Aunque admite que la mayoría de los empresarios esperaba que Andrés Manuel López Obrador no ganara la Presidencia, cuando arrasó en la elección plantearon "un borrón y cuenta nueva" en su relación, dice Gustavo de Hoyos en entrevista con SinEmbargo. A unos días de cumplirse dos años del triunfo electoral del tabasqueño, el presidente de la Coparmex asegura que la comunicación con el sector empresarial "está rota por completo y hay un clima de estigmatización".
Ciudad de México, 28 de junio (SinEmbargo).– "Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados; en especial, a los pueblos indígenas de México. Por el bien de todos, primero los pobres", prometió Andrés Manuel López Obrador ante un Zócalo capitalino abarrotado cuando ganó la elección presidencial (1 de julio de 2018). Pero a unos días de cumplirse dos años de ese momento, ciertos sectores como el empresarial no sólo se sienten ignorados por el Gobierno, también "atacados y estigmatizados", asegura Gustavo de Hoyos Walther, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
"La comunicación del Presidente con las organizaciones del sector privado está rota por completo y hay un clima de estigmatización hacia las organizaciones empresariales", dice Gustavo de Hoyos (1966, Monterrey) en entrevista con SinEmbargo.
El presidente de la Coparmex, organismo que representa a más de 36 mil empresas en todo el país, admite que la mayoría de los empresarios esperaba que López Obrador no ganara la Presidencia porque había antecedentes de cuál era su visión con el sector privado, pero al ver su arrolladora victoria (30 millones de votos o 53.1 por ciento) electoral dijeron: "borrón y cuenta nueva".
Pero ese "borrón y cuenta nueva" fue solo por parte de los empresarios; en el Gobierno federal se anunció una lucha en contra de la corrupción que implicaba la revisión de contratos "leoninos" en el sector energético y de proyectos costosos para el erario como el cancelado Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).
"Hoy el Presidente es el principal agente nocivo para el desarrollo del país, cotidianamente está vulnerando instituciones fundamentales para el desarrollo. Si hablamos de la certidumbre, nadie había dañado tanto al desarrollo económico del país como sus acciones, por ejemplo, podemos hablar de las consultas exóticas que pusieron fin al NAIM o a la desinversión en Baja California de Constellation Brands", acusa De Hoyos.
A pesar de estos desacuerdos con el Presidente, Gustavo de Hoyos afirma que dentro del Gabinete hay personas con los que se puede entablar un diálogo: "La mayor parte de los funcionarios del primer nivel tienen claro entendimiento de la importancia (de los empresarios)". En este bloque menciona a Lázaro Cárdenas Batel (coordinador de Asesores), Julio Scherer Ibarra (Consejero Jurídico del Ejecutivo Federal), Alfonso Romo Garza (jefe de la Oficina de la Presidencia), Marcelo Ebrard Casaubón (Secretario de Relaciones Exteriores) y Graciela Márquez Collin (Secretaria de Economía).
Arturo Herrera Beltrán, titular de la Secretaría de Hacienda, es otra de las personas dentro del Gabinete con la que se pueden entablar puentes. La semana pasada aseguró en una entrevista publicada en SinEmbargo que hay una parte del sector empresarial que tiene una preocupación de lo que le está pasando al prójimo y además están convencidos de que, incluso para el desarrollo de la inversión privada, se necesita una sociedad estable.
En los 18 meses que lleva Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia ha tenido una relación ambigua con el sector empresarial: Por una lado llama "empresarios responsables" a Carlos Slim Helú (dueño de Grupo Carso), Alberto Baillères González (Industrias Peñoles y Grupo Palacio de Hierro) y Germán Larrea Mota Velasco (Grupo México), y por el otro polemiza con Carlos Salazar Lomelín (presidente del Consejo Coordinador Empresarial) y Gustavo de Hoyos, a quienes ha señalado abiertamente como parte del supuesto “Bloque Opositor Amplio” (BOA).
"El Presidente es un mentiroso sistemático, malicioso y contumaz. Ha señalado reiteradamente que en mi caso tengo una aspiración de ser candidato a la gubernatura de mi estado. Es evidente que esta versión del BOA es una creación fantástica del entorno inmediato del Presidente", asegura De Hoyos, quien hace votos para que el Presidente entienda que los empresarios son aliados y no enemigos. "No tenemos ninguna situación personal de confrontación o de ser detractores sistemáticos".
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–El próximo 2 de julio se cumplen dos años de que el Presidente ganara la elección presidencial y haciendo un balance desde el sector empresarial, ¿cómo ha sido la relación empresarios-gobierno?
–Ha sido muy mala y a veces muy altamente conflictiva la relación. Es evidente que hoy está en su peor momento. La comunicación del Presidente con las organizaciones del sector privado está rota por completo y hay un clima de estigmatización por parte del Presidente hacia las organizaciones empresariales, de tal manera que se ha vuelto cada vez más complicada. Sí se mantiene la comunicación con las áreas sustanciales de su Gobierno, tal vez con las que peor comunicación se tiene son con las entidades del sector energético porque también las medidas han sido las más dañinas. Con algunas personas de su Gabinete inmediato, como es el caso de su Jefe de Asesores, Lázaro Cárdenas, su vocero jurídico, Julio Scherer y el jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo Garza, la relación es fluida, cotidiana, cordial, pero al fin de cuentas las decisiones las toma el Presidente.
