A Einstein se le asocia con la creación de las bombas atómicas principalmente por dos razones: una científica y otra política. el primer motivo obedece a la fórmula más famosa en el mundo de la física: E=mc², que básicamente es uno de los principios para hacerlas funcionar; el segundo es una carta que el físico alemán naturalizado estadounidense envió en 1939 al entonces Presidente de EU, Franklin D. Roosevetl, en la que impulsaba la creación de una bomba a nivel gubernamental.
Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).- Con la bomba atómica lanzada a Nagasaki el 9 de agosto de 1945 (bautizada como "Fat Man"), los Estados Unidos de América asestarían su último golpe en contra del único rival que quedaba del Eje Berlín-Roma-Tokio durante la Segunda Guerra Mundial, pues la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler se habían rendido en abril y mayo respectivamente.
Tres días antes, el ejército estadounidense había lanzado la "Little Boy a la ciudad de Hiroshima. Entre ambas, mataron a más de 110 mil civiles, aunque otras cifras no oficiales estiman que pudieron ser unas 100 mil más.
Eso provocó el remordimiento del físico Albert Einstein, quien se sentía culpable de contribuir indirectamente en las bases de esta arma letal.
“Cometí un gran error en mi vida”, se lamentó Einstein pocos meses antes de morir en 1955. “Quizás puedan perdonarme”, añadió Einstein, según escribió en una carta su amigo Linus Pauling, para entonces premio Nobel de Química y luego premio Nobel de la Paz en 1962, esto de acuerdo con una investigación de la cadena británica BBC.
A Einstein se le asocia con la creación de las bombas atómicas principalmente por dos razones: una científica y otra política. el primer motivo obedece a la fórmula más famosa en el mundo de la física: E=mc², que básicamente es uno de los principios para hacerlas funcionar; el segundo es una carta que el físico alemán naturalizado estadounidense envió en 1939 al entonces Presidente de EU, Franklin D. Roosevetl, en la que impulsaba la creación de una bomba a nivel gubernamental.
Albert Einstein se lamentó del hecho hasta su muerte, pues siempre se consideró un pacifista.
En ella se establece que la energía (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (c²), lo que se traduce en que una pequeña cantidad de masa equivale a inmensas cantidades de energía.
Esto explica por qué solo unos cuantos kilos de uranio y plutonio que se utilizaron en las bombas atómicas fueron suficientes para crear una explosión con una energía equivalente a más de 15 mil toneladas de TNT en el caso de Hiroshima, y de 21 mil en Nagasaki.
La relación entre la ecuación y la bomba parecía tan directa que, en julio de 1946, la revista Time publicó en portada una ilustración del rostro de Einstein, y de fondo, la nube en forma de hongo que produjeron las explosiones. Todo relacionaba a Einstein con el arma nuclear y con las víctimas que dejó.
“Fue el padre de la bomba” porque “fue su ecuación la que hizo la bomba teóricamente posible”, se lee en el artículo de Time.
Por otra parte, la misiva enviada al Presidente Roosevelt el 2 de agosto de 1939 (un mes antes de que iniciara la Segunda Guerra Mundial) también asoció por décadas a Einstein, pues en ella se advertía que la Alemania de Hitler estaba avanzando en investigaciones sobre reacciones en cadena, y podría estar en camino de desarrollar bombas nucleares.
Einstein advertía que esto podría ocurrir “en el futuro inmediato”, y que podrían fabricar un nuevo tipo de bombas extremadamente potentes.
“Una sola bomba de este tipo, transportada por barco y explotada en un puerto, podría destruir todo el puerto junto con parte del territorio circundante”, se lee en la carta de Einstein y su colega Szilard.
Aun así, Einstein no veía que este fuera un escenario que se pudiera dar por seguro, y, de hecho, se equivocó en una de sus estimaciones.
“Tales bombas podrían ser demasiado pesadas para el transporte aéreo”, escribió, cuando lo cierto fue que ambas bombas fueron lanzadas desde aviones B29.
En 1952, el físico escribió a la revista japonesa Kaizo, explicando que su motivación para enviar la carta fue el miedo que le generaba que los alemanes fabricaran la bomba.
“No vi otra salida, aunque siempre fui un pacifista convencido”, escribió el Einstein.
Finalmente, según expertos entrevistados por la BBC, Einstein podría salir mejor librado de lo que pensaba con respecto a su relación con el proyecto "Manhattan" y las bombas atómicas que mataron a miles de ciudadanos nipones entre el 6 y el 9 de agosto de 1945.
“Él contribuyó, pero no tuvo un rol tan importante en el desarrollo de la bomba”, explica Alex Wellerstein, historiador especialista en armas nucleares.