¿Qué es una pareja? ¿Es imperante tener una? ¿Por qué a muchos les resulta poco fácil encontrarla? ¿Por qué, una vez establecido el vínculo, hay una tendencia a su rompimiento? En teoría, reflexiones como estas parecerían suscitar, en las sociedades actuales, la necesidad casi vital de ir a la introspección desde el punto de vista emocional y afectivo, a nivel individual. De revisar los aspectos de la autoestima y de los miedos o barreras autoimpuestas. ¿Seremos nosotros mismos quienes obstaculizamos nuestro libre desenvolvimiento en la interacción social y amorosa? ¿Existe falta de honestidad cuando nos presentamos ante el otro? ¿Estamos dispuestos a aceptar a la otra persona tal cual es o perseguimos estrictamente que se cumplan nuestras expectativas?
Las tendencias en el pensamiento apuntan en direcciones opuestas. Hay quienes se interesan por el “yo” profundo y llegan hasta las consultas de psicoterapeutas que los ayudan a entender que, antes de amar al otro, hay que aprender a amarse y a aceptarse a sí mismo. Hay quienes no quieren o no se atreven a darse esta oportunidad por temor a no saber abordarlo o por no querer salir de su zona de confort y prefieren navegar sin bandera y sin un curso definido. Hay quienes asisten a talleres o leen libros sobre el arte de seducir y saber elegir a un compañero adecuado. Hay, incluso, quienes ya trataron todos estos métodos. ¡Y nada!
Si partimos de una mera concepción antropológica social de lo que es una pareja, en el contexto actual, podríamos definirla como la unión de dos personas, de sexo indistinto, en un determinado momento, que mantienen relaciones sexuales, y que poseen un proyecto en común. ¿Es eso lo que buscamos? ¿Es realmente tan difícil relacionarse emocionalmente como pareja?
“Me parece que, al contrario, cada vez hay más relaciones emocionales, pero mal formadas y mal sentidas. Mal formadas porque vivimos en una sociedad que todo lo quiere "ya", apunta el psicoterapeuta familiar, Francisco Preciado. “Vivimos en una psicosis en la que todo mundo quiere las recompensas antes de hacer el esfuerzo por obtenerlas, lo que algunos de mis colegas llaman “poca tolerancia a la frustración” y yo le llamo “la demora de gratificaciones”. Se nos olvida que para compartir hay que aprender a negociar y hay que tener un nivel básico de madurez, que es la que aún no se ha formado, sobre todo en el tema de las emociones”.
En lo que la humanidad se “reacomoda” a los nuevos roles del hombre y la mujer en los planos emocional y social, un negocio internacional multimillonario se desarrolla, crece y se hace cada vez más eficiente tomando como sus pilares la soledad, las carencias afectivas y la adicción a las vivencias de alto impacto que se viven a flor de piel en el nuevo milenio. Se trata de los ampliamente concurridos sitios de encuentros por internet. Tan sólo en Google, existen 640 links que con un click te llevan a páginas donde encontrarás oportunidades de “amor”, relaciones extramaritales, cualquier tipo de aventura romántica o sólo sujeta a los más básicos instintos. Lo mismo se prestan para que encuentres a tu pareja ideal o sólo amig@s ocasionales. Las experiencias se pueden presentar desde divertidas o hasta peligrosas, pero también hay quienes fueron suertudos y consiguieron contraer nupcias. No falta, sin embargo, aquel que, ávido de apapacho, recurre a estos sitios como recurso de “felicidad” momentánea, bajo un costo.
¿Es legal o, en todo caso, moralmente correcto abrir sitios web donde la gente pueda literalmente comprar compañía? De acuerdo al psicoterapeuta Francisco Preciado, “existen muchas lagunas en la leyes con respecto al uso de la web y, aún más, en lo moral”. Considera que este fenómeno “es reflejo de una profunda soledad y sin duda es una grave falta moral, pues lastima en mucho a nuestra sociedad”. “Sin embargo” –reflexiona- “si hoy las redes sociales de la internet nos permiten disipar este grave mal, me parece que es válido encontrar compañía aunque sea virtualmente”.
A pesar de que las opciones de páginas de contactos en la red son muchas, no todas ofrecen los mismos servicios ni de forma gratuita. En la mayoría de ellas el registro no tiene costo, pero sí se debe pagar por poder acceder a determinados servicios tales como enviar o leer mensajes, enviar guiños, ver los perfiles de otros usuarios, las fotografías o utilizar el chat.
Establecer nuevas relaciones a través de páginas como Match.com, AshleyMaddison, Mexican Cupido o Mobifriends; puede llegar a costar desde 4 mil hasta 8 mil pesos al año, por persona. Si bien se trata de un negocio jugoso, en las web de pago no se puede contactar con todos los usuarios registrados, pues sólo es posible hacerlo con los que han pagado sus cuotas. En muchos sitios, esta comunidad representa menos del 20 por ciento de todos los registros. Por otra parte, la oferta de servicios más especializados como el matchmaking, una variación del «dating» (concertar citas a través de internet) parece ser uno de los productos de mayor demanda y generación de ingresos.
