En sus países de adopción, se han dado a la tarea de informar a los ciudadanos sobre lo que conciben como el “verdadero acontecer político mexicano”. Desde las redes sociales, en misivas a autoridades o en plantones frente a las embajadas señalaron en los pasados comicios “compra de votos o gastos excesivos de campaña”. Sobre todo, reclamaron por la imposibilidad para ejercer el voto desde el extranjero. No es que sean diferentes al resto de los activistas, ni con mayor presencia política, su diferencia radica en que han sabido tomar las iniciativas suficientes para que, en eco, suenen las protestas de otros mexicanos, los que están lejos por diversas razones. Porque México les importa y mucho
FRANCISCO RAMÍREZ
#YOSOY132 / NUEVA YORK
Le llaman “Fanzine” y es el decano de este panel de activistas mexicanos en el extranjero. Con apenas el “General Educational Diploma”, equivalente estadounidense de la preparatoria concluida, Francisco Ramírez es un miembro activo de la rama nueva yorquina de #Yosoy132, y se define como un simpatizante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
A diferencia de sus compañeros, “Fanzine” no confía en político alguno, y este albañil de 44 años afirma en voz alta que no ha votado en ninguna elección, ni votará nunca.
Sin embargo, cuando se le pregunta qué es lo que lo llevó a protestar en esta elección, contesta sin titubear: “La impunidad, el crimen, la falta de justicia y el descaro con el que nos mienten los órganos políticos en complicidad con las televisoras”.
Me uní al #YOSOY132 NY y soy miembro activo, sé que la unidad y organización son las armas para defendernos y luchar. De hecho, me uno a cualquier grupo que luche por lo mismo que nosotros”.
El hombres que empezó a luchar desde México hace 14 años en grupos comunitarios, estima que la única solución en este caso consistiría en remover de raíz a todas las instituciones de gobierno, y a la élite neoliberal que impera en estos momentos en el país azteca.
Con un tono de indignación muy poco contenido, Francisco Ramírez se ofusca por la imposición de lo que él llama el “presidente impuesto por un narco-gobierno”, mientras propone contactarnos con el mundo de los “camaradas” activistas en Nueva York, de todos horizontes y filiaciones políticas y apolíticas, mucho más amplio de lo que parece en un inicio, concluye.
ÁNGELA MELÉNDEZ
MOVIMIENTO LOS ÁNGELES CON MÉXICO / LOS ÁNGELES, CA
Por su parte, Ángela Meléndez es integrante y vocera del colectivo “Movimiento Los Ángeles con México” y es licenciada en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Baja California.
En entrevista a distancia, por computadora, explica que su movimiento empezó como una simple página de Facebook. “En sus inicios éramos casi 10 personas responsables del trabajo en las redes, del micrófono y la recolección de firmas. El trabajo se fue haciendo más demandante desde la primera semana, y hubo la necesidad de realizar una primera junta para definir los lineamientos y objetivos del grupo que se define de la siguiente forma: somos una organización social que busca darle voz a las causas y movimientos que surgen en México, ayudando a buscar soluciones desde nuestra ciudad de residencia, en este momento histórico la legalidad del proceso electoral dentro del contexto de inequidad en el que se desenvolvió, ha sido prioridad”.
Esta joven que se define a sí misma como miembro de la generación Y, repite no tener ninguna afiliación política, ninguna particularidad, y ser una voz más entre la de “millones de personas que quieren gritar al igual que ella”, desde Estados Unidos.
“Al principio, mi participación no pasaba de pláticas y comentarios con amigos en las redes sociales, pero cuando me mudé a Los Ángeles, en mayo de este año, me di cuenta del cerco mediático que acallaba a las voces disidentes en el país, así que regresé al país para votar y conocer los jóvenes de #Yosoy132 Mexicali”, expresa.
El día de las elecciones presidenciales en México fue voluntaria para cuidar una casilla. Ese fue un día de mucho estrés, plagado de trabas e irregularidades. Entre ellas, vio a un “mapache” que no pude documentar y proselitismo cercano a la casilla, más la frustrante falta de cooperación de los representantes de casilla, explica. Su madre que nunca ha estado a favor de las protestas le pedía no salir, porque la podían arrestar, pero no le hizo caso.
