Hoy el mundo enfrenta un virus que vuelve a cuestionar la relación que tenemos con los animales. Las prácticas culinarias de la humanidad han puesto en jaque la salud pública de todos los continentes, ejemplo de ello son los mercados húmedos o mercados de animales vivos que son el origen de los recientes brotes de enfermedades mundiales y donde se cree que comenzó el COVID-19.
A estos mercados con sus puestos teñidos de rojo por la sangre, vísceras y agua que provienen de los restos de animales recién matados para obtener su carne, a los cuales previamente mantuvieron en jaulas estrechas y recintos insalubres, la gente acude a comprar “carne fresca” para su consumo en condiciones poco sanitarias, creando el caldo de cultivo perfecto para enfermedades zoonóticas, como en el que ahora los científicos creen que el COVID-19 se originó, un mercado de mariscos en Wuhan, China, famoso por el comercio de animales silvestres.
No es la primera vez que un virus mortal se relaciona con el comercio y el consumo de animales vivos. El brote de influenza aviar en 2005, virus mortal entre aves de corral, la pandemia de influenza de la gripe porcina en 2009 que saltó de los cerdos a los humanos y el MERS - Síndrome respiratorio de Oriente Medio en 2012 por consumo de carne o leche de camello, son otros ejemplos de virus que probablemente se originaron en animales y luego saltaron a los seres humanos causando brotes peligrosos.
"3 de cada 4 enfermedades infecciosas nuevas o emergentes en las personas provienen de los animales", Centro de control y prevención de enfermedades.
Estos mercados no sólo representan una constante amenaza para el mundo, sino que también son intensamente crueles e inhumanos para los animales. Imágenes exclusivas filmadas por Igualdad Animal en mercados húmedos de China, Vietnam e India, dejan al descubierto las condiciones inmundas en las que viven diversos animales entre ellos aves, ciervos, mapaches, cocodrilos y perros que esperan ser asesinados, mientras sufren de deshidratación, hambre y enfermedades.
La prohibición global de estos sitios, es la única manera de contener crisis como la que estamos viviendo en este momento y un factor clave para evitar futuras pandemias. No solo por el terrible sufrimiento con el que se mata a los animales, sino por los inmensos riesgos de salud. Es un problema global que requiere medidas globales.
⛔ Haz click en https://t.co/OFYghseonR si quieres prohibir inmediatamente todos los mercados de animales vivos en todo el mundo. ???????? ? #banwetmarkets? pic.twitter.com/ljphNzTq7X
— Igualdad Animal Mex (@IA_Mexico) April 7, 2020
Y este problema aumenta, cuando este ambiente infecto no solo está en los mercados húmedos del continente asiático, aquí, en México, nuestro país, los rastros clandestinos son un peligro inmediato para los humanos.
Actualmente, en estos rastros que operan en la Ciudad de México, no existe ninguna medida que garantice la higiene. Los animales son asesinados en casas, patios, bodegas, sin ninguna instalación adecuada, para de esta forma darlos en venta al público.
Dado que en estos sitios clandestinos, no existe un control de la carne que sale a las calles, no se sabe si los animales están enfermos, pudiendo causar algunas enfermedades que pueden contraer las personas al ingerir la carne. En algunos de ellos se vende carne de animales contaminada con de clembuterol, sustancia que se concentra en las vísceras de los animales, y puede ser peligroso para quienes padecen problemas cardiovasculares.
La matanza de traspatio como comúnmente se le conoce a la matanza clandestina, al igual que la matanza en los mercados húmedos, se hace sin ningún tipo de condiciones de sanidad y genera un problema de salud pública y un impacto ambiental negativo.
Es hora de actuar, la operación de estos lugares está relacionado con el consumo de los animales que se matan para ser vendidos y la historia ya nos ha dado un indicio claro, la vacuna más eficaz para prevenir enfermedades que luego se pudieran convertir en pandemias, es optar por dejar a los animales fuera de nuestros platos y no alterar su ecosistema.