En el momento del arresto de Gein, Bloch vivía apenas a 56 kilómetros del suceso, que conmocionó a la región. Esto incentivó una idea que al autor ya le iba rondando por la cabeza, la de que el vecino de la casa de al lado podría ser un monstruo asesino, llegando incluso a engañar a todo un pueblo, donde suele reinar el chismorreo.
Madrid, 23 de junio (EuropaPress).- Psicosis es una de las grandes películas de la historia del cine. Una hipnótica mezcla de terror y suspenso que es considerada por no pocos especialistas como una de las cumbres cinematográficas de Alfred Hitchcock y tras la que se esconde una inspiración muy real.
El realizador británico desconcertó al público y a la crítica con un filme que acabaría revolucionando los estándares del género y que acabaría sirviendo de base para lo que posteriormente se conoció como el subgénero slasher.
Oficialmente, Psicosis está basada libremente en la novela homónima de Robert Bloch, que publicó un año antes del estreno de la cinta, en 1959. Y precisamente fue esta obra la que tomó como base un hecho real: el caso de Ed Gein, que en noviembre de 1957 fue arrestado en Plainfield, Wisconsin, por el asesinato de dos mujeres.
Tras su detención, la Policía halló en su domicilio muebles, cubiertos e incluso ropa hecha con piel humana, así como también partes de cadáveres.
Los psiquiatras que le examinaron concluyeron que Gein estaba "intentando hacer un traje de mujer" para poder fingir ser su madre muerta, a quien los vecinos describieron como una mujer ultraconservadora que dominaba mentalmente a su hijo.
En el momento del arresto de Gein, Bloch vivía apenas a 56 kilómetros del suceso, que conmocionó a la región. Esto incentivó una idea que al autor ya le iba rondando por la cabeza, la de que el vecino de la casa de al lado podría ser un monstruo asesino, llegando incluso a engañar a todo un pueblo, donde suele reinar el chismorreo.
Efectivamente, el caso Gein tiene muchas semejanzas con el personaje de Norman Bates, que a su vez guarda mucho parecido con la versión cinematográfica que interpretó Anthony Perkins, especialmente por la viciada relación que había en ambas situaciones de madre e hijo. Una demostración más que la vida real sorprende mucho más que la ficción.