–Cuando López Obrador ganó la Presidencia de México, ¿qué esperaban de él como gobernante?, ¿cómo veían ustedes que sería la relación?
–La mayor parte de los empresarios esperábamos que no ganara, para decirlo con toda claridad, porque teníamos claros antecedentes de cuál era su visión con el sector privado y desde que fue candidato mandó mensajes de poca cordialidad. Desde luego, y esto es algo que yo lo he digo en primera persona, primero estábamos apostados por la democracia y una vez que fue el candidato triunfante dijimos ‘borrón y cuenta nueva’ para tratar de iniciar una relación como un Presidente electo y constitucional.
Como Coparmex buscamos que cada acción de Gobierno debemos juzgarla y acompañada o rechazarla por su propios méritos. Es decir, cuando encontramos que hay temas que se tienen que apoyar y acompañar lo hemos hecho sin escatimar nada, y también cuando hemos visto que son propuestas contrarias al país lo hemos señalado. Obviamente lo que esperaríamos es tener muchos más temas en qué coincidir y acompañar y que las diferencias fueran más en los cómos no es los qués. No aspiramos a mantener un pensamiento monolítico o una visión diferente, pero sí a una convivencia propia de la democracia en donde el gobernante sabe que le conviene y que necesita del acompañamiento de todos los actores sociales como el sector privado, que moviliza el 80 por ciento de la economía del país y es el principal creador de empleos.
–¿A qué se debe esta resistencia de los empresarios con la clase empresarial?
–Me parece que hay poco nivel de entendimiento sobre la importancia que tiene la contribución del sector privado, el Presidente no comprende que todo lo que hace el Gobierno al final de cuentas, o al menos la gran mayoría, tiene que ver con los impuestos que causan la gran mayoría de los particulares.
También creo que (el Presidente) tiene una filosofía antiempresarial, el Presiente recurrentemente degrada el papel de las organizaciones empresariales, de las grandes empresas, los confunde con actores políticos, y tal vez la marca más distintiva de este Gobierno es este autoritarismo 360, la falta de capacidad para procesar la crítica, y como el sector privado es el que puede clarificar sus posiciones cuando son de diseños, pues esto nos ha generado el enojo presidencial.
–La economía mundial y la mexicana no pasan por un buen momento, en el caso de México, además de la pandemia del coronavirus, qué otros factores influyeron para no crecer al ritmo prometido por el Presidente?
–Durante 2019 tuvimos un frenón en la economía. Con limitaciones, pero en la última década el país estuvo creciendo poco, con niveles cercanos al 2 por ciento cada año, sin embargo, el Presidente y su círculo cercano tienen una responsabilidad al romper este círculo virtuoso del crecimiento que empieza con la confianza, con la certidumbre política. En el sector económico se debe empezar con la confianza de los inversionistas porque esa confianza es la que hace que se invierta, que se pidan créditos, es la que genera empleos y que haya más crecimiento económico, sin embargo, al haberse presentado tantas medidas ocurrentemente que implicaban la pérdida en la confianza, este ciclo se rompió.
También hay un efecto que deriva de la pandemia, nadie puede responsabilizar al Presidente Lopez Obrador de que se den algunas de las secuelas de esta pandemia, pero sí está siendo el responsable de que estemos empeorando en la situación económica porque el Gobierno de México ha sido de los que menos ha apoyado en el mudo entero la reactivación económica. El Presidente piensa que cualquier apoyo económico es apoyar a los de arriba, pero apoyar a las empresas es apoyar a los de abajo. También confunde cualquier toma de deuda con el nuevo Fobaproa, pero la realidad es que esta falta de medidas oportunas por parte del Presidente ocasionarán que se sigan perdiendo empleos y esta es la parte que más nos preocupa de la realidad económica. Tenemos 1.3 millones de empleos perdidos en la economía formal y si no se actúa podemos llegar a los 2 millones a fin de año, esto es equivalente a todos los empleos que se crearon en siete años, por eso el llamad0 que hacemos al Presidente es para inyectarle apoyo público a la conservación y creación de nuevos empleos.
Coparmex tiene la propuesta de Remedio Solidario y destaco en ésta la de Seguro Solidario, que es donde no hay coincidencia con el Presidente. Hoy senadores y diputados de izquierda, líderes sindicales y organizaciones empresariales estamos hablando de la importancia que se otorgue un ingreso mínimo vital a todas los que perdieron su empleo, pero infortunadamente el Presidente está negado a esta posibilidad. Nosotros pensamos que los desempleados de 2020 son un grupo vulnerable y no merecen el desprecio por parte del Presidente.
–El Presidente también tiene una serie de proyectos que pese a protestas continúan, me refiero al Tren Maya, Dos Bocas y Santa Lucía, ¿qué opina de estos megaproyectos?
