Texas, EU, sufre declive de pruebas realizadas de COVID-19; "pocos dan un paso al frente": Gobernador

16/08/2020 - 6:16 am

La tendencia preocupa a los expertos en salud que temen que Texas llegue al otoño a ciegas si no incrementa las pruebas. El estado fue uno de los que reinició sus actividades más rápidamente en mayo en el país, pero tuvo que retroceder semanas después frente a los focos masivos de contagio.

Por Paul J. Weber

SAN ANTONIO, Texas, EU (AP).— Cualquiera puede someterse a un prueba del coronavirus en la clínica CentroMed de San Antonio, Texas, pero en un día reciente, el carril para la atención desde el auto se encontraba vacío. Finalmente pasaron dos personas con mascarillas en una SUV color granate que pudieron obtenerla sin la menor espera.

Ante los informes de cientos de muertes diarias, el regreso de los estudiantes a clase y los equipos de futbol americano que siguen adelante con sus planes de jugar, los gobernantes de Texas que lidiaban con una escasez de pruebas para el coronavirus ahora se encuentran con el problema opuesto: Poca gente quiere tomarlas.

“Son pocos los que dan un paso al frente”, afirmó el Gobernador republicano Greg Abbott.

La cifra diaria de pruebas diagnósticas de COVID-19 que se realizan en Texas ha caído de a miles en agosto, reflejo de la tendencia nacional que ha registrado un declive en un nueve por ciento con respecto a julio del promedio de pruebas que se realizan diariamente, según el Proyecto de Rastreo de COVID. El problema es una disminución de la demanda. Los centros de pruebas como CentroMed ya no están saturados por largas filas de cuadras enteras o por cierres prematuros por la escasez de pruebas.

El declive sucede al tiempo que Estados Unidos rebasa los cinco millones de casos confirmados y se acerca a 170 mil muertes. El país podría retrasarse aún más con respecto a otros que han manejado mejor la pandemia con un programa de pruebas más agresivo, entre otras medidas.

La tendencia preocupa a los expertos en salud que temen que Texas llegue al otoño a ciegas si no incrementa las pruebas. El estado fue uno de los que reinició sus actividades más rápidamente en mayo en el país, pero tuvo que retroceder semanas después frente a los focos masivos de contagio. Abbott se vio obligado a decretar la obligatoriedad de usar la mascarilla pese que había dicho previamente que no tomaría esa medida.

En cierto punto, un hospital de Texas saturado en la frontera con México tuvo que transportar vía aérea a enfermos de COVID-19 miles de kilómetros al norte en busca de camas disponibles, y este mes las autoridades de Houston amenazaron con aplicar multas de 250 dólares a quienes no usen cubrebocas en público para tratar de reducir el número de contagios.

En semanas recientes, la situación ha mejorado, con una caída de casi 40 por ciento de las hospitalizaciones desde el pico de julio. Pero las muertes se multiplican, y en algunas partes los médicos aseveran que no se dan abasto. Texas ha reportado en promedio 210 decesos diarios durante las últimas dos semanas, según el Proyecto de Rastreo de COVID-19. El sábado, las autoridades reportaron 238 fallecimientos. Hasta el momento el estado ha registrado más de nueve mil 800 decesos.

El promedio de personas que dan positivo en coronavirus en Texas se mantiene alto, en 16 por ciento —una cifra que por sí misma podría ser una señal de una insuficiencia de pruebas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos han afirmado que un índice de casos positivos bajo diez por ciento es un indicador de que un estado tiene un buen nivel de pruebas. Abbott ha dicho que a menos que Texas se ubique por debajo de esa cifra, los bares seguirán cerrados.

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