Especialistas calculan que el 93 por ciento de las víctimas de malas cirugías estéticas son mujeres, aunque por cada cirujano reconstructivo y estético con las certificaciones adecuadas que labora actualmente en Guanajuato, hay de siete a nueve individuos usurpando la profesión.
Por Martha Silva
Ciudad de México, 1 de septiembre (PopLab).- Violeta, una madre de familia, acudió a una clínica en León, Guanajuato, a realizarse un lipoescultura. Aconsejada por una pareja de conocidos, confió ciegamente en el doctor que ofertaba el paquete estético, Francisco Pacheco García. Se puso en sus manos, y del Hospital Ramírez Guadiana, y algo salió mal, algo se complicó y se necesitó llevarla a terapia intensiva, sin embargo en dicho hospital no tenían los instrumentos necesarios y hubo que trasladarla a otra clínica. Se perdieron horas preciosas, que terminaron costándole la vida.
Dentista exitosa, madre de dos niñas, Violeta era una mujer sana de 41 años con ánimos de mejorar su cuerpo y su calidad de vida, cuando murió víctima de un fraude médico el pasado 14 de agosto.
Su caso no es raro pero sí extraordinario, porque a diferencia de muchos otros, su familia accedió a denunciar y buscar justicia, con la esperanza de que terminen las prácticas chapuceras que individuos y clínicas cometen en total impunidad, porque el silencio y la falta de denuncias sepultan la gravedad del problema.
Especialistas calculan que el 93 por ciento de las víctimas de malas cirugías estéticas son mujeres, aunque por cada cirujano reconstructivo y estético con las certificaciones adecuadas que labora actualmente en Guanajuato, hay de siete a nueve individuos usurpando la profesión: desde médicos generales, hasta personas sin ningún conocimiento médico, extranjeros, incluso, sin la capacidad de reaccionar ante cualquier complicación.
Estas personas no tienen ningún empacho en inyectar cualquier tipo de sustancia o usar instrumentos para alisar, levantar, o moldear partes sensibles del cuerpo: lo mismo unos senos turgentes, que un trasero torneado o una nariz afilada, que terminan infectándose, complicándose y poniendo en riesgo la integridad, la salud y hasta la vida de las pacientes, que por pena, terminan guardando silencio, principalmente por la culpa.
DOCTORES SIN ESCRÚPULOS
León es una de las cinco ciudades del país con mayor cantidad de cirugías plásticas, estéticas y reconstructivas, no obstante las malas prácticas están cobrando muchas víctimas en Guanajuato y en el país, principalmente por doctores que se hacen pasar por cirujanos plásticos certificados, que realizan procedimientos intrusivos, en clínicas que les rentan espacios sin las medidas preventivas adecuadas y sobre todo: sin asegurarse que los médicos sin contar con la especialidad.
El doctor Gustavo Jiménez Muñoz Ledo, presidente del Colegio de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos de Guanajuato, A.C., explicó que la actuación con dolo de estos sujetos causan que algunos implantes mamarios provoquen infecciones en la piel, que llegan al hueso mismo de la costilla, mientras que supuestos hilos usados para afilar los razgos de la nariz terminan carcomiendo la carne y dejando agujeros en la piel que dejan expuestos huesos y tejidos, mientras que algunas de las sustancias que inyectan a la piel (mezcla de diferentes tipos de aceites, de cocina, de bebé, de motor), pueden llegar a endurecer de tal manera el tejido que luego únicamente se puede cortar con una sierra.
La cantante Alejandra Guzmán es uno de los ejemplos más famosos de cómo cualquier persona puede ser defraudada por un doctor de aparente "confianza", y resultar afectada de por vida, por lo que se conoce ya como "enfermedad por modelantes", hasta el momento incurable.
El doctor Jiménez explicó el peligro que representan las recomendaciones de boca en boca o vía las redes sociales, cuando el/la paciente no revisa las credenciales ni del doctor ni de la clínica donde será intervenido/a, porque ya no solo es cuestión de que una operación sea barata o cara, sino que no se tengan los conocimientos para actuar en caso de una complicación, así como las instalaciones necesarias.
Al mes, ese colegio de profesionistas conoce de tres a 10 casos por mala praxis, aunque asegura que por cada caso que sí se denuncia, hay otros nueve que quedan en la penumbra.
CIRUJANOS Y CLÍNICAS, RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
Por su parte, la abogada Pía Salazar, representante jurídica tanto de la familia de Violeta como del Colegio de Cirujanos Plásticos en la entidad, exigió justicia por la muerte de la joven, ya que la víctima recibió mala información, porque sí acudió a una clínica establecida, regulada, supuestamente con los permisos sanitarios vigentes, que sin embargo permiten que se oferten estas cirugías "en paquete".
Salazar explicó que hay legislación clara y vigente, aunque se tiene que seguir trabajando para cerrarle los recovecos a todos aquellos médicos inescrupulosos que incluso, usan las cédulas de otros colegas que sí tienen las certificaciones necesarias, bajo las narices de clínicas que no verifican los antecedentes académicos de aquellos que les rentan quirófanos, pese a que es su obligación por ley.
Es importante destacar que, el pasado 19 de agosto, la Comisión de Salud Pública en el Congreso local aprobó el dictamen que contiene la iniciativa de reforma a la Ley de Salud del Estado de Guanajuato, a fin de regular los procedimientos estéticos y de belleza para que quien los realice cuente con la preparación adecuada y con la certificación de los estudios que acrediten su conocimiento sobre el procedimiento que lleve a cabo, documento que será enviado a la mesa directiva para que sea enlistado en la sesión que corresponda y sea votado por los 36 diputados.
EL DESEO DE JUSTICIA SE IMPONE A LA VERGÜENZA
En el caso específico de Violeta, la defensa del médico argumentó que males congénitos de la paciente habrían llevado a las complicaciones, aunque ellos creen que hubo malas prácticas al realizar el procedimiento.
Pía Salazar destacó otras irregularidades: señaló que el segundo hospital que acogió a Violeta cuando su condición se agravó, el hospital Siena, fue omiso y decidió no llamar al MP pese a que la paciente venía de realizársele una lipoescultura y tuvo al final una muerte violenta, le dieron a la familia un certificado de muerte patológica, por coagulación intravascular diseminada por cuatro horas, pues no se llamó tampoco a las autoridades para que se hiciera la microcirugía de ley.
Daniel Eduardo, esposo de Violeta, y la hermana de esta, Edith, dieron conmovedores testimonios sobre su vida y su legado.
Su ahora viudo habló de los planes truncos que quedaron tras la partida súbita de su esposa, mientras que Edith habló de las virtudes de Violeta. "Su vida le fue arrebatada por personas con la mínima ética y moral, gente llena de ambición, que por tres pesos atentan contra la vida de sus pacientes", sin embargo, saben que aunque nada se las devolverá, no quieren que su muerte sea en vano, por eso buscan informar a la sociedad sobre estas práctica fraudulentas, para que sean castigadas y anuladas.