El 2 de julio, Mexicali marchó, como nunca se había visto en esa ciudad. Más de mil personas se congregaron de manera espontánea y marcharon hacia el IFE, y el 4 de julio, el número se triplicó. Orgullosa, Ángela gritaba: “Pueblo, escucha, esta es tu lucha”.
Hasta que se regresó a los Estados Unidos, el 7 de julio, lo que no le impidió seguir con la lucha. La activista mexicana cuenta que cogió un megáfono para leer en voz alta en su ciudad -que es considerada como la segunda metrópolis con mayor número de mexicanos en el mundo, después del Distrito Federal- un artículo de la revista Proceso que comenzaba con las palabras: “Nuestro sistema de gobierno está basado en la fe ciega”.
A diferencia de algunos de sus colegas, Ángela no cree que el fraude haya sido un acto burdo, sino que “precisamente fue el PRI el que desde el 2009 reformó la ley electoral a su favor. Fue una imposición perfectamente maquinada, donde no necesitaron armas ni el fraude a ras de casilla descarado de siempre, o el cibernético del 2006, si no que se programó mediática y legislativamente”.
Por último, esta integrante del movimiento “Los Ángeles por México”, al igual que sus compañeros Gladys del Puerto, Erika Valencia y Miguel Rosas, quiere dejar claro el papel que jugaron las redes sociales en las recientes protestas mexicanas. Según ella, fueron “la revolución mediática de los últimos años. En particular cuando Facebook dejó de ser interesante por sus juegos y aplicaciones, cuando la gente, cansada de las mismas noticias, decidió predominar con el pensamiento crítico”.
Lo mismo que muchos chicos y chicas de su generación, Ángela Meléndez considera que las redes sociales son un lugar donde la censura no existe. “Teníamos como antecedentes el movimiento Occupy y Anonymous. Solo faltaba que todo estallara. Pero ¿El México del mundo fuera de las redes estaba listo para esa revolución?”, pregunta, en nombre de su colectivo.
GILLES LALU
MORENA / FRANCIA
Tiene 29 años, es chilango y está estudiando una maestría en el Instituto de Estudios Políticos de París. También es fundador del colectivo Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en Francia, y explica que empezó a luchar desde la Facultad de Economía en la UNAM, para impulsar la modernización del sistema universitario, antes de mudarse a Francia.
Durante esta elección, decidió regresar a México para presenciar “las irregularidades en el proceso electoral, la compra de votos, los gastos excesivos de campaña, el sesgo de información y la manipulación de la misma para favorecer la candidatura de Peña Nieto”.
Desde hace varios meses empezaba a vislumbrar atisbos de corrupción en la campaña electoral; desde las redes sociales en las que sus compañeros le informaban de la situación mexicana, desde los pocos medios opositores a la candidatura priistas y los aún mas raros diarios “objetivos”; pero la gota que derramó el vaso fue la imposibilidad de votar para varios amigos mexicanos radicados en Francia.
“Yo no tuve problemas, pero varios amigos no pudieron votar porque no les llegó la boleta, o les llegó a destiempo a pesar de las grandes cantidades de dinero que destina el IFE para impulsar el voto en el extranjero”, afirma el joven de barba de candado, tez morena y sonrisa amplia, en un restaurante del centro de la Ciudad de México.
Gilles voltea a ver una joven mesera del Clu 60 de Condesa, mira de reojo el resultado del partido Barcelona-Madrid, y retoma su relato en medio de una hamburguesa que a duras penas cabe en las manos.
“Tengo miedo a un regreso de la dictadura perfecta, me preocupa el involucramiento del narcotráfico en la campaña debido a las cantidades de dinero que fluyen, y el arrodillamiento de instituciones como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ante este nuevo poder”, resume.
Pero en esta elección corrió un soplo de esperanza para Gilles: se siente orgulloso de ser parte de un movimiento generacional que nació en una nueva era, y que milita por sus derechos como lo hicieron sus antecesores en el 68, pero con mucha más información y coordinación, gracias a las redes sociales.
