Una vez que las gotitas portadoras del virus se evaporan, el coronavirus residual muere rápidamente, por lo que la supervivencia y la transmisión de la COVID-19 se ven directamente afectadas por el tiempo en el que estas gotitas permanecen intactas.
Madrid, 9 de junio (EFE).- ¿Cuánto dura el coronavirus en las superficies? ¿En todas las ciudades se comporta igual? Un nuevo estudio dice que no: la temperatura, la humedad y el tipo de superficie juegan un papel importante en el tiempo que tardan las gotitas del virus en secarse después de toser o de estornudar.
Los virus respiratorios pueden transmitirse por medio de gotitas que se generan al estornudar, toser e incluso hablar, y una de las muchas preguntas que tratan de contestar los investigadores es cuánto tiempo el coronavirus que causa la enfermedad de la COVID-19 permanece vivo después de que alguien infectado tosa o estornude.
Y es que, una vez que las gotitas portadoras del virus se evaporan, el coronavirus residual muere rápidamente, por lo que la supervivencia y la transmisión de la COVID-19 se ven directamente afectadas por el tiempo en el que estas gotitas permanecen intactas.
En un artículo publicado en la revista Physics of Fluids, del Instituto Americano de Física, los investigadores examinan el tiempo de secado de las gotitas respiratorias en varias superficies de seis ciudades del mundo.
En concreto, de Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Miami, Sídney y Singapur.
El citado instituto de física recuerda que el tamaño de las gotitas es del orden del ancho del cabello humano, y los investigadores analizaron las superficies que se tocan con frecuencia, como los pomos de las puertas y las pantallas táctiles de los teléfonos inteligentes.
Utilizando un modelo matemático bien establecido en el campo de la ciencia de las interfaces, los cálculos del tiempo de secado mostraron que la temperatura ambiente, el tipo de superficie y la humedad relativa juegan un papel fundamental.
Por ejemplo, en cuanto al tipo de superficie, el estudio sugiere que pantallas de móviles, el algodón y la madera deberían limpiarse más a menudo que las superficies de vidrio y acero, porque estas últimas son relativamente hidrófilas y las gotitas en ellas se evaporan más rápidamente.
Además, según este trabajo, una temperatura ambiente más alta ayudó a secar las gotas más rápidamente y redujo drásticamente las posibilidades de supervivencia del virus.
Sin embargo, en los lugares con mayor humedad, la gota permaneció más tiempo en las superficies y las posibilidades de supervivencia del virus mejoraron.
Una vez determinado el tiempo de secado de las gotitas en diferentes climas, los científicos examinaron si esto estaba relacionado con la tasa se crecimiento de la pandemia de la COVID-19 en las ciudades seleccionadas para esta investigación.
Así, en los lugares con una mayor tasa de crecimiento de la pandemia, el tiempo que las gotitas tardaron en secarse fue mayor.
"En cierto modo, eso podría explicar un crecimiento lento o rápido de la infección en una ciudad en particular", apunta Rajneesh Bhardwaj, del Instituto Indio de Tecnología de Bombay, quien subraya: "puede que este no sea el único factor, pero definitivamente el clima exterior importa en la tasa de crecimiento de la infección".