El animal, cuyos huesos fueron descubiertos entre los restos del buque Gribshunden en el Báltico occidental, era muy raro en este mar y debió de servir como «una herramienta de propaganda» del poderío y la riqueza de Juan I de Dinamarca.
Ciudad de México, 30 de agosto (RT).- Un estudio de la Universidad de Lund, en Suecia, publicado en la revista Journal of Archaeological Science ha concluido que un gran pez cuyos restos fueron encontrados en un naufragio de finales del siglo XV era un esturión. No se trata de un naufragio cualquiera, ya que en el barco hundido viajaba el rey Juan I de Dinamarca de camino a Suecia para visitar al regente Sten Sture el Viejo con la intención de reclamarle el trono sueco.
Los arqueólogos descubrieron los huesos del pez en un barril de madera hallado en el lugar del naufragio del Gribshunden, buque insignia de la flota danesa, que navegaba de Copenhague a Kalmar en 1495. Cuando el rey no estaba a bordo, se declaró un incendio que hizo que la nave se hundiera cerca de la ciudad de Ronneby, en el oeste del mar Báltico.
Fish in a barrel: Atlantic sturgeon (Acipenser oxyrinchus) from the Baltic Sea wreck of the royal Danish flagship Gribshunden (1495)https://t.co/LMsxD2Ondx
— Ticia Verveer (@ticiaverveer) August 28, 2020
Tras examinar el esqueleto, los investigadores descubrieron que el animal medía dos metros de largo, y mediante un análisis del ADN determinaron que se trataba de un ejemplar de la especie Acipenser oxyrinchus, o esturión atlántico.
Dado que esta especie era muy rara en el Báltico, se utilizaba como «una herramienta de propaganda», opina uno de los autores del trabajo, Brendan P. Foley, citado por un comunicado de la Universidad de Lund divulgado el pasado jueves. La presencia del preciado pez en las bodegas del buque debía impresionar a los observadores y convencerles del poderío y la riqueza de Juan I.
«Fue una adición muy bienvenida a las provisiones del Gribshunden, que incluían otros bienes del más alto estatus económico y político. Este barco real transportaba al rey Juan y a su séquito a una reunión diplomática. […] La exhibición de su buque insignia cargado de objetos, animales y personas de prestigio fue una impresionante manifestación de poder, destinada a asombrar a los militares, nobles y políticos suecos que lo esperaban en Kalmar», sostienen los autores del informe.