En esta segunda entrega ahora podremos conocer más sobre Miguel Ángel Félix Gallardo, el narco “El Padrino” del primer cártel mexicano: el Cártel de Guadalajara.
Además, la lucha por mantener el control de los territorios y hacer crecer sus imperios, los narcos no sólo de México sino de Colombia se expandirá a lo largo de los 10 capítulos de la producción.
Por David Villafranca
Los Ángeles (EU), 12 feb (EFE).- El descenso a los infiernos de Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los criminales mexicanos más temibles, continúa en la segunda temporada de Narcos: México, cuyo protagonista Diego Luna dijo a Efe que la serie no va de "buenos o malos" sino del "sistema" que permite y explota el narcotráfico.
Luna, sin duda uno de los baluartes del audiovisual latinoamericano en el siglo XXI, es la gran estrella de esta serie de Netflix, que regresa este jueves repleta de talento latino con artistas como Teresa Ruiz, Jesse García o Alfonso Dosal.
Después del asesinato del agente Kiki Camarena (Michael Peña), Narcos: México muestra ahora cómo el cerco sobre Miguel Ángel Félix Gallardo se va estrechando con una DEA, liderada por Walt Breslin (Scoot McNairy), ya al ataque y dispuesta a usar todos los medios dentro y fuera de la ley para frenar al narcotráfico.
Pregunta: En la primera temporada vimos el paso de Miguel Ángel Félix Gallardo de ser un pequeño narcotraficante a prácticamente un rey del crimen. ¿Cuál es su evolución en estos nuevos episodios?
Respuesta: Es un personaje que en esta temporada se la vive escapando, tratando de solucionar las cosas. La bola de nieve va creciendo y creciendo... y él se va que quedando solo y solo.
En la primera temporada decide sacrificar las relaciones personales, los amigos y la familia, y eso le va cobrando la factura.
Luego, el caso de Camarena le va a perseguir siempre. Pero esta es una temporada en la que el arco (del personaje, su dinámica) es muy pronunciado y es muy dramática la caída.
P.- En este tipo de producciones sobre el narcotráfico existe el riesgo de la glorificación, de presentar a los criminales como gente exitosa o admirable. ¿Cómo evita Narcos: México eso?
R.- Esta temporada, pero en general la serie, lo que hace es hablar de la complejidad que hay detrás de esto. No se trata de un personaje bueno o malo: se trata también de un sistema que lo permite, y un sistema que vive de estos personajes, en el que ellos terminan siendo también víctimas de esto que es mas grande, de esta estructura, del "narcogobierno", del "narcoestado".
Creo que en este caso en particular, también los que hacemos la serie estamos porque queremos contar esta historia pero contarla con todas sus aristas.
Y, bueno, yo solo puedo hablar por este proyecto, pero sí creo que es importante que estos temas se toquen, se hablen, y que se hablen con profundidad. No deja de ser una serie ficcionada y que vive en el mundo del entretenimiento, pero ojalá despierte la curiosidad en el público de enterarse un poquito mas sobre qué paso, y cómo es que pasó, para entender dónde estamos hoy.
P.- Narcos: México es ficción, pero está basado en la realidad y todavía hay un enorme problema de drogas y violencia en la frontera entre Estados Unidos y México. ¿Qué tipo de lecciones podemos tomar para nuestro mundo de esta serie?
R.- Lo importante, una vez más, son los matices: entender las circunstancias. Hay algunos personajes (de la serie inspirados en hechos reales) en la cárcel, pero hay muchos otros que tuvieron mucho que ver que siguen ahí, caminando y tomando decisiones.
Eso creo que es interesante: que simplemente la serie te haga pensar qué hace falta para que esa línea de cocaína llegue al bar o a la cartera de alguien.
Es importante entender el contexto en que esto sucede, el involucramiento no solo del Gobierno, de las policías, de los militares, de los dos lados de la frontera: la corrupción y sus tentáculos, hasta dónde llegan. De eso va la serie y eso es a mí lo que me tiene aquí haciéndola.