Desde bandos políticos distintos, el estado de Sao Paulo y el Gobierno de Jair Bolsonaro anunciaron que están desarrollándose paralelamente dos vacunas contra la COVID-19, aunque pasarán algunos meses antes de que puedan ser utilizadas.
Sao Paulo, 27 de marzo (EFE).- Brasil se sumó este viernes al club de las naciones productoras de su propia vacuna contra la COVID-19, con el fin de hacerle frente a una pandemia que otra vez registró un nuevo récord diario de fallecidos, con 3 mil 650 muertes.
Con pocas horas de diferencia y desde bandos políticos distintos, el estado de Sao Paulo y el Gobierno de Jair Bolsonaro anunciaron que están desarrollándose paralelamente dos vacunas contra la COVID-19, aunque pasarán varios meses antes de que puedan ser utilizadas.
En una rueda de prensa a primera hora de este viernes, el Gobernador paulista, Joao Doria, rival de Bolsonaro, fue el primero que anunció la nueva vacuna local, bautizada con el nombre de Butanvac, y dijo que se espera que comience a aplicarse en julio próximo.
"Es un anuncio histórico para el mundo", afirmó Doria en una rueda de prensa delante de un panel con el nombre de la nueva vacuna al lado de la bandera de Brasil y el mensaje "Butanvac, la vacuna 100 por ciento nacional".
El Instituto Butantan ya produce en Brasil la vacuna Coronavac, del laboratorio chino Sinovac, la más utilizada en el país y que se aplica en el 90 por ciento de las ocasiones en el incipiente proceso de vacunación del gigante suramericano.
Brasil también produce la vacuna de AztraZeneca-Oxford desde el Instituto FioCruz, vinculado con el Gobierno federal.
Y horas después, representantes del Gobierno de Bolsonaro dieron cuenta de las gestiones para conseguir otra vacuna, desarrollada por una universidad brasileña y que ya ha presentado el permiso para realizar test.
"No tiene que ver un hecho con otro. Puede hasta ser una coincidencia (que se anuncie el mismo día), pero es muy bueno para el país, porque tenemos que tener vacunas nacionales", afirmó el ministro de Ciencia y Tecnología, Marcos Pontes.
LAS CIFRAS DE LA TRAGEDIA
De acuerdo con los datos de este viernes del Ministerio de Salud, la COVID-19 ha infectado en Brasil a 12.4 millones de personas y ha causado la muerte 307 mil 112, con una evolución que ha castigado al país especialmente en las últimas fechas.
Este mismo viernes se registró un récord de 3 mil 650 fallecidos en las 24 horas anteriores, o un muerto cada 24 segundos, y el jueves se alcanzó otra marca al llegar a 100 mil 158 contagiados, la primera vez que se superan los 100 mil casos.
A causa de los retrasos que ha tenido el proceso, no hay una proyección clara sobre cuántos brasileños habrán sido vacunados contra la COVID-19 para cuando estas vacunas estén en circulación.
Solo un 8.7 por ciento de los brasileños han sido vacunados con la primera dosis y un 2.8 por ciento con la segunda, en un proceso que ha tenido retrasos y que, de momento, se está enfocando en las personas de mayor edad y en el personal sanitario.
SAO PAULO Y RÍO BAJAN SU RITMO
Las noticias sobre las futuras vacunas locales se conocieron mientras Sao Paulo, el centro industrial del país y la ciudad más poblada, y Río de Janeiro, dependiente de un turismo ahora casi inexistente, entraron en un largo periodo de festivos que se extenderá por 10 días.
Las Alcaldías de Sao Paulo y de Río de Janeiro decidieron adelantar algunos festivos de este año y del siguiente y prohibir actividades no esenciales, aprovechando también que el Viernes Santo es festivo nacional.
Cumpliendo con esa petición, en las calles de Sao Paulo no se notó una drástica reducción en la circulación normal para un día laborable, aunque sí permanecían los comercios cerrados, con la excepción de los supermercados y las farmacias.
Precisamente en Sao Paulo autorizó desde este jueves los entierros nocturnos en sus cementerios porque solo en la ciudad se está registrando a diario más de un centenar de fallecidos por esta pandemia.
En Río de Janeiro, mientras tanto, la playa de Copacabana estaba este mediodía casi vacía, mientras que en la de Ipanema solo se veían algunos surfistas esporádicos.
Pero en Copacabana había también este viernes más de un centenar de personas protestando contra estas medidas de restricción social y pidiendo autorización para poder trabajar.