mono llamado Albert II en un cohete V2 y en 1957 la perra Laika fue el primer ser vivo en orbitar el mundo en la cápsula soviética Sputnik II. Ambos animales murieron. El mono en el impacto tras una falla en el paracaídas, y la perra antes de descender. Además, la oveja Dolly fue el primer mamífero clonado en 1996 por Ian Willmut a partir de células somáticas adultas.

Conejo en laboratorio. Foto: PETA.

La Unidad de Producción y Experimentación de Animales del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) produce roedores transgénicos para investigación bajo la NOM- 062-ZOO-1999 con especificaciones técnicas, higiénicas y biomédicas.

Ha argumentado que experimentar con animales salva vidas humanas al probar con ellos vacunas o medicamentos con un control adecuado y aún no existe la tecnología para tener un modelo artificial que reproduzca todas las variables biológicas que intervienen en la interacción entre un organismo vivo y una sustancia química externa de uso terapéutico.

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Sin embargo, desde 1959 los biólogos W. M. S. Russell y R. L. Burch formularon el principio de las tres erres en la experimentación científica: reducir el número de animales usados o maximizar la información obtenida por animal; refinar la experimentación para minimizar el dolor o angustia; y reemplazar a través de uso de células, embriones, modelos computacionales o humanos voluntarios, así como sustituir vertebrados por animales con una menor percepción del dolor como insectos, parásitos y bacterias.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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