En los últimos meses, Laura McConnell ha vivido en el sótano terminado de su casa en Kansas City, Estados Unidos, lejos de su esposo y su hijastro en el piso de arriba. ¿El motivo? Su pareja cree que la COVID-19 no existe. Como su historia hay miles, tal vez millones.
Ciudad de México, 22 de noviembre (EFE/Xinhua/SinEmbargo).- En el lecho de muerte, hay personas que siguen negando la existencia del SARS-CoV-2, virus que provoca la enfermedad COVID-19. Ejemplos cunden en el mundo.
Son distintos los niveles de negacionismo. Están los que creen que el virus se creó de manera deliberada. También hay personas que aseguran que no ha matado a tantos. Por último los que piensan que todo es parte de una conspiración global y que nada puede pasarles.
Lo cierto es que los casos globales de COVID-19 ascendieron a más de 58 millones, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Proyecto de Globalismo de YouGov-Cambridge, en colaboración con The Guardian, realizó una encuesta a aproximadamente 26 mil personas en 25 países diseñada. Ahí se halló un escepticismo generalizado y preocupante sobre los temas relacionados a la COVID-19. En Nigeria, por ejemplo, 60 por ciento de los encuestados creía que el virus fue liberado a propósito.
Otro ejemplo, es un estudio de la Royal Society Open Science de Gran Bretaña, que indicó hace un mes que el 33 por ciento de los mexicanos considera “muy factible” que el coronavirus se haya creado en un laboratorio de Wuhan, China, y “no cree” que haya surgido de manera natural.
El confinamiento, el cubrebocas y el distanciamiento social, prácticas extendidas en países de la región, se han aplicado de forma muy dispar en México, donde parte de la ciudadanía sigue escéptica al coronavirus, aunque ya superó las 100 mil muertes y el millón de casos.
Medios del mundo han ya documentado casos específicos de personas que tuvieron contacto con los negacionistas.
NO ES REAL, DICEN
La desconfianza del pueblo estadounidense en el Gobierno y su profunda convicción de que los desastres son cosas que les suceden solamente a otros han resultado en la situación actual del país en medio de la pandemia, según un artículo de opinión publicado recientemente por la revista estadounidense Foreign Policy.
El artículo, titulado "Por qué Estados Unidos no puede derrotar al coronavirus", señaló que "para muchos estadounidenses, los desastres son cosas que les suceden a otras personas, nunca a ellos mismos".
Subrayó que desde el estallido de la epidemia, muchos estadounidenses tienen la creencia de que "esto realmente no puede estar pasando", una negación de la realidad.
Apoyándose en el testimonio que la enfermera Jodi Doering le dio a CNN desde Dakota del Sur, el artículo remarcó que "la gente todavía está buscando algo más, y quieren una respuesta mágica, y no quieren creer que la COVID es real... Sus últimas palabras antes de morir son, 'esto no puede estar sucediendo. No es real'".
Algo parecido a lo dicho por Jodi Doering a la CNN le pasa a Laura McConnell, quien desde marzo ha estado viviendo en el sótano terminado de su casa en Kansas City, lejos de su esposo y su hijastro en el piso de arriba. ¿El motivo? Su pareja cree que la COVID-19 no existe.
“Estoy casada con alguien que no cree que debamos llevar máscaras o distanciarnos socialmente, ni tomar precauciones. Muy frustrante ”, dijo McConnell a The Kasas City Star. "Entiendo. Yo también estoy harta de eso. Estoy harta de llevar una máscara. Quiero volver a la normalidad", agregó.
Eli Saslow cuenta en el periódico The Washington Post que se contrataron 10 rastreadores de contactos para seguir la propagación, a partir de agosto, pero el problema real con el que seguimos encontrándonos es la cooperación comunitaria. Llamamos a todos los que han tenido una prueba positiva y les decimos: "Hola, este es su departamento de salud local. Estamos tratando de interrumpir la transmisión de enfermedades y nos encantaría su ayuda ".
No es nada nuevo. Hacemos lo mismo con el sarampión, las paperas y las enfermedades transmitidas por garrapatas, y diría que el 99 por ciento de las veces antes del COVID, la gente era receptiva. Querían detener un brote, pero ahora todo está politizado. Cada vez que abres el teléfono, esperas que no te insulten, agrega.
Probablemente la mitad de las personas a las que llamamos son escépticas o combativas. Se niegan a hablar. Niegan sus propios resultados positivos en las pruebas. Cuelgan. Dicen que van a contratar a un abogado. Te dan personas falsas con las que han pasado tiempo y números falsos. Mienten y te dicen que están en cuarentena solos en casa, pero luego, de fondo, puedes escuchar el pitido de un escáner en Walmart, añade.
LOS CONTAGIOS
El número de contagios en el mundo por la COVID-19 supera este lunes los 58.6 millones, mientras que el de fallecidos rebasa los 1.3 millones, según datos de la universidad de Medicina estadounidense Johns Hopkins (JHU). Los contagios en el planeta ascienden a 58 millones 666 mil 247, con Estados Unidos a la cabeza, que ya alcanza los 12 millones 247 mil 486 millones de afectados por coronavirus.
Los fallecimientos globales suman un millón 388 mil 272, en una lista que encabeza también Estados Unidos, con 256 mil 783 decesos.
Entre los países más afectados por los contagios, después de Estados Unidos, se encuentran la India, con 9.1 millones; Brasil, con 6.0; Francia, con 2.1; Rusia, con 2.0, y España con 1.5 millones. Otros cinco países superan el millón de afectados: el Reino Unido, con 1.5; Italia, con 1.4; Argentina, con 1.3; Colombia, con 1.2, y México, con 1.0.
En cuanto a fallecimientos, después de Estados Unidos, el país más afectado es Brasil con 169 mil 183; seguido de la India con 133 mil 738; México, con 101 mil 676 y el Reino Unido, con 55 mil 120 muertes. Italia continúa la relación con 49.823 decesos; Francia, con 48.807; Irán, con 44.802; España con 42.619 y Argentina, con 37.002 y Rusia, con 35.838, según la Universidad Hopkins.