Las drogas, una adicción que también persiguió la carrera de su padre, Julio César Chávez, llegaron a la vida del oriundo de Culiacán a los 23 años cuando su carrera empezaba a despegar.
Por Rodrigo Corona
México, 25 nov (EFE).- En su búsqueda por ser feliz todo el tiempo para huir de la depresión, el excampeón mundial peso mediano de boxeo, Julio César Chávez Jr., se adentró en un hoyo, la adicción a la cocaína y al alcohol, el mayor arrepentimiento de su vida.
"De lo único que me arrepiento en mi vida fue de tener una adicción, de haberme desenfocado; es lo único que me da coraje, todo lo demás no. Uno quiere estar bien, hacer las cosas para disfrutar, pero no se puede ser feliz todo el tiempo", dijo este miércoles a Efe.
Las drogas, una adicción que también persiguió la carrera de su padre, Julio César Chávez, llegaron a la vida del oriundo de Culiacán a los 23 años cuando su carrera empezaba a despegar.
Junto a su despunte como profesional y bajo la sombra de la carrera de su padre, considerado el mejor boxeador mexicano de la historia, el junior cobró fama y en el país lo vieron como la nueva estrella del pugilismo, con ello llegaron a su vida amistades falsas y acuerdos con promotores que, según cree, complicaron su vida.
"En un momento todos me seguían la onda porque estaba en mi mejor momento, todos estaban contentos, pero llegó el tiempo que no me seguían la onda porque la gente se aburría. Para salir fue una lucha conmigo", añadió el boxeador de 34 años.
Tras dejar las drogas, su padre inauguró clínicas en Tijuana y Culiacán en las que personas con adicciones acuden para rehabilitarse y ahí fue donde "Julito" inició un proceso para declararse "una persona más sobria".
Aunque reconoció el apoyo de Julio César Chávez, el hijo de la leyenda aseguró que salir de ese oscuro túnel dependió de él porque aceptó que no podía continuar así por su familia y debía recuperar su credibilidad como persona.
A pesar de que de sus últimos tres combate sólo ha ganado uno, el junior reveló encontrarse en uno de sus mejores momentos como profesional ya que este viernes ante el ecuatoriano Jeyson Minda, un rival conseguido de último momento, firmara su segundo año consecutivo con dos combates.
Sin embargo la polémica, algo que siempre ha estado en su carrera, lo ha acompañado en sus últimos dos descalabros.
Su derrota ante el estadounidense Daniel Jacobs en diciembre pasado se dio en cinco rounds porque abandonó la pelea al argumentar una lesión y ante Mario Cazares, un pugilista que tenía solo 11 peleas como profesional, cayó en septiembre de este año por decisión técnica después de presentar un corte en el párpado izquierdo.
Chávez Jr. cree que a su alrededor hay amarillismo por parte de los medios y por ello cada vez que se sube al cuadrilátero lo quieren retirar, pero él tiene claro que no tiene nada qué demostrar en su carrera.
"Tengo 57 peleas en las que probé que puedo pelear, el día que no lo consiga será un ring el que lo dirá, no la prensa. Estoy contento y después de esta pelea quiero enfrentar a los mejores rivales, incluido el 'Canelo' (Saúl Álvarez) que siempre me ha tenido miedo", concluyó.