La lógica detrás de pagar a la gente para que se lleve el petróleo es que los inventarios mundiales están en máximos, y acumular aún más petróleo a la espera de una recuperación de los precios es más caro que deshacerse de él pagando dinero.
Canadá, 20 abril (EconomíaHoy).- El histórico desplome de los precios del petróleo que se está viviendo estas semanas ha llegado a marcar hitos inimaginables hasta hace bien poco. El West de Texas se desploma un 300 por ciento y cotiza en negativo. Y Canadá, un país que produce algunas variedades muy complejas de usar, ha marcado el que puede ser el récord hasta ahora: uno de sus tipos, el Edmonton C5, llegaba a pagarse a -4.68 dólares por barril en la apertura. Es decir: si te ofreces a llevarte un barril de ese crudo a casa, te pagan más de cuatro dólares por las molestias.
Las cifras tienen sentido si se tiene en cuenta que esa variedad, al ser muy pesada y requerir de diversos procesos de refinamiento para ser utilizada, siempre se vende con descuento respecto al precio base estadounidense, el West Texas (WTI). En 2018, el Edmonton C5 llegó a ofrecerse con un descuento de 19.50 dólares por barril. Y dado que el WTI ha cotizado este lunes en negativo, es normal que el Edmonton C5 se pague ahora a cuatro dólares negativos. Pero no deja de ser algo increíble.
Las alarmas ya se desataron la noche del domingo, cuando el Western Canadian Select, el crudo extraído de las arenas petrolíferas de Alberta, en el oeste canadiense, llegó a los -0.65 dólares por barril. El Gobernador de la provincia, Jason Kenney, tuiteó los datos a medianoche, alarmado y pidiendo ayuda al Gobierno. "En los últimos años, el sector ha pagado 359 mil millones de dólares en royalties e impuestos. Hay 500 mil empleos que dependen de él. Cuando el sector automotriz se hundió en 2008, el Gobierno tomó medidas para salvar a esos trabajadores", recordó el Gobernador.
La lógica detrás de pagar a la gente para que se lleve el petróleo es que los inventarios mundiales están en máximos, y acumular aún más petróleo a la espera de una recuperación de los precios es más caro que deshacerse de él pagando dinero. Pemex, por ejemplo, se encuentra ya con más gasolina de la que tiene espacio para acumular, lo que la ha obligado a contratar barcos cisterna para acumularlo, con el consiguiente coste que suponen.
El resultado, según indica Bloomberg, es que los productores que pueden cerrar el grifo están haciéndolo: un 13 por ciento de la capacidad de extracción estadounidense se apagó la semana pasada. Aun así, el ritmo de producción sigue sobrepasando con creces a la anémica demanda mundial causada por la crisis del coronavirus y a los inventarios mundiales. En Estados Unidos quedan unos 150 millones de barriles de capacidad de almacenaje, pero el superávit está creciendo a razón de unos 6 millones semanales, según la consultora Lipow Oil Associates.
En Texas, sin ir más lejos, los precios han llegado a caer a 2 dólares por barril en algunas empresas, pese a que su petróleo es más fácil de manejar que el canadiense, solo por evitar esos costes. A este ritmo, quizá habrá que pensar de verdad en llevarse un barril a casa.