Cosas que no hacemos, del cineasta Bruno Santamaría, llega al Festival Internacional de Cine de Los Cabos para su transmisión la noche de este jueves a las 20:00 horas a través de la página www.cabosfilmfestival.com y de forma totalmente gratuita.
El documental llega después de un exitoso recorrido en festivales internacionales y con un estreno nacional en el FIC de Guanajuato.
Ciudad de México, 11 de noviembre (SinEmbargo).– ¿Cuáles son las cosas que no hacemos?, ¿cuáles son las que no decimos?, ¿por qué no las hacemos o atrevemos a decir? Bruno Santamaría reflexiona sobre ello, la madurez y la romantización del «salir del clóset» en su último documental que ahora llega al Festival Internacional de Cine de Los Cabos.
Cosas que no hacemos es un viaje hasta la comunidad de El Roblito, en el estado de Nayarit. Un pueblo habitado en su mayoría por niños, un dato que hasta «Santa Claus» sabe bien, por eso sobrevuela su cielo para repartir dulces. Entre todos esos menores sobresale uno: «Ñoño» (Arturo), que a sus 15 años guarda con recelo un secreto.
«La película acompaña al proceso de uno de los niños, que es uno más grande que los demás, todos los niños tienen entre 3 y 10 años, y hay uno que tiene 15 y está con ellos porque está guardando un secreto que ha retenido su crecimiento. Nosotros lo acompañamos en ese proceso de guardar el secreto hasta que decide contarlo a sus padres, a la sociedad, y entonces salir de la isla, y de alguna manera dejar de ser un niño», cuenta entrevista con SinEmbargo, el director Bruno Santamaría.
El cineasta había escuchado de este lugar, de sus paisajes, de la peculiar costumbre de un «Santa» que literalmente sobrevuela El Roblito, y estaba seguro que su siguiente filme debía hablar sobre represiones, pero no fue hasta que conoció a Arturo, y una motivación personal, que supo de qué debía tratar su documental.
«Sólo tenía claro que quería hablar de represiones y quizá estar cerca de alguien que vivía un proceso de transformación, que da un paso para ser adulto. Algún niño que crece. Eso es lo único que tenía claro».
«Una razón también muy interior tenía que ver con eso, con encontrar alguien con quien compartir lo difícil, lo fuerte o lo terrible que es guardar un secreto, y atreverse a romper con él», agrega.
Desde los 12 años, Arturo compartió a sus padres que era gay, pero fue hasta los 16 que decidió hablarles de sus deseos por identificarse como mujer. En Cosas que no hacemos, Arturo se oculta detrás de su convivencia diaria con los niños de su comunidad para no afrontar a los adultos, corre detrás de unos árboles para ponerse un vestido y observa videos de noche sobre testimonios de chicas trans en las que se ve reflejado.
El valor de hablar con sus padres para contarles su intención por empezar su transformación se convierte en una de las tomas más fuertes del documental de Santamaría, quien acompañó a la familia por tres años para poder acceder a un momento tan íntimo y en el que él mismo se reconocía. Grandes silencios y movimientos nerviosos conforman la escena.
«Pude sacar lo que yo llevaba dentro, pude sacar mi secreto, pude liberarme. Ésta es la experiencia más bonita que me llevo de este documental, poder sacar este secreto que llevaba en mi vida», dice Arturo, y también Dayanara desde Tijuana para este medio.
Dayanara, como se nombró y ahora de 18 años y viviendo en Tijuana, explica que el estar frente a la cámara lo llenó valor para confrontar a sus padres y poder liberarse del peso de un sueño que ocultaba. Cosas que no hacemos representó para ella la oportunidad de ponerse por primera vez un vestido, de maquillarse y soltar su cabello rizado.
Lo que inició como simple juego, se convirtió en algo en serio cuando se vio frente al espejo, desde ahí supo que tenía que decirlo. El acercamiento a Bruno también fue un impulso cuando lo escuchó decirle a su madre que él no había contado a sus padres sobre su pareja, y al ver que ella, desde la tranquilidad de El Roblito, le daba su apoyo, lo motivaba a revelarle su deseo.
Sabía que su madre también lo apoyaría, y así fue.
«Me cambió totalmente la vida desde eso memento. Yo dije: ya soy una persona de 16 años y tengo que empezar a madurar porque el tiempo se va, sino no lo hago ahorita ya no lo voy a hacer».
El recorrido que ha tenido Cosas que no hacemos a nivel internacional ha sido extenso y exitoso, ha pasado por grandes eventos como Hot Docs de Canadá, fue ganador del Chicago International Film Fest, y dio pasos en otros encuentros de países como Colombia, Francia, Inglaterra, Perú, Uruguay, entre otros.
Este documental habla sobre el valor de madurar y buscar la felicidad propia. Sin embargo, como recalca Santamaría, esto es apenas el empiezo de una vida de quien decide aceptar ante todos su sexualidad.
«Para mí es importante no romantizar su salida del clóset, es decir, esto que ella hizo, y que es sumamente valiente y fuerte, es el principio de un proceso de mucha responsabilidad, de muchos riesgos, de muchos peligros, porque las cosas no están resueltas en ningún sentido. Insisto, es un retrato a mi parecer muy amoroso, muy respetuoso, pero pretende dejar pensando ‘¿ahora qué va pasar?’, es decir, las cosas no van a ser tan sencillas por el hecho de haber hecho este gesto tan valiente de pedirle permiso a sus padres. Esa sensación me gustaría que quedara en la película. Una alegría, una emoción por ver a Arturo tan valiente, pero también con una preocupación por cómo están las cosas, no están resueltas, y cómo después de eso salir a la calle a pedir trabajo y vestido de mujer implica mucha dificultad eso creo es la emoción más fuerte».
Dayanara dejó atrás la isla y buscó en Tijuana una vida alejada de los rechazos de una comunidad y gente cercana a ella. Ahora trabaja en una maquiladora en la frontera, pero debe volver a ser Arturo para laborar, aunque allá la gente que la trata la reconoce como mujer. Ella tiene esperanzas en el futuro, quiere pagarse un curso de maquillaje, tomar un tratamiento hormonal y encontrar una pareja, pero mientras eso sucede disfruta de su nuevo hogar.
En México, el documental tuvo su estreno presencial en el FIC de Guanajuato y ahora llega para su estreno online en el Festival de Cine de Los Cabos este jueves a las 20:00 horas por cabosfilmfestival.com y de forma totalmente gratuita.
«Espero que través de esto se armaran de valor y pudieran hacer lo que siempre han querido. Poder transmitir lo que yo viví a otras personas, y decir que que nada es imposible y que todo puede ser posible con dedicación, con amor, con valentía. Que más personas se motiven a hacer lo que quieran con su vida y no depender del ‘qué dirá la gente’. Eso es que yo quisiera que pasara», culmina Dayanara.