A la fecha, existen más de siete millones de usuarios de este tipo de páginas en el mundo. Cinco de cada diez internautas afirma que son un medio eficaz y rápido para encontrar pareja, conocer gente o relacionarse con personas de afinidades similares.
Por ejemplo, los sitios de Matchmaking reúnen datos sobre la personalidad de sus usuarios que luego son comparados para realizar automáticamente propuestas de pareja. Estos sitios se orientan principalmente a personas solteras que quieren formar una pareja estable y seria, y que están dispuestos a pagar una cuota por ello.
La mayoría de estas ofertas incluyen un test o informe de personalidad, e incluso la devolución del dinero en caso de fracaso en la búsqueda de pareja. Cuando un cliente decide convertirse en Premium las ventajas de su cuenta se multiplican, pues además podrá enviar todos los mensajes y preguntas que desee a sus parejas propuestas, leer todas las respuestas y mails que reciba, ver las fotos con claridad (si no son usuarios Premium ven las fotos borrosas) y ver quién ha visitado su perfil.
Según un estudio realizado por Jupiter Search a comienzos del 2007, en el 2011 el volumen de facturación de las empresas de búsqueda de pareja creció en un 126% con respecto al 2006, y el número de usuarios de pago también aumentó en un 114% con respecto al mismo año. Sólo en el 2011, los proveedores de este sector alcanzaron en España un volumen de negocio total de 549 millones de euros.
Por su parte, desde el año 2005, Meetic, el sitio premier de encuentros y de chateo más importante de Europa, cotiza en la bolsa de París. Su facturación en 2008 fue de 133,70 millones de euros. Ya entrados en el glamour y clima chic parisino, vale la pena comentar acerca de otra innovación y hit mercadológico del negocio de búsqueda de compañía donde, por cierto, las mujeres son las comparadoras exclusivas.
En el 2008, en Francia, se inauguró AdopteUnMec (AdopteUnAmigo), una página web de encuentros que, por primera vez, invierte los roles de ambos sexos en materia de seducción. Con la apariencia de una tienda en línea, el sitio ofrece a las usuarias una amplia selección exclusiva de varones guapos que pueden elegirse según numerosos criterios de búsqueda que van desde el cocinero hasta el masajista, el artista o el deportista.
El sitio cuenta ya con 4.7 millones de usuarios inscritos, de los cuales el 86% se encuentra en el rango de edades de 18 a 35 años. Además, es el número uno del sector en cantidad de páginas visitadas con más de 331.5 millones de visitas mensuales y una comunidad de 140 mil fans en Facebook. Por si fuera poco, los fundadores del sitio inauguraron en una lujosa calle de París, a mediados de septiembre pasado, la primera boutique AdopteUnMec.com, donde los hombres previamente registrados al sitio se exhiben en vitrinas para ser elegidos por sus compradoras quienes, una vez que han pagado por la compañía, los recogen y se los llevan de la boutique en carritos de compras.
El éxito ha sido tal, que AdopteUnMec.com tiene previsto ampliarse a nivel internacional en los próximos meses y llegará a México, según los planes, en el 2013 para establecerse en las ciudades de Guadalajara y Distrito Federal.
Sin duda, es un tema polémico. Mientras unos abogan por la desaparición de la trata de personas, otros se venden por ratitos. ¿En qué parte de la memoria colectiva dejamos los episodios históricos de las luchas por alcanzar garantías individuales? ¿De plano ya, la familia moderna perdió autoridad moral o ya no le interesa educar e inculcar valores?
“Sin duda, el cambio de los valores a través de la historia se ha transformado, lo mismo que la comunicación y los medios para transmitirla”, comenta el psicoterapeuta Francisco Preciado. “Es por eso que las conquistas alcanzadas por el hombre en torno a su libertad, no sólo han quedado plasmadas en papel en una Constitución de manera permanente, sino que, ahora, están escritas en el corazón de cada hombre y mujer quienes la expresan desde su particular forma de entender. Por eso existe un riesgo de olvidarlas”.
“La enorme maquinaria del capitalismo, en la que todos los que usamos la internet estamos inmersos, nos ha enseñado a ver, en todo, una mercancía que tiene valor pero que es desechable en cualquier momento. Este es el nuevo lenguaje que nos ofrece la web: realidades virtuales impersonales que nos permiten crear sensaciones, reflexiones, fantasías, etcétera. Simplemente es una manera diferente de ver las cosas, de acercarnos, de entendernos con sus riesgos y virtudes y, sin duda, también es un espacio con posibilidades de hacer el mundo algo diferente”.
Quizás ya no sea tan relevante la manera en la que consigamos pareja, siempre que eso nos hagas felices y no lastime a nadie. Lo importante, sin embargo, es asumirla como un camino del desarrollo de ambos, como un genuino interés por el bienestar del otro. Como dice el psicoterapeuta Jorge Bucay: “La pareja no es un estado inmutable de dos personas que no cambian. Es más bien un viaje por un camino elevado psicológica y espiritualmente que comienza con la pasión del enamoramiento, vaga a través del escarpado techo de descubrirse y culmina con la creación de una unión íntima, divertida y trascendente, capaz de renovarse en la reelección mutua, una y otra vez, durante toda la vida”.