A pesar de no participar en #Yosoy132, Gilles se siente solidario con sus compañeros y enfatiza que ser parte de Morena no lo hace dependiente de las decisiones de Andrés Manuel López Obrador. En los lugares en los que gente de cualquier partido pisotee a los derechos humanos, nos encontrará como opositores, declara el universitario.
Sentado detrás de su computadora, Gilles combate como puede las injusticias que sufren sus paisanos y trata de compartir sus ideas y la información de la que dispone con el público francés. Denuncia los casos de irregularidad de los que toma conocimiento en la elección mexicana e intenta concentrar la información que atañe a los mexicanos en Francia, como la imposibilidad de votar de algunos de sus amigos más cercanos.
“La solución a los problemas mexicanos no es política, tiene que pasar por diversos comités ciudadanos que supervisen y den seguimiento al trabajo de los servidores públicos, propongan iniciativas de ley que sirvan a la ciudadanía, y sirvan de contrapeso al poder federal”, enfatiza.
Debemos dejar de confiar en los políticos para que nos arreglen la vida, toca tomarse en mano y defendernos como podamos, concluye. Aunque sea desde una computadora en Francia, pero Gilles trata de aportar su granito de arena a la democracia mexicana, y planea regresar a México, explica, poco antes de regresar a París.
BELLA JUÁREZ
MORENA / HOLANDA
Bella Juárez, por su parte, dejó México una vez concluida la carrera de Psicología en la UNAM, a los 29 años. “La injustica que vive mucha gente en México
para mí era insoportable y no la podía ignorar, entonces decidí
abandonar mi país” y viajar a Holanda, en donde vivo desde hace tres años, comenta. Bella ha tenido situaciones muy difíciles que prefiere no comentar, pero nunca dejó de luchar.
Tiene cabello ondulado, ojos negros profundos y una ideología de izquierda de la que se siente orgullosa. Sin embargo, reitera no tener afiliación política. A diferencia de Gilles, la creadora de Morena Holanda no pudo votar durante estas elecciones ya que nunca recibió la boleta que le estaba destinada.
Entonces, acompañada de varios compatriotas defraudados, decidió escribir cartas a los medios de comunicación locales, al ministro de Holanda y al embajador de México en Holanda para que no reconocieran a Enrique Peña Nieto como Presidente electo mientras el TEPJF no diera su decisión final, y al embajador mexicano en los países bajos.
En la embajada, los empleados del gobierno mexicano rechazaron abrirles las puertas del recinto, hasta que un empleado anónimo aceptó recibir la carta, sin firmarla ni sellarla, por lo que Bella aún no está segura de si se dio a conocer esta carta a las autoridades del lugar.
A pesar de ello, los integrantes de su movimiento y los ciudadanos sin filiación política que se decidieron sumar a las protestas organizaron plantones y manifestaciones frente a la embajada, en espera de que de esta forma, alguien terminara por tomar en cuenta su punto de vista sobre las elecciones mexicanas.
Para la sicóloga, oriunda del Distrito Federal, lo más duro en esta elección fueron las necesidades de su pueblo, que usaron algunos partidos para cooptar votos. “Es lo más triste, no los culpo a los que se vendieron por hambre, los entiendo y me duele, me duele que algunos compatriotas padezcan tanto, que tuvieran que vender su voto por tan poco, no los juzgo, los entiendo y me duele”.
A pesar de que ya no vuelve a suelo mexicano, Bella sigue estando preocupada por lo que sucede en su país, y considera que su mayor miedo en caso de “la imposición de un presidente priista” es que se empiece a vender su país cachito por cachito, y que se cometan injusticias contra los mineros, electricistas y trabajadores en general, como han hecho en todos los estados los políticos de toda índole.
Aunque con un sonrisa esquinada, cree en una luz al final de túnel que ha dejado ya más de 70 mil muertos. “Afortunadamente, la gente ha comenzado a despertar para ver que la realidad que le venden no es la realidad que se vive”, concluye. Y espera seguir participando desde las redes sociales en la divulgación de su visión de la realidad mexicana, en Holanda tanto como en territorio nacional.