San José Zacatepec es uno de los 36 barrios de la capital que se encuentran en semáforo rojo, es decir, en alto riesgo de contagio, por lo que está prohibida la apertura de negocios no esenciales y el comercio ambulante. Todos aquí han oído hablar de algún vecino que contrajo esta enfermedad, que ya ha dejado más de 41 mil muertos en el país, 8 mil 400 de los cuales en la populosa Ciudad de México. Pero hasta que no les toca de cerca, no creen en el coronavirus.
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 23 jul (EFE).– La tranquilidad que se respira entre los árboles y caminos de tierra de San José Zacatepec dista mucho del ambiente de una crisis sanitaria. Pero, aunque muchos de sus vecinos no creen en el virus, esta colonia del sur de Ciudad de México es el barrio con mayor tasa de contagios de COVID-19.
"¡Cuidado! Está usted entrando en zona de alto contagio", advierte un letrero de un color amarillo chillón colgado por las autoridades y que desentona con el sosiego de este barrio rural de amplias fincas delimitadas por irregulares muros de piedra y de ladrillo.
Nadie lo diría si fuera por el transitar intermitente de vecinos sin cubrebocas, pero este apercibimiento no es al tuntún.
De acuerdo con el Gobierno capitalino, San José Zacatepec, en la Alcaldía Xochimilco, registra oficialmente 39 casos activos de COVID-19.
Podría parecer poco, pero esta pequeña colonia encabeza la tasa de incidencia del coronavirus en la capital, con mil 084 contagios por cada 100 mil habitantes, muy lejos del resto de barrios.
A pocos metros del cartel, despacha preocupada Maribel Velázquez en su pequeña tienda de alimentación, donde ha cubierto el mostrador con un plástico transparente y ha dibujado un estrecho pasillo de entrada y otro de salida.
"Está difícil la situación, no hacemos caso de todas las indicaciones que se hacen y yo aquí batallo mucho con ellos (los vecinos)", cuenta esta mujer algo hastiada de exigir a los clientes mascarilla para entrar en el negocio: "Hay muchos que no se creen eso", cuenta.
Maribel, en cambio, se lo toma muy en serio, puesto que su esposo y su hijo estuvieron aislados con dolor de cabeza y de garganta. Ella se hizo la prueba de COVID-19 y salió negativa, explica aliviada.
Esta comerciante regenta la tiendita de la que vive su familia, pero no está dispuesta a arriesgar su salud por vecinos incrédulos: "Si ellos no quieren cuidar su salud, al menos la mía y la de mi familia, sí".
HASTA QUE NO LO VEAN CON SUS OJOS
San José Zacatepec es uno de los 36 barrios de la capital que se encuentran en semáforo rojo, es decir, en alto riesgo de contagio, por lo que está prohibida la apertura de negocios no esenciales y el comercio ambulante.
Todos aquí han oído hablar de algún vecino que contrajo esta enfermedad, que ya ha dejado más de 41 mil muertos en el país, 8 mil 400 de los cuales en la populosa Ciudad de México. Pero hasta que no les toca de cerca, no creen en el coronavirus.
Raúl Jiménez, de 75 años y originario de este antiguo pueblo engullido por el voraz crecimiento de la ciudad, ha oído teorías de todos los colores: que si es un invento del Gobierno, un mecanismo para subir los precios...
"Me da tristeza y a la vez rabia porque mucha gente aquí en la población no ha entendido la magnitud del problema que estamos pasando", cuenta a EFE en el jardín que rodea su casita, cuyo techo está lleno de calabazas.
Raúl no pierde la oportunidad de increpar a los conductores que circulan sin cubrebocas por el barrio. "Lo toman como burla", lamenta este hombre, convencido de que la única solución es que el Gobierno aplique "mano dura" con multas a los incumplidores.
"Hasta que no se muera un familiar en su casa, no van a entender la magnitud", comenta airado Raúl, cuyo hermano falleció de coronavirus en otro barrio y no lo pudo despedir.
LA ECONOMÍA PREOCUPA MÁS QUE EL VIRUS
Cumplan o no cumplan los vecinos con el cubrebocas, lo cierto es que el cierre económico decretado por las autoridades ha dejado sin bullicio los caminos de San José Zacatepec, donde ya casi no quedan vendedores ambulantes.
A medio camino hacia el mercado junto a su hija, María de los Ángeles Martínez observa entristecida cómo ha quedado el barrio en el que vive desde hace más de tres décadas. "La colonia está completamente desierta", comenta a EFE.
María dice ser consciente de los riesgos de la pandemia pero lo que más le preocupa es la economía familiar, puesto que la parroquia en la que trabajaba cerró en marzo y como tantos otros vecinos vive al día.
"Es una colonia muy movida, de gente muy trabajadora que vende frutas, lo vecinos salen a vender tacos los fines de semana... Los han cerrado por seguridad pero cada quien tiene sus necesidades", subraya María, quien recuerda, y no le falta razón, que las tortillas no caen del cielo.
Según el Gobierno capitalino, en las colonias en semáforo rojo se hacen revisiones médicas casa por casa y se entrega apoyo económico, alimentario y médico a las familias con integrantes enfermos.
Las autoridades aseguran que han hecho 900 visitas a domicilios y 167 pruebas de coronavirus en San José Zacatepec, pero vecinos cuentan que solo han visto a policías que acuden a comprobar que los negocios estén cerrados.
"Que vengan y nos repartan cubrebocas, nos repartan caretas, nos den gel antibacterial. Que no nada más nos diga el Gobierno que nos está ayudando", reclama María antes de proceder en su camino.
De repente, dos jóvenes en moto fingen toser al ver las cámaras de la prensa. Hay quienes todavía se lo toman a broma.