AVISO: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS
En esta elegante vendetta hay más de un error de cálculo, porque el ladrón de guante blanco es también humano -mejor dicho, sus guionistas- y eso no ha impedido que la primera parte de la serie tenga unos cuantos agujeros de guión.
Madrid, 13 de febrero (Europa PRess).- Con la fecha de estreno de la segunda parte de Lupin revelada, el caballero ladrón contemporáneo de Omar Sy continúa robando los corazones del público, al convertirse en una de las series de éxito de temporada de Netflix, a la altura de Gambito de dama o Los Bridgerton. Ahora bien, a pesar del ingenio del maestro de los golpes, en sus planes calculados al milímetro hay también algunos puntos débiles.
Inicialmente, Lupin parece beber de las películas de atracos de guante blanco, como Ocean's Eleven o The Italian Job. Sin embargo, pronto se ve que Assane Diop, el Lupin moderno, busca algo más que un botín de valor incalculable, pues el collar de la reina María Antonieta, en realidad, es en realidad una venganza personal, la clave para esclarecer la verdad sobre el suicido de su padre, acusado injustamente de robar el collar 25 años a la familia Pelligrini.
Pero en esta elegante vendetta hay más de un error de cálculo, porque el ladrón de guante blanco es también humano -mejor dicho, sus guionistas- y eso no ha impedido que la primera parte de la serie tenga unos cuantos errores o agujeros en su guión.
EL NAVAJAZO A ASSANE
En el segundo episodio, Assane se infiltra en la cárcel para saber la verdad tras el supuesto robo de su padre del collar. Sin embargo, cuando quiere ver a Comet, el hombre que tiene una pista sobre su progenitor, descubre que está con una enfermedad terminal en la enfermería. Para poder hablar con él, provoca que uno de los presidiaros le dé un navajazo, para acabar ingresado una noche y así hablar con Comet.
Parece una idea audaz, pero fue tremendamente arriesgada. Para empezar, el preso sentía que Assane, quien se hizo pasar por otro, tenía una cuenta pendiente con él. Es más, el presidiario lo que quiere es matarlo, así que una puñalada en un órgano vital hubiera provocado que tuviese que ser llevado a un hospital de urgencias o, peor aún, morir.
LA NO-MUERTE DE ASSANE
Volviendo al episodio de la cárcel. Para escapar de prisión, Assane finge su propio suicidio, pues sabe que el preso que le dio el navajazo quiere matarlo. Diop utiliza la red de las canastas de baloncesto del patio para poder colgarse y evitar morir asfixiado. Para darle mayor credibilidad a su muerte, Lupin toma unas pastillas que le reducen el ritmo cardíaco de tal forma que parece estar muerto.
Aunque las pastillas son un invento para la serie, realmente el jugar con la vida de esa manera, fue un movimiento mucho más arriesgado incluso, pues una mala dosis podría haberle provocado la muerte. Por otro lado, a la hora de levantar el cadáver, ¿ningún funcionario se dio cuenta de que llevaba las redes de la canasta de baloncesto a modo de arnés? Además, ¿es que nadie echó en falta las redes en el patio?
SU FORMA DE EVADIR A LA POLICÍA
La manera en la que Assane perpetra sus golpes es muy particular. Con lo cual, no es descabellado que el inspector Guédira (Soufiane Guerrab) pensase en que es un emulador del gran Arsenio Lupin de Leblanc. Esto es descartado constantemente por sus compañeros, hasta el punto de que es apartado del caso.
Ahí radica otro error de la serie, desde en el momento en el que se descubre que los dos pseudónimos que utilizó para perpetrar sus atracos son acrónimos de Lupin, debía ser el momento en el que los colegas de Guédira vieran el nexo. No es extraño que ladrones (y asesinos) imiten el modus operandi de personajes de ficción. Otra cosa es que el comisario Dumont (Vincent Garanger) malmeta en el caso, pero eso no está relacionado con que ninguno de los compañeros de Guédira apoye sus tesis.
EL PLAN DEL LOUVRE NO ES PERFECTO
Aunque Assane y sus cómplices orquestasen un plan enrevesado para robar el collar de la reina María Antonieta en el Louvre, este estaba destinado al fracaso. En la serie, muy pocos agentes de seguridad custodian el museo, cuando, según la web del recinto, hay más de mil empleados solo en materia de seguridad. Además, ante un evento tan excepcional como una subasta, hubiera habido el doble de empleados.
Más allá de que el Louvre tiene muchas más cámaras de seguridad en cada una de sus salas, el número de agentes y de medidas para salvaguardar las obras de arte son muchas más de lo que se expone en el episodio. Es más, no sería descabellado que se revisase la basura para evitar cualquier tipo de robo.
UNA MENTIRA NO DESCUBIERTA POR EL LOUVRE
Cuando se anuncia que en el Louvre va a subastar el collar de la reina María Antonieta, se cuenta una historia digna de una película de aventuras, en la que la familia Pelligrini, tras haber sido robado el collar, consiguió ser reconstruirlo tras encontrar cada uno de sus fragmentos en distintas partes del mundo.
Tras ser robado el collar por Assane, su amigo de la infancia, Benjamin (Antoine Gouy), descubre que ninguna de las piedras que conforma la gargantilla había sido separada, desmontando esa historia de aventuras que se había ofrecido en los medios de comunicación. Aquí surge el error. Lo más seguro es que el Louvre también hubiera revisado la joya, especialmente para verificar su autenticidad. En ese momento, el museo se hubiera dado cuenta que la versión de la familia Pelligrini sobre cómo lo encontró, era falsa.