En estos últimos meses, y a raíz de la ilegal asociación del gobernador con la pandilla de la Alianza Federalista, se ha vuelto una constante sobre la mesa de discusión la exigencia de modificar el convenio fiscal de distribución de recursos federales a las entidades.

La redacción de la exigencia es un engaño que pretende manipular no al Gobierno federal, sino a la ciudadanía de cada uno de los estados involucrados, porque textualmente se reclama que la federación entregue más recursos para los chihuahuenses y argumenta que enviamos al centro del país, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, una mayor cantidad, mediante los impuestos que se recaudan en el territorio, de la que recibimos.

Sin entrar en muchos detalles acerca de las fuentes de estos recursos, lo cierto es que la exigencia es falsa, Corral no está pidiendo más para los chihuahuenses sino para el presupuesto del Gobierno del Estado, que no es lo mismo ni es igual, y al no ser claro en el planteamiento se advierte una estrategia de manipulación.

Los recursos para el presupuesto del Estado no se convierten necesariamente en recursos para los chihuahuenses porque una enorme cantidad se agota en el pago de la burocracia gubernamental y los burócratas estatales siguen siendo contratados bajo criterios de favoritismo clientelar, nepotismo y demás vicios, además, mucha de la burocracia estatal es despótica y frecuentemente abusadora, sobre todo en el área de Seguridad Pública, contra los chihuahuenses. En este sentido, no quieren más recursos para apoyar a los chihuahuenses, sino para maltratarlos.

El Gobierno tampoco se atreve a explicar que, de cada peso del presupuesto, 85 centavos provienen de la federación y sólo 15 centavos son recaudados por el Estado; son parásitos que viven fundamentalmente de los recursos que les canaliza la federación.

Las actividades políticas que más desgastan a un Gobierno son la recaudación de impuestos, el establecimiento de juicios penales por defraudación fiscal y la persecución de aquellos que los evaden a través de empresas falsas y toda una serie de trampas y marañas, y cuando se obliga al contribuyente, de una manera u otra, a pagarlos, los que tienen que apoquinar se enfurecen y quien hace las tareas de recaudarlos aparece como adversario del ciudadano que ya ganó su dinero.

Los gobernadores de la Alianza Federalista son mentirosos, pero no tontos, ellos quieren que el sistema de recaudación siga con los costos políticos a cargo de la federación y con los beneficios para ellos; es falso, absolutamente falso, que el dinero que traslada la federación al Estado sea para los chihuahuenses, es para los negocios que pueda hacer el Gobierno, y ahora que se acercan las elecciones su necesidad es desesperante e histérica, porque necesita recursos para apoyar a sus candidatos oficiales, como lo ha hecho antes.

Es manipulación y chantaje la exigencia berrinchuda de estos que buscan dinero para administrarlo en la elección y que no tuvieron el valor suficiente para fijar impuestos estatales y obtener recursos propios para el gasto de su burocracia porque no querían desgastarse políticamente.

En otras palabras, a la Alianza Federalista (incluido Corral) le gusta mamar y dar toques.

Gustavo De la Rosa

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Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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