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Supremacistas blancos fueron líderes en la toma del Capitolio. Son el núcleo más duro de Trump

09/01/2021 - 12:05 am

La toma del Capitolio en Estados Unidos fue orquestada por acérrimos seguidores de Donald Trump, sobre todo por supremacistas blancos, cuyas acciones atestiguan la polarización y radicalismo en el vecino país, pero también la laxitud de un sistema de justicia que permitió a extremistas invadir el Congreso estadounidense. El mismo sistema que meses antes reprimió protestas pacifistas del movimiento «Black Lives Matter».

Ciudad de México, 9 de enero (EFE/AP/SinEmbargo).– Manifestantes, terroristas o alborotadores fueron los primeros calificativos que medios de comunicación y agencias utilizaron para llamar a las personas que irrumpieron en el Capitolio, inspirados o alentados por las acusaciones de fraude electoral de Donald Trump. Más tarde se supo, ya con videos difundidos en redes, que este grupo estuvo compuesto casi exclusivamente por supremacistas blancos, quienes encabezaron la toma de la sede del Congreso federal estadounidense donde los legisladores avalarían la victoria presidencial de Joe Biden.

«La turba que arrasó los pasillos del Congreso incluyó infames supremacistas blancos y teóricos de la conspiración”, de acuerdo con un texto de los periodistas Sabrina Tavernise y Matthew Rosenberg para el New York Times.

La escena descrita por Tavernise y Rosenberg es la de un ataque desordenado de extremistas y acérrimos seguidores de Donald Trump, en un extravagante y caricaturesco frenesí de personas disfrazadas con pieles, cascos vikingos y ropa militar, armados con palos, puños y armas de fuego, en un acto de delirio patriótico apostado en un «sentimiento de anarquía» y reivindicación de aquellos que sintieron que ya no podían ser ignorados por las “élites que decían odiar”.

«Mientras la gente entraba corriendo [al Capitolio], hubo una extraña mezcla de confusión y entusiasmo, y la casi total falta de presencia policial desde un principio amplificó el sentimiento de anarquía”, se lee en el texto titulado «These Are the Rioters Who Stormed the Nation’s Capitol».

A la izq. una foto de una manifestación del movimiento Black Lives Matter del 7 de junio del 2020 en Pittsburgh para protestar la muerte de George Floyd a manos de la policía y a la derecha partidarios de Donald Trump escuchan un mensaje del Presidente antes de tomar por asalto el Capitolio. Fotos: AP.
Luego de que la turba se pasease por horas por el Congreso sin que nadie la molestase, su acción fue condenada por miembros de ambos partidos. Foto: John Minchillo, AP.
La violenta toma del Capitolio por parte de una turba el miércoles representa una de las manifestaciones más claras de un doble rasero racial. Foto: Manuel Balce Ceneta, AP.

Gente de estados cuya mayoría votó por Trump –de las Carolinas Norte y Sur, Indiana y Oklahoma– hizo presencia. Gente de estados a favor de Biden –como Wisconsin– también. Y junto con ellos y los supremacistas, racistas, misóginos y/o teóricos de la conspiración, así como defensores del derecho a las armas, neonazis, trabajadores de base, profesores y miembros de bandas de extrema derecha –Proud Boys, Three Percenters, entre otros– unieron fuerzas para profanar el corazón de una República que según ellos, está corrompida.

«Miraron boquiabiertos un lugar de riqueza y belleza, adornado con arte y mármol, un dominio de los poderosos, y por un momento el miércoles por la tarde, los alborotadores tenían el control. Por una vez, sintieron, no podían ser ignorados”, se lee en el artículo del New York Times que describe a una multitud enardecida frente a una opulencia «que parecía confirmar sus sospechas sobre la corrupción de Washington”.

La turba causó daños y dejó muertos a su paso: una mujer y un policía del Capitolio. Decenas fueron detenidos y decenas más son buscados por las autoridades federales.

El miércoles pasado, el Capitolio volvió a ver banderas confederadas ondeando los cielos. En su interior hubo gente fumando cigarrillos y marihuana.

En la Cripta del Capitolio, «la gente caminaba tomando fotografías de las estatuas y de ellos mismos con sus teléfonos. Un hombre tenía un palo para selfies, como un turista en un país extranjero. Una mujer con jeans holgados y una chaqueta azul acolchada gritaba cánticos por un megáfono, mientras un hombre con una playera negra que decía ‘Hoy no liberal’ corría alrededor de las columnas centrales en lo que parecía una vuelta frenética de la victoria”, abunda el texto de Tavernise y Rosenberg.

Entre los personajes célebres de la turba que tomó el Congreso estadounidense estuvieron Jake Angeli, Nick Ochs y Chris Hood. El primero, un fanático de las teorías conspiradoras de QAnon que aseguran que Donald Trump es el elegido para salvar a Estados Unidos de burócratas del “Estado profundo” y de demócratas pedófilos y adoradores de Satanás. El segundo, un miembro del colectivo «Murder the Media” que está en contra de las manipulaciones y del control que ejercen los medios de comunicación. Y el tercero, un célebre neonazi del Club Nacionalsocialista estadounidense.

De acuerdo con el trabajo periodístico del New York Times, integrantes de la turba que ingresaron al Capitolio «expresaron la sensación de que algo sucedería, algo que era más grande que ellos. Nadie podría decir qué sería exactamente. Antes de que el Capitolio fuera asaltado, algunos insinuaban sombríamente la violencia y la inminente amenaza de una guerra civil. Pero cuando se les presionó a decir lo que eso podría significar, tendieron a objetar, diciendo simplemente que si eran llamados, servirían a su lado [el de Donald Trump] en un conflicto”.