–El Presidente no tendría que abandonar estos proyectos para poder otorgar apoyos a los trabajadores y a la actividad económica, no son incompatibles. El Gobierno federal no lo creo el Presidente de la República, es una fortaleza que se creó hace cuatro décadas, tiene los más bajos niveles de endeudamiento externo, comparado con otros países de la OCDE, o sea tiene margen de maniobra para seguir con sus proyectos de infraestructura y enfrentar las medidas como las que hemos planeado, como Remedio Solidario.
Respecto a sus proyectos hay que destacar que hay una falta de un estudio de rentabilidad social para su ejecución. El único común denominador de estos proyectos es que se ubican en el sureste del país, pero claramente no tiene racionalidad económica. No me meto a discutir los impactos ecológico porque lo caracteriza a la administración del Presidente López Obrador en materia de inversión pública es la falta de racionalidad en la toma de decisiones. Este Gobierno se rige por el voluntarismo, por el dedito, por inspiración mañanera y no por la racionalidad en la toma de decisiones.
–El Presidente lo ha señalado abiertamente como una de las personas que forman parte de este grupo que está planeando una estrategia para llegar al poder, ¿qué dice a estos señalamientos?
–El Presidente es un mentiroso sistemático, malicioso y contumaz. Ha señalado reiteradamente que en mi caso tengo una aspiración de ser candidato a la gubernatura de mi estado. No obstante que lo he reiterado una y otra vez, él insiste en eso como un vehículo de descalificación. Es evidente que esta versión del BOA es una creación fantástica del entorno inmediato del Presidente. Lo que me parece perverso es que se utilice el espacio público, porque es evidente que la mañanera no es un foro cualquiera, es el espacio por el cual se crea la política pública, donde se habla de salud y seguridad del país, el Gobierno no puede llevar a la principal tribuna del país un documento que llega sin autoridad cierta. Hay una gran responsabilidad en el ejercicio de difusión por parte del Presidente en este tema.
Aunque es absolutamente falso (lo del BOA), a ningún demócrata le debe extrañar que personas que piensan distinto a quien ejerce el poder se puedan reunir; de hecho, el Presidente dedicó buena parte de su vida a la beligerancia política, a los señalamientos de oposición y esto fue lo que lo llevó a la Presidencia. Me parece de un talante autoritario el hecho de que el Presidente trate de estigmatizar o degradar a cualquier persona por el solo hecho de que se pretendiera organizar.
–¿Hay una preocupación en el sector empresarial sobre cómo se está manejando al país?
–Claro que sí, hay una grande preocupación. Hoy el Presidente es el principal agente nocivo para el desarrollo del país, cotidianamente está vulnerando instituciones fundamentales para el desarrollo. Si hablamos de la certidumbre, nadie había dañado tanto al desarrollo económico del país como sus acciones, por ejemplo, podemos hablar de las consultas exóticas que pusieron fin al NAIM o a la desinversión en Baja California de Constellation Brands, o a las decisiones para truncar el desarrollo en el sector energético. Es un Gobierno que se ha dedicado a atacar algunas de las bases fundamentales del país.
En mi caso tuvimos circunstancias my complejas hacia el trabajo del expresidente Enrique Peña Nieto, pero en ningún momento se dio una postura de nivel autoritario ni mucho menos de distanciamiento como con el Presidente López Obrador.
–¿Entonces ahorita no está interesado en algún cargo político?
–Lo voy a decir con claridad: es una mentira maliciosa del Presidente que no tiene otro propósito que descalificar a la Coparmex y a su presidente. Es falso que yo esté planeando ser candidato.
–¿En algún momento de este sexenio se podrá ver a los empresarios como aliados?
–Hago votos porque así sea, de hecho el que necesita tener un cambio de paradigma es el Presidente. La mayor parte de los funcionarios del primer nivel tienen claro entendimiento de la importancia, desde luego lo tiene Lázaro Cárdenas, Julio Scherer, Alfonso Romo, Marcelo Ebrard, la Secretaria de Economía, pero donde encontramos esta visión fundamentalista antiempresarial es en la persona del Presidente y en algunas áreas como la Secretaria de Energía. El país requiere que haya un acuerdo nacional para poder salir adelante de esta crisis, que no se la podemos achacar en sus orígenes al Gobierno, pero sí serán responsables de los efectos de una atención adecuada.
Nosotros vamos a estar siempre con una actitud positiva, apoyando lo que se deba de apoyar y señalando donde hay errores. El Presidente debe darse cuenta que muchas instituciones como la Coparmex, más allá de desacuerdos del pasado, a las buenas medidas de política pública siempre estaremos de su lado para empujarlas, así lo hicimos con la propuesta sobre la nueva cultura salarial, que empujamos junto con el Presidente para lograr un aumento salarial histórico en el país; también lo apoyamos en la propuesta para la conformación de la Guardia Nacional, así le reconocimos cuando decidió seguir con la ruta del T-MEC. Es decir, no tenemos ninguna situación personal de confrontación o de ser detractores sistemáticos, sino lo que la mayoría de sus decisiones han sido contrarias al país y por eso es que hemos tenido esos puntos de desencuentro.