Todas las obras de Wilson tienen presente la apesadumbrada belleza del blues, pero Ma Rainey está empapada en ella. En un caluroso día de verano, una banda se reúne en un estudio de grabación propiedad de blancos para grabar un nuevo disco con Ma Rainey (Davis), la pionera “Madre del Blues” y una mujer sin reservas liberada del sur.
NUEVA YORK, 18 de diciembre (AP) — Como a muchos de los involucrados en la realización de Ma Rainey’s Black Bottom, a Viola Davis le cuesta encontrar las palabras para resumir lo que el dramaturgo August Wilson significa para ella. “Todo”, dice.
El primer papel de Davis en el teatro fue en Joe Turner’s Come and Gone de Wilson. Su debut en Broadway fue en la obra Seven Guitars y ganó un premio Tony por King Hedley II. Luego de interpretar a Rose en Broadway en una puesta de Fences de Wilson, repitió el papel en la película homónima de Denzel Washington de 2016 y fue galardonada con un Óscar. Más que nada, como estudiante de actuación, halló una nueva luz en Wilson, considerado uno de los grandes dramaturgos junto a Arthur Miller, Eugene O’Neill, Shakespeare.
“Una siempre trata de encajar en estos papeles, de hacer que alguien más te vea en estos papeles, transformándote -- en tu cabeza -- en una mujer blanca”, dice Davis. “Con August no tenía que hacer eso. Estos papeles son una parte muy importante de mi vida. No es tratar de hacer que un cuadrado encaje en un hoyo circular; es algo que absolutamente me habla, que no tengo que luchar para encarnar. Sigue conllevando un enorme trabajo y destreza, pero no siento que tengo que cambiar el lienzo de quién soy. Él es nuestro dramaturgo. Nos pertenece”.
Ma Rainey’s Black Bottom, dirigida por George C. Wolfe y que se estrena el viernes en Netflix, es la segunda adaptación
cinematográfica de una obra de Wilson en un proyecto ambicioso liderado por Denzel Washington. Tras Fences y Ma Rainey, planea seguir adaptando la conocida Century Cycle de Wilson, una serie de 10 obras que abarcan cada década del siglo XX. (The Piano Lesson, de los años 30, tendrá a Barry Jenkins como director y a John David Washington y Samuel L. Jackson como protagonistas).
“Estas películas llegarán a una audiencia mucho más amplia. Mucha más gente conocerá el nombre de August Wilson y de qué se trata su trabajo”, dice Constanza Romero, la viuda de Wilson y albacea de su patrimonio. “Ellas hablan, desafortunadamente, del sufrimiento de los afroestadounidenses de hoy”.
Ma Rainey’s Black Bottom es singular en la Century Cycle. Ubicada en Chicago en 1927, es la única que transcurre fuera de Pittsburgh. Todas las obras de Wilson tienen presente la apesadumbrada belleza del blues, pero Ma Rainey está empapada en ella. En un caluroso día de verano, una banda se reúne en un estudio de grabación propiedad de blancos para grabar un nuevo disco con Ma Rainey (Davis), la pionera “Madre del Blues” y una mujer sin reservas liberada del sur. Rainey era abiertamente bisexual y orgullosamente rebelde pese a la segregación racial de la época.
“Yo, en mi vida, tiendo a ser más tímida, más vergonzosa, probablemente más ansiosa”, dice Davis. “Ella es todo lo que yo no soy. No es alguien que sienta que deba prostituirse para trabajar. Sabe lo que vale. Sabe exactamente por qué vale. No tiene arrepentimientos sobre su sexualidad. Así que cuando asumí el papel, sentí que mis caderas se agitaban más. Hasta sentí que caminaba mejor en tacones como Ma Rainey que como Viola”.
Pese al título, el personaje principal y fundamental es el de Levee (Chadwick Boseman, en su última actuación), un ambicioso trompetista con una visión más moderna para la música de Rainey y grandes sueños de hacerse un nombre por sí mismo. Boseman lo encarna como una figura dolorosamente trágica, un hombre asediado por los traumas de la esclavitud que intenta trazarse un mejor futuro. En ese sentido, representa las luchas de hace 100 años y también las de hoy.
