San Gregorio Atlapulco, junto con más de una decena de pueblos originarios de Xochimilco, está llevando a cabo desde hace más de dos años su propia batalla legal para decidir sobre sus propias formas de organización política.
Por Raúl Fernando Pérez Lira
Ciudad de México, 2 de agosto (OpenDemocracy).- Aunque puede resultar difícil de creer, más de la mitad de la Ciudad de México es considerada rural. Basta con sobreponer un mapa de la red del metro con uno de la ciudad: el metro sólo está en el norte. Más allá hay cerros, cultivos, lagunas, canales y pueblos que mantienen su propia identidad, en los que los habitantes más viejos suelen referirse al centro histórico, con sus palacios y edificios de gobierno, como "México", cuando van a trabajar o a hacer algún mandado.
Aunque estos espacios forman parte fundamental del equilibrio ecológico de la ciudad, estos siguen siendo urbanizados por el crecimiento acelerado de la mancha urbana, en la que ya se cuentan más de 20 millones de habitantes.
Es entre estos barrios y colonias densamente pobladas que se encuentra el Área Natural Protegida "Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco", un espacio de 2 mil 522.4 hectáreas con áreas verdes, canales, lagunas y superficies cultivadas, y que hoy en día es escenario de disputa legal por un nuevo puente vehicular que pretende disminuir el tráfico sacrificando un espacio de humedales estratégico para su conservación.
A título personal y organizados con la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco (CPBOyCX), pobladores de Xochimilco han impugnado la construcción del "Puente de Cuemanco", argumentando que este dañaría permanentemente al ANP y al equilibrio ecológico en la altamente contaminada gran ciudad. El juez encargado de revisar el caso, sin embargo, suspendió el amparo en favor del Gobierno de la Ciudad de México, argumentando que este no era urgente.
“Xochimilco es de los últimos pedazos de la zona plana del Valle de México que sigue siendo urbanizada, todo lo demás ya ha sido urbanizado,” declaró Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, en una videoconferencia organizada por la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco (CPBOyCX). “Pero la razón por la cual esto no ha sido invadido por muchas casas tiene que ver con que se puede inundar y porque los mexicanos más o menos hemos podido respetar la cultura chinampera”.
Esta zona fue agregada a la Lista Ramsar de Humedales de Importancia Internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas en 2004. Expertos biólogos han registrado hasta 193 especies de aves, más de la mitad migratorias, como el pato mexicano, la garza morena, el gavilán de pecho rojo o el rascón limícola, además de anfibios vulnerables como el ajolote, que probablemente comience a aparecer en los billetes de 50 pesos mexicanos.
Además, en el ANP persiste la utilización de una técnica agrícola conocida como “chinampa”, del náhuatl “en la cerca de cañas”, la cual permite la producción de gran parte de las hortalizas que se encuentran en los mercados de la ciudad. La conservación de esta técnica, utilizada por los habitantes de lago desde antes de la conquista europea, contribuyó al reconocimiento de Xochimilco como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1987, una distinción que también se otorgó al Centro Histórico de la Ciudad de México.
De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), presentada por el gobierno de la ciudad para la construcción del puente, la zona puede ser perturbada ya que ésta ya presenta perturbaciones considerables, por lo que construir un poco más resultaría sin efectos relevantes. Este es un proceso que comenzó hace décadas, a pesar de las distinciones, leyes y declaraciones que protegen al humedal.
Un poco más de 200 hectáreas de esta ANP le fueron separadas del resto del cuerpo por la construcción del anillo periférico en la década de los 90. A ambos lados de esta gran avenida se encuentran los mercados de flores a los que asisten miles de clientes especialmente los fines de semana. Al sur, está el Parque Ecológico Xochimilco (PEX), con una gran construcción abandonada y que pretendía ser un centro cultural.
Según Zambrano, la construcción de este puente, que recuerda en apariencia a los múltiples segundos pisos que tiene a lo largo el anillo periférico, abriría la posibilidad a una mayor urbanización en ambos lados, como en un efecto dominó. Si el área ya está perturbada, dice, lo que hay que hacer es revertir la perturbación, no continuar con esta.
Entre ambos sentidos de la calle hay un amplio camellón con sus propios humedales y grandes árboles, una zona de transición que permite el paso del agua por vía subterránea entre la zona sur y el norte, así como de las aves que viven en ambas.
“Ya se sabía que las grandes avenidas podían ser grandes fragmentadores de los ecosistemas, entonces ese gran humedal le permitió reducir el efecto de fragmentación que genera la avenida”, continúa Zambrano. “Este es el cuello de Xochimilco. Si se le cercena el cuello, aunque sea poco, está cercenando como una arteria de fundamental importancia”.
El pedazo que quedó en el norte es conocido como la Ciénega Grande, donde se puede encontrar un cuerpo de agua que sobrevive a la urbanización. Ahí se encuentran los vecinos para caminar, correr o andar en bicicleta. De acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de México, esa zona será rehabilitada como medida de mitigación por el daño que causaría el puente.
En una videoconferencia de prensa, la Secretaria de Medio Ambiente Marina Robles García anunció este jueves que el gobierno, liderado por Claudia Sheinbaum, está muy cerca de cumplir la meta de 10 millones de árboles y plantas sembrados en la ciudad, faltando sólo 150,000.
Al responder una pregunta acerca del puente, dejando un espacio considerable entre cada una de sus palabras, Robles García declaró que la obra cumplía con las condicionantes establecidas en la evaluación de impacto ambiental: “La idea no es desaparecer ese original vaso regulador, sino que se mantenga como un humedal y que se mejore. Es parte de las condicionantes que se tienen”, dijo la Secretaria.
