Ernesto Hernández Norzagaray
31/10/2020 - 12:05 am
¿Quién apagará el fuego?
Entonces, la decisión de centralizar el dinero escaso está reforzando este movimiento federalista que no nuevo incluso ha estado en los programas electorales del PRI y el PAN, pero se queda en eso, en papel y discursos, porque llegado el momento del ejercicio del poder presidencial y al tener la mayoría absoluta en Poder Legislativo, no significa un rediseño constitucional y reglamentario que eleve los ingresos de los estados que más aportan a la federación.
La sintonía que hay entre diez gobernadores del norte, centro y sur del país que pertenecen al PAN, PRI, PRD y MC en torno a un nuevo federalismo, a un nuevo pacto fiscal entre estados y federación, busca poner, de nuevo, en el centro de la discusión nacional un reparto más equitativo de las contribuciones de cada una de las entidades a la hacienda pública o, en su caso, nos dicen estos ejecutivos, movilizaran a su población a través de consultas públicas sobre mantenerse en el pacto de la federación.
Esta sintonía no hay que verla sólo como un recurso coyuntural para ganar votos en las próximas elecciones porque el fiscal es un tema muy sensible en los estados que hacen una mayor contribución a las finanzas nacionales. Y su verdadera dimensión la veremos, cuando se dejen sentir los efectos sociales de la reducción de las participaciones federales en los estados, en un año que se pronostica complicado por la pandemia y la caída de ingresos de la federación, los estados y los municipios.
Es previsible, vamos está cantado, que en el Presupuesto de Egresos de 2021 vengan recortes para todos los estados y eso significa menos circulante y contracción del consumo. Y al contraer el consumo se contraen los ingresos de los estados y municipios. Ciertamente hay que cuidar el dinero escaso y evitar que se lo lleven las redes de corrupción que todavía persisten en todo el país. Incluso, cuando alcanzó hasta el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado que demostró que el ladrón sigue en casa haciendo de las suyas y provocó la renuncia de su titular, el prestigiado académico Jaime Cárdenas.
Entonces, la decisión de centralizar el dinero escaso está reforzando este movimiento federalista que no nuevo incluso ha estado en los programas electorales del PRI y el PAN, pero se queda en eso, en papel y discursos, porque llegado el momento del ejercicio del poder presidencial y al tener la mayoría absoluta en Poder Legislativo, no significa un rediseño constitucional y reglamentario que eleve los ingresos de los estados que más aportan a la federación.
Y bien lo dice Arturo Herrera, el Secretario de Hacienda, la ley vigente es la que aprobó la mayoría calderonista en 2007, y hoy los panistas, quieren echar abajo por “abusiva”.
Ahora bien, en el supuesto que hubiera consenso para modificar el diseño constitucional, éste provocaría un problema mayor que seguramente lo vio venir Calderón cuando la impulsó con su mayoría legislativa. No el de la corrupción galopante que en sí es un problema, sino el dinero que adicionalmente se le devolvería a los “estados ricos” provendría de los “estados pobres” y eso podría producir otro tipo de problemas sociales y políticos.
Ya lo hemos visto con los estallidos sociales venidos desde la desesperación que trae la pobreza. Y eso, quiero pensar, es lo que explica la reticencia para hacer un federalismo más ajustado a las participaciones de los estados a la federación.
Pero, igual, al no haber diálogo entre la federación y los estados, no hay márgenes para construir acuerdos y eso está provocando la polarización que estamos presenciando. Y, sin duda, el debate federalista se inscribe en el marco de la lucha por el poder, son las elecciones de 2021, pero también la consulta de revocación de mandato en 2022 y las elecciones presidenciales de 2024, y en esa lógica todos los adversarios quieren ganar. Y eso nos lleva sólo a un espacio de mayor tensión. Nada favorable para la negociación y el acuerdo.
Esta semana Enrique Alfaro, el Gobernador de Jalisco, ha dicho que consultara a los tapatíos sobre mantener a su estado en el pacto federal. Y al rato, lo harán otros gobernadores, y eso sin lugar a duda habrá de alimentar un nuevo tipo de odio que pensábamos que estaba sepultado en el siglo XIX, cuando el choque entre centralistas y federalistas balcanizó el país y perdimos una buena parte de nuestro territorio.
Fuera este hacia al sur con la separación de la región centroamericana con la constitución en 1824 de la República Federal de Centro América para luego seguir su propio proceso de creación de los estados nacionales, vino después la República de Yucatán (1823), que incluía además de su territorio también el de Campeche y Quintana Roo, pero en 1948, definitivamente se integra a la República federal.
Sin embargo, el movimiento separatista fue más palpable en el norte del país cuando se constituye fallidamente la República de Río Grande (1840) que comprendía los actuales territorios de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y parte del actual estado de Texas, que estaban en contra del Gobierno centralista de Anastasio Bustamante; ahí esta como ejemplo, también la exitosa República de California provocada por los colonos estadounidenses, los llamados bear flaggers, que derrotaron al débil Ejército mexicano (1846) y la República de Texas que inicio inmediatamente después de la derrota de las fuerzas virreinales para constituirse como tal en el periodo 1836-45 antes de sumarse a la unión Americana.
Se podrá decir con objetividad que no es lo mismo. Que la naturaleza del movimiento político actual es muy distinta, sin embargo, ahí tendríamos, aun con los candados constitucionales que son difíciles de romper, un problema que no teníamos hace unos días porque todavía está en el nivel del debate político, pero es un tema latente.
Jaime Villasana, un politólogo que defendió su tesis doctoral en la Universidad del País Vasco, bajo un título que adquiere hoy tintes premonitorios: Regionalismo político en México en el período 2000-2007: ¿un fenómeno que resurge?, (https://docs.google.com/file/d/0Bxgz2HjNKePyM1hlbUtlRGdWVEk/edit), explora las pulsaciones de los movimientos separatistas reales y virtuales en esta época.
Sobre los primeros nos dice, que la inmensa mayoría de los intentos fueron efímeros: “salvo dos movimientos reales que tuvieron corta vida: República de Sierra Madre y el Movimiento Separatista del Norte”, mientras, los virtuales a los que ve más intensos y continuos nos dice: “La primera página de Internet en promover un movimiento virtual secesionista data de 1997, siendo su lema principal “Nuevo León tiene derecho a su libertad”. La página dejó de existir hace al menos 10 años. Luego se crearon los foros virtuales los cuales existieron hasta 2008, año en que Facebook comenzó a fortalecerse como el espacio ideal para promover este tipo de movimientos. Fue en esos foros virtuales donde la polarización de la elección presidencial del 2006 también encontró su desahogo, principalmente de norteños manifestando su deseo de separarse del país por “culpa” de Andrés Manuel López Obrador”.
O sea, la moneda está en el aire, entre los diez gobernadores hay algunos que son impresentables y que no les auguro mucho éxito si deciden hacer la consulta en sus estados, pero hay otros que podrían lograrlo sobre todo si el discurso político busca sacudir la conciencia de que les están quitando lo que es suyo. O mejor, de aquellos son culpables de que no haya hospitales equipados suficientes, medicinas y médicos…
En fin, el tema ya está en la antesala de las próximas elecciones y augura una mayor tensión, a menos que se imponga la cordura y alguien apague el fuego antes de que llegue o lo resuelvan las urnas.
¡Al tiempo!
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