“Una de las únicas cosas que yo dije fue: es la historia de Levee. Creo que el producto final muestra eso”, dice Romero. “Creo que es algo que August habría dicho”.
Un número de obras de Wilson estaban sobre la mesa, pero Washington eligió Ma Rainey por su naturaleza relativamente condensada (transcurre mayormente en un puñado de interiores) y por el atractivo de tener a Davis y Boseman. Washington invitó a su director de “The Iceman Cometh”, el veterano de Broadway George C. Wolfe, para dirigir la cinta, y al antiguo intérprete de Wilson Ruben Santiago-Hudson para que escribiera el guion. Preservar la poesía y el ritmo de los diálogos de Wilson era fundamental.
“Langston Hughes escribió un libro titulado ‘The Ways of White Folks’ (‘Las formas de la gente blanca’). August Wilson escribió 10 obras sobre las formas de la gente negra”, dice Santiago-Hudson. “Es nuestro comportamiento específico y auténtico en respuesta a la herida infligida por Estados Unidos lo que hace que su obra sea tan hermosa y brillante. Es siempre una celebración... Miren por lo que pasé, y aquí estoy para contar una historia”.
Así como Ma Rainey fue guiada por la reverencia a Wilson, quien murió en 2005, Wolfe no quería abrumar la narrativa con un sentimiento de fascinación. Para ahondar en el lenguaje y en los personajes, fijó un periodo de ensayos de dos semanas.
“Quería, a falta de una mejor palabra, borrar a August Wilson y dejar sólo a sus personajes. Así que es Levee hablando. Es Cutler y es Slow Drag y es Ma Rainey hablando”, dice Wolfe. “Cuando trabajo con actores, hago muchas preguntas. No porque busque realmente respuestas sino porque a través del proceso de hablar y desafiar las ideas preconcebidas, instigo un proceso de cuestionamiento que lleva a descubrimientos”.
Lo que consiguió fueron dos de las actuaciones más aclamadas del año. Se espera ampliamente que Davis y Boseman reciban nominaciones al Oscar. Para Davis, Ma no es un personaje del que quiera desprenderse o dejar de admirar.
“Mi diálogo favorito suyo es: ‘Ma oye con el corazón. Ma oye la voz en su interior. Eso es lo único que cuenta para Ma’”, dice Davis. “Es decir, hacer eso le toma toda una vida a la mayoría de la gente”.
La película está dedicada a Boseman, quien murió en agosto de cáncer de colon a los 43 años. Ninguno de sus compañeros del filme, que se rodó el año pasado en Pittsburgh, sabía que estaba enfermo. Eso sólo amplió la admiración de todos por una actuación que Davis calificó de “transcendente”.
“Él no está jugando con el personaje de Levee, le da absolutamente su 150 por ciento”, dice Romero. “Creo que hay algo en August que saca lo mejor de todos”.
A Romero le gusta llamar a los actores, directores, guionistas y cineastas que vuelven una y otra vez a las obras de su esposo “Guerreros Wilsonianos”. Pensó que Boseman se mantendría como uno de ellos. En 2013, el actor escribió de manera conmovedora sobre cómo conoció a Wilson y cómo sus obras lo cambiaron por siempre, lo ayudaron a “encontrar mi canción”, escribió Boseman citando la obra “Joe Turner’s Come and Gone”.
Para los llamados Guerreos Wilsonianos aún entre nosotros — un ejército que sólo se multiplica — “Ma Rainey’s Black Bottom” no representa un final sino una continuación de un viaje para toda la vida. Santiago-Hudson, amigo de Wilson cuando éste estaba vivo, ha dirigido o actuado en cada una de sus obras, y aún no termina.
“Quiero mantener mi relación con este trabajo, con mi amigo August”, dice, “hasta que yo muera”.