Human Rights Watch (HRW) denunció la muerte de al menos 6 personas a causa de la violencia policial en Kenia; esto se desató debido al toque de queda implementado para contener la contingencia del COVID-19, aunque la violencia se ha perpetrado desde antes de la medida.
Nairobi, Kenia, 22 de abril (EFE).- Al menos seis personas han muerto en Kenia debido a la violencia policial desatada durante los primeros diez días del toque de queda instaurado el pasado 27 de marzo para contener la propagación de la COVID-19, denunció este miércoles Human Rights Watch (HRW) en un comunicado.
"La policía, sin justificación aparente, disparó y golpeó a las personas en los mercados o al regresar a casa del trabajo -reza el texto- incluso antes del inicio diario del toque de queda"; que abarca desde que anochece hasta la salida del sol.
El mismo 27 de marzo en la ciudad costera de Mombasa, más de dos horas antes de la entrada en vigor del toque de queda, la policía golpeó con porras a la multitud que se disponía a abordar un barco de regreso a casa, haciendo uso de gas lacrimógeno y obligándoles a tumbarse en el suelo sin respetar el distanciamiento social.
"La brutalidad policial no solo es ilegal, sino que también es contraproducente en la lucha contra la propagación del virus", afirma Otsieno Namwaya, investigador principal para África de HRW.
Según entrevistas telefónicas con 26 testigos, familiares y víctimas de estos abusos, la policía ha hecho cumplir de forma violenta el toque de queda "disparando, golpeando y extorsionando" a los kenianos.
Uno de los seis fallecidos es Yassin Hussein Moyo, de 13 años y quien fue alcanzado por una bala en el estómago el 31 de marzo mientras observada desde el balcón de su casa, localizada en el barrio de Kiamaiko (Nairobi), como los agentes patrullaban las calles durante el toque de queda.
De acuerdo con testimonios recogidos por HRW, la policía también hizo uso de munición real en los condados de Busia y Kakamega, en el oeste de Kenia, acabando con la vida de un vendedor de tomates golpeado mortalmente por un bote de gas lacrimógeno; y matando a golpes a un segundo hombre.
Un joven conductor de taxi falleció también a causa de heridas provocadas por una paliza policial en la bahía de Homa, en el oeste de Kenia, y otras dos personas murieron en el condado de Kwale, en la región costera, después de ser brutalmente golpeados por agentes de policía, según testigos.
En el comunicado, HRW denuncia también el largo historial de un uso excesivo de la fuerza a manos de los agentes del orden kenianos -ya sea durante redadas en asentamientos informales o al reprimir de forma violenta manifestaciones-, así como la impunidad con la que cometen estos actos.
"Aunque muchos asesinatos cometidos por la policía han sido bien documentados tanto por instituciones estatales como por organizaciones de derechos humanos, los agentes rara vez han tenido que rendir cuentas", reprocha esta ONG, que exige el fin de esos abusos y una investigación exhaustiva de las muertes.