A petición de Robles García, el Secretario de Obras y Servicios, Jesús Antonio Esteva Medina, también hizo un comentario durante la transmisión en vivo: “Ese humedal no existía, se construyó cuando se hizo la parte de periférico. Entonces somos muy respetuosos, como han visto, y muestra de eso es el programa de reto verde. Es un esfuerzo histórico”, dijo Esteva Medina, en referencia a los 9,850,843 de árboles y plantas que llevan sembrados.
Poco después de que se interpuso el amparo, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum salió en defensa del puente vehicular, ya que según ella éste podría reducir considerablemente el tráfico de la zona, especialmente de las alcaldías de Tláhuac e Iztapalapa, esta última la más poblada de la ciudad con casi dos millones de habitantes. En marzo, Sheinbaum ya había anunciado que la zona ya no era Área Natural Protegida, contradiciendo a los planos de uso de suelo de la ciudad.
La Jefa de Gobierno anunció una inversión de 100 millones de pesos en el Parque Ecológico Xochimilco, ahora en el abandono, y otra de 200 millones para la zona de los canales y chinampas.
El puente está siendo construido por la empresa Impulsora de Desarrollo Integral S.A. de C.V. y tiene un presupuesto de 680 millones de pesos, más del doble de lo anunciado por la Jefa de Gobierno para la mitigación en el ANP.
LA BATALLA LEGAL Y LA PANDEMIA
La Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco (CPBOyCX), formada para organizar esfuerzos colectivos entre los distintos pueblos y asambleas que conforman Xochimilco, ingresó un amparo en mayo argumentando que la construcción del puente violaba al menos dos derechos fundamentales: el derecho al medio ambiente sano, por los efectos negativos que esto pueda tener frente al cambio climático, y el derecho a la movilidad.
De acuerdo con Alejandro Velázquez, uno de los abogados que asesora a la CPBOyCX, la construcción del puente viola ley de movilidad de la Ciudad de México al priorizar al automovilista particular por encima de peatones, ciclistas y a usuarios de transporte público, contradiciendo al artículo segundo: “Nosotros planteamos en el amparo que se cancele la obra y se ordene la realización de proyectos alternativos que sí respeten al medio ambiente y la jerarquía de movilidad, porque sabemos que hay problema de tránsito vehicular”, declaró Velázquez en entrevista.
Al movimiento se han sumado también deportistas y ciclistas que usan el ANP y sus alrededores para sus actividades, organizando “rodadas” hacia los humedales en protesta por la construcción del puente.
El juez Juan Carlos Guzmán Rosas aceptó el amparo interpuesto originalmente por la CPBOyCX, pero poco después este mismo revocó su propia resolución, permitiendo que siguieran las labores de construcción. La misma coordinación volvió a intentarlo, ahora ante un tribunal superior, pero el mismo juez Guzmán Rosas ordenó suspender el juicio hasta que los juzgados vuelvan a sus labores normales, ya que ahora están trabajando con personal reducido debido a la contingencia sanitaria. El juez argumentó que el caso ya no es urgente, pues el gobierno anunció medidas de mitigación del impacto ambiental.
“Estamos combatiendo esa resolución para que vuelva a ser clasificado como urgente”, dijo Velázquez. “Lo que argumentamos es que los daños que se pueden producir a la zona pueden ser irreparables. Si empiezan a talar los árboles, aunque se puedan volver a sembrar, podrían tardar décadas en crecer y en ese tiempo la fauna puede desaparecer”.
En los puentes peatonales que ya existen y que conectan las aceras a ambos lados del periférico se pueden leer varias consignas en rechazo del puente. También hay colgadas algunas lonas en las que el gobierno local promete restaurar la Ciénega Grande. Pero talar árboles de una ANP, aunque se siembren otros en la misma, es ya una actividad ilegal, según Velázquez.
“El programa de manejo del ANP ya establece que está prohibido abrir nuevos caminos, brechas y talar árboles Lo que se prevé con este proyecto es talar 693 árboles. Esta suspensión del juicio es arbitraria e ilegal porque no toman en cuenta actividades prohibidas, independientemente de que se hayan otorgado medidas de mitigación y reparación”, dijo el abogado.
Además de realizar impugnaciones de forma individual, el pueblo de San Gregorio Atlapulco también podría solicitar el amparo por medio de su asamblea. Sin embargo, los pobladores están recluidos en sus casas por las medidas sanitarias. De acuerdo con información oficial proveída el 16 de junio de 2020, este pueblo es la colonia con el mayor caso de casos activos de la Covid-19.
“Como organización, no podemos convocar a reuniones y detuvimos esta recolecta de firmas por lo mismo que es exponer a las personas. Por eso hemos encontrado otros mecanismos para seguir con el tema. El juicio se está tramitando en línea, tomamos acciones en Twitter los jueves con el hashtag #YoProtejoElHumedal, y dentro de lo posible tratamos de seguir activos”, continuó Velázquez.
San Gregorio Atlapulco, junto con más de una decena de pueblos originarios de Xochimilco, desde hace más de dos años están llevando a cabo su propia batalla legal para decidir sobre sus propias formas de organización política, impugnando una figura que acusan de ser títere del Alcalde, el Coordinador Territorial. En caso de tener éxito, estos pueblos podrían optar por un concejo comunitario como su representante, así como lo hizo el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco en 2019, fortaleciendo su autonomía frente al gobierno de la Ciudad de México.
Mientras tanto, las máquinas retroexcavadoras ya han perturbado gran parte del humedal en el que se construirá el puente. En unas zonas, incluso ya se han establecido los cimientos de las columnas que lo sostendrán.