Los especialistas de Boston Consulting Group compararon sus indicadores clave de la propagación del coronavirus, teniendo en cuenta la diferencia en las fechas de detección del primer caso y otras particularidades.
Ciudad de México, 24 de junio (RT).- Desde principios de 2020, el mundo se ha visto afectado por la propagación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectado en diciembre pasado en la ciudad de Wuhan, ubicada en la provincia de Hubei al oeste de China.
Desde entonces la pandemia ha afectado a más de 9 millones de personas en todos los rincones del planeta. Con el fin de "comprender el nuevo virus y estudiar las mejores prácticas para combatirlo", la empresa consultora Boston Consulting Group (BCG) decidió comparar "la efectividad" de Moscú, Londres, Nueva York y otras megaciudades, regiones y países del mundo —dependiendo de los datos oficiales disponibles— en la lucha contra la COVID-19.
En el reciente estudio de la compañía, los especialistas de BCG analizaron los indicadores clave de la propagación del virus y la respuesta de las autoridades locales, teniendo en cuenta numerosas particularidades, como los métodos de cálculo, la diferencia entre las fechas de detección la primera infección, así como del pico del aumento de casos y de mortalidad.
De acuerdo con el estudio, titulado Moscú y otras megaciudades y países en la lucha contra la pandemia, la respuesta de la capital rusa ha sido una de las más efectivas. Esto, señalan los autores, se debe a "un conjunto único de condiciones favorables y medidas gubernamentales", entre ellas el aislamiento relativo de los ancianos, alta disponibilidad de camas y equipos médicos en los centros sanitarios locales, introducción anticipada de la cuarentena y el gran número de pruebas realizadas.
PRUEBAS, MORTALDIAD Y CUARENTENA ANTICIPADA
En el primer mes desde el comienzo de la epidemia, en Moscú se realizaron tres veces más pruebas por cada mil personas que en toda Alemania o Corea del Sur. Por su parte, Alemania y Corea del Sur realizaron tres veces más pruebas en las primeras tres semanas después del brote que Italia y el Reino Unido. Pero es importante señalar que en los focos de infección se suelen tomar medidas más ambiciosas en comparación con niveles nacionales.
En Moscú, la proporción de personas mayores de 65 años en relación con el número total de casos confirmados de COVID-19 desde el inicio del brote es del 16 por ciento. Los países con los peores indicadores son Italia, España, Suiza y Alemania, donde este porcentaje es del 47 por ciento, 44 por ciento, 39 por ciento y 27 por ciento, respectivamente (todas las estimaciones se basan en los datos disponibles para el 31 de mayo de 2020).
La capital rusa también cuenta con una de las tasas más bajas de muertes por COVID-19 producidas en casa, lo cual, según los expertos de BCG, "refleja la adecuación de las instalaciones hospitalarias disponibles". El 93 por ciento de los casos letales en Moscú fueron registrados en centros médicos. En Madrid esta proporción se sitúa en el 62 por ciento (el 32 por ciento, en residencias de ancianos y otro 6 por ciento, en casa) y en Nueva York en el 77 por ciento (el 12 por ciento, en residencias de ancianos; mientras que un 9 por ciento, en casa).
El estudio enfatiza que las bajas tasas de Moscú, entre otras cosas, también estarían asociadas con la implementación anticipada de medidas de seguridad. La introducción de la cuarentena antes de registrar el milésimo caso detectado "permitió a muchos países evitar la propagación masiva de COVID-19", afirma BCG. Entre tales Estados están Corea del Sur, Alemania, Rusia y Singapur. Estados Unidos introdujo la cuarentena ya después de registrar 2 mil enfermos; el Reino Unido, después de los 5 mil casos; España, después de los 7 mil; e Italia, después de los 8 mil.
EFECTOS SECUNDARIOS
La pandemia del nuevo coronavirus también puede provocar un exceso de mortalidad por razones no relacionadas con la infección por COVID-19, advierte el estudio. Según demuestran algunas investigaciones estadounidenses, las visitas a los médicos por parte de pacientes con enfermedades crónicas durante el periodo epidémico se redujo aproximadamente entre un 30-50 por ciento, lo que se explica en parte por las medidas de cuarentena y el miedo de contraer COVID-19.
Además, la pandemia y las medidas introducidas para controlar su propagación también afectaron la salud mental de la gente y se ha constatado un aumento de diagnósticos como la depresión y el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).