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Partidarios de Trump reunidos afuera del Capitolio. Foto: Manuel Balce Ceneta, AP.
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Seguidores del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tratan de desmontar una barrera policial, el 6 de enero de 2021, en el Capitolio, en Washington. Foto: Julio Cortez, AP.
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Simpatizantes del Presidente Donald Trump escalan un muro del Capitolio federal, el miércoles 6 de enero de 2021, en Washington. Foto: José Luis Magana, AP.

EL PRIVILEGIO BLANCO EN EU

Las agencias de noticias AP y EFE calificaron la toma del Capitolio como un ejemplo de desigualdad racial y el alcance del privilegio blanco en Estados Unidos.

«Dos escenas han marcado Washington en el último año: una multitud dispersada con gases lacrimógenos en una plaza pública y una turba que tuvo vía libre para entrar y vandalizar el Capitolio. El contraste entre ambos episodios ha revelado el alcance del privilegio blanco en Estados Unidos, siete meses después del estallido social contra el racismo en el país», comparó la periodista de EFE Lucía Leal.

Las escenas que se observaron el pasado 6 de enero en el Capitolio dieron la vuelta al mundo, mientras políticos, artistas, deportistas, líderes y medios no podían creerse que ese episodio hubiera ocurrido en Estados Unidos, el «país de la libertad, el referente de la democracia».

«Hemos sido testigos de dos sistemas de justicia: uno que ha permitido a extremistas invadir el Capitolio, y otro que disparó gases lacrimógenos contra manifestantes pacíficos el verano pasado. Es simplemente inaceptable», escribió el jueves la vicepresidenta electa de Estados, Kamala Harris, en su cuenta de Twitter.

También el Presidente electo, Joe Biden, criticó el «doble rasero» de la respuesta policial a ambos incidentes y opinó que se habría tratado «de forma muy diferente» a los invasores si, en vez de seguidores blancos de Trump, hubieran sido «manifestantes del movimiento ‘Black Lives Matter'» («Las vidas negras importan»).

La diferencia no estuvo solo en el tamaño del dispositivo de seguridad que enfrentó ambas situaciones, sino en la conducta de muchos policías, que permitieron salir del Capitolio a los intrusos sin arrestarles, les dieron indicaciones de cómo llegar a un despacho y hasta se hicieron un selfi con ellos.

«El privilegio blanco quedó expuesto en el Capitolio de Estados Unidos», opinó para la agencia EFE el profesor Ibram X. Kendi, director del centro de investigación antirracista en la Universidad de Boston. «Quienes estudiamos la historia del terrorismo blanco a nivel nacional sabemos que, una y otra vez, quienes perpetran este tipo de terrorismo simplemente no pagan por ello (…). La pregunta es si ocurrirá esta vez», añadió en declaraciones a la cadena PBS.

Uno de los seguidores de Trump se paseó a sus anchas por el Congreso con una enorme bandera confederada, el emblema del bando que defendió la esclavitud de los afroamericanos durante la Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865).

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Simpatizantes del presidente Donald Trump se reúnen afuera del Capitolio federal, el miércoles 6 de enero de 2021, en Washington. Foto: John Minchillo, AP.

«Esto (el asalto al Capitolio) es Estados Unidos. Esto siempre ha sido Estados Unidos. Si esto no fuera Estados Unidos, este intento de golpe no habría ocurrido. Es hora de que afrontemos esta fea verdad, dejemos que cale hasta el tuétano de nuestros huesos, dejemos que nos mueva a la acción», recalcó la escritora negra Roxane Gay en una columna en el diario The New York Times.

La agencia estadounidense AP también comparó el asaltó al Capitolio y lo sucedido en las protestas de Black Lives Matter en el 2020, donde hubo un «despliegue de cantidades de policías y soldados en decenas de ciudades. Uso de dispersadores químicos. Balas de goma y combate cuerpo a cuerpo con manifestantes mayormente pacíficos y algunos vándalos y saqueadores. Más de 14 mil arrestos».

En cambio, en la toma del Capitolio hubo pocas docenas de detenidos. «Varias armas confiscadas, hallazgo de explosivos improvisados. Los participantes de una turba que tomó por asalto el Congreso son dispersados escoltados por las fuerzas de seguridad. Algunos ni siquiera son esposados», describió el periodista Aaron Morrison.

Rashad Robinson, presidente de Color of Change (El color del cambio), la plataforma digital promotora de la justicia racial más grande del país, dijo a la AP que estos episodios “son un claro ejemplo de cómo funciona el racismo en este país y de las distintas reglas que hay según tu raza”.

La toma del Congreso no fue el único incidente del miércoles, señaló AP. Supuestos partidarios de Trump habrían alterado el orden en legislaturas de todo el país, incluidas las de Georgia, Nuevo México y Ohio.

«No es la primera vez que la desigual respuesta de la policía a este tipo de acciones genera malestar y críticas. En mayo del año pasado, un gran grupo de personas mayormente blancas armadas con rifles tomó por asalto el edificio de la Legislatura de Michigan en Lansing para protestar las restricciones que impuso la gobernadora estatal para contener el coronavirus. Hubo pocos arrestos y casi ninguna condena de la Casa Blanca», mencionó AP.

Efrén Flores
Es politólogo por la UNAM. En SinEmbargo se ha especializado en el análisis de datos. Su investigación periodística es multitemática, pero sobre todo enfocada en temas políticos y económicos.
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