Un viaje a Irán sin salir de casa a través del cine, la música, la comida y la lectura

03/07/2020 - 12:01 am

Viajamos a Irán sin viajar a Irán. Nos metemos en el corazón persa a través de una película, una música, un plato y un libro para conocer desde la distancia el que para muchos es el país más hospitalario del mundo.

Por Roberto Ruiz

España, 3 de julio (ElDiario.es).- Vamos a viajar a Irán pero de una manera diferente. El país persa, duramente golpeado por la pandemia del Coronavirus, es para muchos el país más hospitalario del mundo. Con sus restricciones, su religión y sus quebraderos políticos, sí, pero donde las sonrisas siempre dan la bienvenida y son solo la antesala a una comida con amigos o a un techo bajo el que pasar la noche. El iraní recibe al viajero con los brazos abiertos y está orgulloso de compartir su cultura, su gastronomía y todo lo que pueda hacer por él.

Pero de momento vamos a viajar a Irán sin viajar a Irán, y lo vamos a hacer a través de una película iraní, un tipo de música iraní, un plato iraní y un libro con el comprender la historia más reciente iraní. Así, visionando, escuchando, saboreando y leyendo sobre Irán tendremos una buena imagen de lo que el país persa tiene para ofrecer al viajero en cuanto las fronteras nos lo permitan.

IRÁN EN UNA PELÍCULA: TAXI TEHERÁN

Hay muchas maneras de descubrir Irán desde la pantalla. Es probable que alguna vez te haya caído delante algún reportaje turístico, o quizá algún documental histórico, pero si hablamos de cine por suerte encontramos también un buen repertorio de películas iraníes que merecen una mención. Podríamos hablar de Nahid (Ida Panahandeh, 2015), Nader y Simin: una separación (Asghar Farhadi, 2011), El Viajante (Asghar Farhadi, 2017) o There is no Evil (Mohammad Rasoulof, 2020) ganadora de un Oso de Oro en La Berlinale por su exposición de las consecuencias de la pena de muerte en la población civil de Irán. Pero queremos detenernos en otra muy distinta: Taxi Teherán, de 2015 y dirigida, fotografiada, guionizada y protagonizada por Jafar Panahi.

En ella un taxi recorre las transitadas calles de Teherán con el propio Jafar Panahi al volante y en su trayecto los más diversos pasajeros suben y bajan expresando abiertamente su opinión sobre diversos temas de preocupación actual. La cámara está situada sobre el salpicadero del coche y recoge, de esta singular manera, el espíritu de la sociedad iraní a través de personajes de muy diferente perfil. Una película entretenida y distendida que, sin embargo, no deja de ser una denuncia a los cuatro vientos al tratarse del tercer largometraje de Panahi desde que el gobierno de Irán lo sometiera a arresto domiciliario y le prohibiera hacer películas por lanzar mensajes en contra del régimen.

IRÁN EN UNA MÚSICA: EL "RADIF"

Hablar de una canción sería complicado, así que nos centraremos en un tipo de música con la que trasladarnos a Irán con solo darle al play. Y no es una música cualquier, una moda pasajera o un ritmo importado, sino que escucharemos el radif, una música iraní inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Un repertorio tradicional de música clásica iraní fundamentado en la más pura esencia de la cultura musical persa.

Aunque la música tradicional iraní se fundamenta en la improvisación es necesario que los músicos conozcan bien las raíces del radif, solo así, recurriendo a los elementos de su composición, les es posible seguir creando nuevas melodías.

El radif puede ser tanto vocal como instrumental y en él se emplean laúdes, cítaras, vihuelas y flautas, todas en versiones muy específicas. Su aprendizaje lleva al menos diez años de estudios y los músicos memorizan su repertorio para después ser capaces de reproducir esta tradición musical y reflejar con sus notas la identidad cultural y nacional del pueblo iraní.

IRÁN EN UNA COMIDA: EL "KASHKE BADEMJAN"

Si te gusta comer y probar cosas nuevas en Irán podrías disfrutar de lo lindo. En Irán la gastronomía es variada y está especialmente cuidada, con ingredientes llenos de sabores que contrastan entre ellos en un mismo plato. Aquí la tradición se mezcla con influencias llegadas de Turquía y Pakistán y muchas de sus preparaciones saladas se caracterizan por incluir toques dulzones. La calidad de los productos es uno de sus pilares básicos y sobre la mesa nunca falta el arroz, así como la carne de pollo o cordero, las verduras frescas, la fruta, las especias y los frutos secos. Vamos, que la comida iraní lo tendría fácil para convertirse en un referente internacional.

Podríamos hablar de muchos platos, como el dolma, el abgusht o dizi, el ash reshteh, el fesenyán o los kebabs, que aquí se comen en plato con arroz y verduras. Pero hay un entrante que nunca deberíamos dejar de probar, el ‘kashke bademjan’. Un clásico a base de berenjena lleno de sabor y frescura. Siempre acompañado por la bebida nacional: el té.

Para preparar en casa un buen ‘kashke bademjan’ te harán falta efectivamente berenjenas, pero también ingredientes como cebollas, cúrcuma, yogurt, menta, nueces… Si te animas a meterte entre los fogones y probar a ver qué tal te sale te recomendamos seguir esta receta de ‘kashke bademjan’ de Mikel López Iturriaga publicada en El Comidista.

El té es la bebida nacional en Irán. Foto: Especial vía ElDiario.es

IRÁN EN UNA LECTURA: EL SHA O LA DESMESURA DEL PODER

No, no te vamos a recomendar una guía de viaje, aunque podríamos y seguramente te sería muy útil para preparar tu recorrido por el país. Más bien te vamos a hablar de un libro con el que conocer y comprender mejor Irán, aprender sobre su pasado más reciente y así entender mejor su presente. Hablamos de El Sha o la desmesura del poder, una crónica de Ryszard Kapuściński publicada por la editorial Anagrama. En él el periodista polaco nos cuenta con detalle y desde dentro cómo fue esa desmesura del poder llevada a cabo por Mohammad Reza Pahlevi, el último Sha de Persia, y cómo comenzó a gestarse la revolución islámica de 1979 que llevó a Jomeini al poder.

Un libro ligero e interesante en el que Kapuściński plasmó toda su experiencia a pie de campo, recogiendo y exponiendo tanto datos históricos como reflexiones contrastadas, para transmitir así una narración tan objetiva como cercana con la que dar respuesta a las preguntas que el pueblo iraní y el mundo entero se hacían en tan convulsos momentos.

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