Trabajadores del Metro, inactivo estos días por un incendio en el centro de control, acusan descuentos de estímulos, retiro de servicios médicos, jornadas extras y reajustes de turno por personal vulnerable en resguardo durante la pandemia. Acusan que con la dirección de Florencia Serranía sus condiciones laborales se han agravado.
Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo).– Un trabajador del Sistema Transporte Colectivo Metro reclamó a gritos durante una protesta afuera de la estación Isabela Católica que no les interesaba la salud del trabajador, por lo que ya estaban hartos de descuentos a sus estímulos y el retiro de servicios médicos.
"Esa gente se tiene que ir. Ya basta, compañeros. Que se vayan mucho a la chingada. Ya estamos hasta la madre de cómo nos están tratando. Si el Metro está funcionando es gracias a nosotros, no por esta bola de rateros nefastos", dijo afuera de las oficinas del Director de Administración de Personal Abraham Marciano Toribio, en la estación Isabela Católica de la Línea 1. "Muchos compañeros fallecen por Covid y no les dan la atención, los mandan a su casa a morir", gritó.
Hasta la fecha, se han manifestado al menos cuatro veces, sin que la totalidad de sus peticiones sean resueltas. Días después de la última protesta, el edificio del Puesto Central de Control I en el Centro Histórico registró un incendio, lo que causó la muerte de una policía e intoxicación de trabajadores que quedaron atrapados en la azotea durante la mañana del sábado. La Fiscalía local abrió una carpeta de investigación para determinar las causas del incidente en el centro inaugurado desde 1969. La falta de servicio en la mitad del servicio ha causado caos en los traslados de miles pese a las alternativas planteadas por la Secretaría de Movilidad (Semovi).
Trabajadores del Metro de la Ciudad de México, que hasta antes del suceso ha ofrecido a diario servicio a cinco millones de usuarios del Valle de México aun en pandemia, exigen mejora en sus condiciones laborales. Han colocado carteles pegados en estaciones con leyendas como "¿A ti te gustaría trabajar sin cobrar? A nosotros tampoco", "En pandemia seguimos trabajando sin servicio médico ni medicamentos" y "Si no hay solución, se para la conducción".
Aunque habían advertido sobre un paro laboral para este lunes 11 de enero, el pasado cinco de enero el sindicato mayoritario comunicó que se había llegado al acuerdo de que regresará el servicio médico, pero solo del sanatorio Durango al menos durante enero, por lo que cancelaron "la táctica de lucha". También deben recibir el derecho a la salud de clínicas e institutos públicos, pero las citas y operaciones se han cancelado, solo atienden en urgencias y ellos deben comprar las medicinas.
Bajo el argumento de la "falta de presupuesto" por la reducción de usuarios por el Semáforo Rojo en abril pasado y ahora en diciembre, el sistema dirigido por Florencia Serranía (2018-actual) les ha descontado estímulos-prestaciones, les retiró desde el año pasado sus servicios médicos, ha ajustado los horarios y estaciones de trabajo a las taquilleras, y ha descuidado la higiene de los baños y casilleros del personal y siguen las plagas de cucarachas y ratas en las taquillas. A algunos trabajadores o jubilados recientes incluso les tienen retenido salarios desde 2019, antes de la pandemia.
"Lo que más nos ha pegado y más nos importa son todos los descuentos de los que hemos sido víctimas. Esta quincena nos quitaron tres estímulos, incluyendo por asistencia y puntualidad. No estamos pidiendo aumento salarial por el trabajo extra, sino que nos paguen. Si uno tiene una gripe o tiene que continuar con su diálisis, no nos atienden y nos mandan a confinamiento sin incapacidad y sin medicamento", dijo la taquillera Claudia, quien lleva 31 años trabajando en el Metro. "Hemos tenido que hacer nuestro mejor esfuerzo en esta pandemia, porque tenemos miedo de contagio. Nos sanitizan la taquilla cada 15 días si lo solicitamos y a veces no hay gel. A diario reportamos que hay plaga de pulgas, cucarachas o ratas y no nos hacen caso".
Ella atendía en la estación Indios Verdes, pero fue trasladada a la estación Guerrero de la Línea 3. Ahora en Indios Verdes, la más transitada del Metro, solo hay una trabajadora en cada taquilla. Otras compañeras fueron cambiadas de turno "por falta de personal", ya que los empleados adultos mayores o con enfermedades crónico-degenerativas fueron resguardados por la pandemia, lo que ha generado trabajo doble y ajustes de turno. El primer turno es de 4:50 de la mañana a 11:35 de la mañana, por lo que el transporte de la empresa las recoge alrededor de las dos de la mañana. Le sigue el de 11:35-6:30pm y 6:35pm-12:30 de la noche.
Por los baños de personal descompuestos y sucios (el de las estaciones La Raza y Potrero estuvieron descompuestos un mes), deben trasladarse de una estación a otra provocando molestia y largas filas de usuarios que necesitan comprar boletos o recargar la tarjeta.
"Yendo rápido una se tarda como 20 minutos entre que esperas el tren, llegas, vas al baño y regresas. Llegamos a abrir la taquilla, después de haber salido a hacer nuestras necesidades, y los usuarios nos insultan. A veces preferimos evitar tomar agua en nuestro turno de seis horas y media para evitarnos insultos", expuso Claudia. "Nosotras que somos la cara del sistema estamos con miedo y estrés, lo que se suma a que la gente también está estresada".
La taquillera considera que se ha agravado el problema con la administración de Serranía, quien ya había dirigido el Metro en 2004-2006, cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (2000-2005). "La Directora nos ha estado dando con palo con los descuentos", afirmó.
Yadira, también taquillera afiliada al Sindicato Democrático Independiente de Trabajadores del Metro, lamentó más el retiro del servicio médico. "No hay que dejar de lado a los enfermos crónico-degenerativos como diabéticos, hipertensos o con cáncer", dijo. "Las diálisis las habían cancelado y hay muchos afectados. Eso genera gastos excesivos y a parte con los descuentos salariales".
Además, acusó que las jornadas dobles por la falta de personal no son voluntarias. "La empresa obliga mínimo a quedarte tres horas y encima no te lo pagan". Se dice desilusionada del cambio de administración. "Pensamos que iba a venir a cambiar estos vicios, pero ahora están peor que antes. La Directora ya viene de años anteriores; se ha discriminado al trabajador que es de otra organización sindical", afirmó.
A su compañero sindical Fernando, sin estar dado de baja y aún con crédito de vivienda, le han retenido el sueldo desde enero de 2020, antes de la llegada del coronavirus a México. Es representante del sindicato disidente desde 2018 y técnico en mantenimiento.
"He metido documentos tanto a Dirección general como a la Jefatura de Gobierno para que me expliquen qué es lo que está pasando. Pero responden que debo verlo en otras instancias", dijo. Para cubrir el hueco de un año sin salario, ha recurrido a sus ahorros, trabajos temporales y apoyo de sus compañeros laborales. "Esta administración ha sido de las peores. Pensábamos que iba a cambiar el asunto, pero fue peor porque bajaron las prestaciones".