Erika Villavicencio-Ayub, especialista de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó en un comunicado que previo a la pandemia por COVID-19, hasta el 25 por ciento de los trabajadores tenía algún trastorno mental como depresión, aunque no necesariamente requerían tratamiento psiquiátrico.
México, 29 septiembre (EFE).- Uno de cada dos trabajadores podría tener una afectación mental debido al estrés laboral, que padece aproximadamente el 75 por ciento de la fuerza de trabajo en México a causa del confinamiento, aseguró este martes una especialista.
Erika Villavicencio-Ayub, especialista de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó en un comunicado que previo a la pandemia por COVID-19, hasta el 25 por ciento de los trabajadores tenía algún trastorno mental como depresión, aunque no necesariamente requerían tratamiento psiquiátrico.
Según sus estimaciones, es muy probable que esa cifra ascienda debido al aislamiento social derivado del coronavirus.
La especialista en psicología organizacional expuso que actualmente alrededor del 70 por ciento del trabajo en México se realiza en la modalidad de teletrabajo.
Villavicencio-Ayub recordó que el empleado es un ser biopsicosocial y cuando en su labor la fórmula se desequilibra y se le asignan jornadas y cargas más fuertes, el jefe o el dueño de la organización se siente con el derecho de exigir que esté conectado todo el día y todos los días, incluso los fines de semana.
"Ahí aparece el denominado tecnoestrés, derivado del uso desadaptativo de las tecnologías. Aunque depende de la situación, también podemos hablar de una tecnofatiga, cuando se está expuesto a largas horas con exceso de carga laboral", añadió.
Esto sucede porque el cerebro está acostumbrado y reacciona a estímulos que son físicos, apuntó.
Y precisó que migrar el trabajo a las plataformas digitales trae una serie de configuraciones distintas en donde el cerebro hace un esfuerzo adicional mientras se habitúa a interactuar con estas distintas expresiones de comunicación.
La especialista indicó que algunos de los síntomas de este padecimiento son compartidos con otros trastornos, aunque una de las primeras señales se manifiesta en la piel, la caída del cabello y algunas otras como la afectación del ciclo sueño-vigilia, además de presentar dificultades para conciliarlo.
Otro trastorno es el consumo excesivo de alimentos. "Hay personas a las que se les suma el exceso de conectividad con preocupaciones y angustias, depresión, miedos, y pudiera ser que los índices de estos se eleven y se acompañen con el mismo tecnoestrés", dijo.
Ante esto, la investigadora sugirió a instituciones y empresas establecer programas de contención emocional, reforzar las habilidades de los líderes que son el eje central de los equipos de trabajo en la función de facilitadores, así como proveer una cultura laboral enfocada al bienestar de la persona.
Además, dijo, es necesaria una reforma legal en materia de la Ley Federal del Trabajo, a fin de que se establezca el derecho del trabajador a desconectarse fuera de los horarios convenidos de trabajo.
La experta recomendó también empezar con el autocuidado: "es como el mensaje que nos dan al abordar un avión: colóquese la mascarilla para poder ayudar a los demás".
Subrayó que la meta es tener la menor afectación mental al finalizar la pandemia, porque el trabajo tóxico impacta en nuestro sistema inmunológico y este debe permanecer lo más fuerte posible para que ninguna otra enfermedad lo ataque.