Los carteles mexicanos, que desde los años 80 eran socios de los colombianos para la introducción y distribución de cocaína en Estados Unidos, ampliaron su negocio y en los últimos años empezaron a invertir en la producción de drogas en el país andino, con lo cual están dominando toda la cadena del narcotráfico.
Por Jaime Ortega Carrascal
Bogotá, 11 de junio (EFE).- Los cárteles mexicanos de la droga se han hecho más fuertes en Colombia, ocupando espacios dejados por las FARC, dominio que tiende a agravarse con la pandemia de coronavirus, aprovechada por esas organizaciones criminales para aumentar su control social.
La advertencia la hace el director de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia, al presentar "Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos", un informe sobre el creciente poder de las mafias de ese país en Colombia, mayor productor mundial de cocaína.
"Tenemos mucho temor por la pospandemia", dijo a Valencia a Efe al explicar que en el país, al igual que en México, los narcotraficantes utilizan el poder del dinero en tiempos de crisis como el actual para extender sus tentáculos entre la sociedad.
Según Valencia, con "una crisis económica como la que ya está en curso" por la pandemia, "quienes tengan dinero en sus manos van a tener muchas posibilidades", no importa que ese capital sea de origen ilegal.
"De manera que nosotros ponemos esta alerta porque vemos que la pospandemia para grupos ilegales que tienen posibilidades de tener cantidades de dinero, si logran contactar con organizaciones colombianas, pueden aumentar mucho su control social, pueden aumentar mucho su poder", manifestó Valencia, uno de los mayores conocedores del conflicto y la violencia en Colombia.
INVERSIÓN DE PAPELES
Según el informe de la Fundación Pares, aunque la relación del crimen organizado de Colombia y México viene de décadas anteriores, en la actualidad "se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y de armas traído desde el país norteamericano".
Los carteles mexicanos, que desde los años 80 eran socios de los colombianos para la introducción y distribución de cocaína en Estados Unidos, ampliaron su negocio y en los últimos años empezaron a invertir en la producción de drogas en el país andino, con lo cual están dominando toda la cadena del narcotráfico.
"Lo que ellos (los mexicanos) decidieron fue empezar a participar directamente en la producción de la cocaína en Colombia, y lo que es principal, a invertir, ya no solo comprar, sino invertir en la producción a través de organizaciones de manera directa", aseguró el experto.
Para aumentar su penetración en el país, organizaciones como el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Jalisco Nueva Generación aprovecharon la firma del acuerdo de paz del Gobierno colombiano y las FARC, en noviembre de 2016, para ocupar con bandas aliadas locales "aquellos lugares donde la guerrilla ejercía pleno control (...) de actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico".
NUEVOS SOCIOS
Eso impulsó el fortalecimiento de grupos armados colombianos como el Clan del Golfo, los Caparrapos, los Pachenca, el Ejército Popular de Liberación (EPL) -también llamados los Pelusos-, y los Grupos Armados Postfarc (disidencias), algunos de los cuales tenían problemas internos, agrega el estudio.
"Los carteles mexicanos estaban subordinados de alguna manera a los carteles colombianos, pero esa relación ya se invirtió, en realidad, los reyes, los capos de capos, son los mexicanos", dijo Valencia, y explicó que no obstante, Colombia sigue siendo el origen de la producción de cocaína por la calidad de las hojas de coca y por la experiencia de estos grupos en los procesos de refinado.
La Fundación Pares ha identificado 97 grupos ilegales en todo el país "y una parte importante tiene alianzas con los mexicanos", según Valencia, y detalló que 27 de ellos están en la frontera con Venezuela. "De esos, 13 grupos son extranjeros, son trasnacionales", agregó.
"Ese es un lugar muy especial para los grupos ilegales, la frontera con Venezuela (...) y esos (grupos) controlan parte del negocio, no solo de la cocaína sino del contrabando y (la explotación ilegal de) los minerales", aseguró.
PRESENCIA NACIONAL
Con esa radiografía, la investigación concluye: "La presencia de carteles mexicanos en el país coincide con los lugares de mayor intensidad de cultivos de coca o con corredores estratégicos para el narcotráfico", y señala regiones como la costa del Pacífico en el departamento de Nariño y el norte del Cauca, ambos en el suroeste; el Catatumbo (fronterizo con Venezuela), el Bajo Cauca (noroeste), y el Magdalena Medio (centro).
En algunas de esas regiones también opera la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ha llegado a hacer "alianzas temporales" con grupos de narcos en regiones como el noreste de Antioquia, mientras que en otras, como la costa de Nariño, participa en disputas "por el monopolio de algunas zonas donde los cultivos de coca han venido en aumento".
Según el estudio, la expansión de los carteles mexicanos se caracteriza porque "tienen influencia directa sobre los grupos armados colombianos a través de la financiación o articulación" aunque "no cuentan con grandes ejércitos de 'mexicanos', pues desborda las lógicas de regulación y control territorial".
Otras características son "la presencia (en Colombia) de personas nacionales de México, pero también de países centroamericanos" -en especial de Guatemala, Honduras y El Salvador- y la participación "en la regulación del mercado del narcotráfico para garantizar la provisión de droga hacia Estados Unidos".
ASESINATOS DE LÍDERES SOCIALES
Sobre el impacto que la creciente presencia de carteles mexicanos puede tener en el aumento de asesinatos de líderes sociales, ya que las dos situaciones coinciden en el tiempo, Valencia considera que pueden estar relacionadas.
"La cosa perversa del crimen organizado es que necesita la anomia, necesitan romper la cohesión social, necesitan que no haya un orden, entonces arrasan lo que sea" porque de esta forma van eliminando obstáculos a sus negocios.
El experto añade que, en ese sentido, "los líderes sociales son un blanco para ellos" y es probable que eso suceda en regiones como el Cauca y la costa del Pacífico, en Nariño, donde hay una gran disputa territorial entre bandas.
"Las comunidades negras y las comunidades indígenas han resistido a todos los actores y están resistiendo a estos y entonces se está sacrificando a muchos líderes negros e indígenas en esa llegada de los mexicanos", añadió.