Trump ha aprovechado el virus para poner fin de hecho al asilo en las fronteras de Estados Unidos, rechazando a migrantes, incluidos niños, tras invocar una ley de 1944 para impedir la propagación de enfermedades transmisibles, la cual se ha usado muy pocas veces.
Por Jill Colvin
WASHINGTON, 22 de abril (AP).- El Presidente Donald Trump promulgó un decreto el miércoles que suspenderá temporalmente la emisión de ciertas tarjetas de residencia permanente mientras aprovecha la pandemia de coronavirus para impulsar medidas migratorias estancadas desde hace tiempo en un año electoral.
Aunque el mandatario asegura que el fin de la medida es preservar los empleos para los trabajadores estadounidenses en una economía destrozada por el coronavirus, en general los partidarios de la migración y los que se oponen a ella consideran que está impulsada más por móviles políticos que por el deseo de mitigar los efectos de la enfermedad COVID-19 sobre la economía.
Esta suspensión de 60 días, cuya promulgación anunció Trump antes de su reunión diaria con la prensa, no afecta a los cientos de miles de visas para trabajadores temporales que el país emite cada año. E incluye una larga lista de excepciones, incluyendo a quienes ya están en el país y los médicos y enfermeras que buscan ingresar, así como los cónyuges e hijos pequeños de ciudadanos estadounidenses.
De todas formas Trump dijo que la medida es una amplia “suspensión temporal de la migración hacia Estados Unidos”. Esa declaración seguramente le agradará a los simpatizantes más leales del mandatario mientras él se encamina a la que se presume será una lucha electoral encarnizada.
“Esto asegurará que los estadounidenses desempleados de las ocupaciones más diversas serán los primeros en la fila para los puestos de trabajo conforme nuestra economía se reactiva”, afirmó el miércoles.
En su campaña de 2016, el Presidente se comprometió a combatir la migración legal e ilegal con el argumento —refutado por muchos— de que los trabajadores extranjeros compiten con los estadounidenses por los trabajos y hacen que los sueldos bajen debido a que están dispuestos a aceptar un salario menor. Aunque el Congreso y las cortes han frenado muchos de los intentos de Trump para cambiar drásticamente el sistema de migración del país, desde prohibir el arribo de personas de ciertas naciones hasta restringir el asilo, la pandemia ha cambiado todo, al menos por el momento.
Al igual que los gobernantes de otras naciones, Trump ha restringido las llegadas desde gran parte del mundo, incluyendo China y amplias regiones de Europa. Las fronteras con México y Canadá están cerradas salvo para los viajes “esenciales”.
Debido al cierre de consulados, casi todo el procesamiento de visas por parte del Departamento de Estado está suspendido desde hace semanas. Y Trump ha aprovechado el virus para poner fin de hecho al asilo en las fronteras de Estados Unidos, rechazando a migrantes, incluidos niños, tras invocar una ley de 1944 para impedir la propagación de enfermedades transmisibles, la cual se ha usado muy pocas veces.
La medida sobre las tarjetas de residencia permanente, llamadas green cards en inglés, posiblemente restringirá la capacidad de los titulares para respaldar a familiares que también quieren llegar al país, una práctica que Trump ha llamado despectivamente “migración en cadena” y que ha intentado restringir.
Seguramente el decreto del mandatario será impugnado en los tribunales. Pero la versión final era mucho menos drástica de lo que los partidarios de la migración y sus detractores preveían después de que el tuit que Trump publicó el lunes en la noche generó gran expectativa entre las empresas, los que desean inmigrar y los funcionarios del Gobierno.
“Ante el ataque del Enemigo Invisible, así como la necesidad de proteger los empleos de nuestros grandiosos ciudadanos estadounidenses, tengo previsto firmar una orden ejecutiva para suspender temporalmente la migración hacia Estados Unidos”, escribió Trump.
Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios sobre la Inmigración, que apoya una reducción en las tasas de migrantes, dijo que el cambio “tendrá un efecto muy modesto en las políticas", pero añadió que “ni siquiera es la gran cosa. No tiene mucho contenido”.
Consideró que “la función primordial fue política, para responder a la preocupación de la gente de que en este momento, con tal vez el 15 por ciento de la fuerza laboral sin trabajo, tenían que hacer algo”.
Frank Sharry, director ejecutivo del grupo liberal America’s Voice, que apoya una reforma a las leyes de migracion, coincidió con esta postura parcialmente.
"Este anuncio tiene más que ver con alcanzar titulares de prensa que con cambiar una política de migración”, afirmó Sharry el miércoles. “A mí me huele más a una estrategia electoral, no a un cambio de política; me huele a desesperación y pánico”.