Esta impresionante travesía es posible gracias a una serie de "corredores térmicos" descubiertos tras 15 años de investigaciones.
Ciudad de México, 11 de abril (RT).- A lo largo de su vida, las tortugas caguama (Caretta caretta) emprenden un impresionante viaje de unos 14 mil 500 kilómetros desde las costas japonesas hasta la península de Baja California, en México, un largo recorrido que puede durar tanto como 20 años. La forma en que logran semejante proeza a través de las gélidas aguas del océano Pacífico, cuyas bajas temperaturas son potencialmente mortales, ha sido causa de desconcierto entre la comunidad académica.
Sin embargo, un equipo de científicos internacionales descubrió una serie de pasos intermitentes de agua cálida que permiten a las tortugas marinas atravesar barreras oceánicas "inhóspitas y frías" durante su travesía desde su lugar de nacimiento, en Japón, hasta las zonas de alimentación de las playas mexicanas.
Para resolver el misterio detrás de "Los años perdidos", como es conocida esta migración, los investigadores utilizaron sofisticadas técnicas de teledetección oceanográfica para rastrear el movimiento de 231 caguamas juveniles entre 1997 y 2013 y elaboraron un registro detallado de su envejecimiento, entre otras pruebas para obtener información sobre su vida.
Los resultados del análisis de los datos recopilados, publicados este jueves en Frontiers in Marine Science, sugieren que el aumento de la temperatura oceánica causada por fenómenos meteorológicos como el Niño crean un "corredor térmico" utilizado por los animales. Según detallan los autores, cuando las condiciones anómalas se mantienen por varios meses, las tortugas concentradas en el borde oriental del Pacífico identifican el aumento de la temperatura como una señal de que el pasaje se está abriendo.
"Durante décadas, nuestra capacidad para conectar los puntos migratorios de esta especie en peligro de extinción ha sido imprecisa", por lo que una investigación de esta naturaleza ayudará a desarrollar programas más eficaces de protección, los cuales deberán considerar las nuevas rutas migratorias causadas por el cambio climático, apuntó la autora principal del estudio, Dana Briscoe.