Resulta que los felinos emiten una proteína idéntica a la de los loris perezosos, la cual usan para defenderse.
Ciudad de México, 9 de febrero (RT).- Quienes aman a los gatos pero tienen la mala fortuna de ser alérgicos a ellos al fin pueden contar con un estudio científico que despeje sus dudas. La investigación fue publicada en la revista Toxins.
Si bien es sabido que lo que provoca las reacciones alérgicas es una proteína que segregan los gatos, hasta ahora nadie había podido explicar por qué estas segregaciones afectan a algunas personas, mientras que otras disfrutan de la compañía de los felinos sin problemas.
Un equipo de científicos ha analizado las segregaciones de un loris perezoso, el único primate venenoso, y ha descubierto que la proteína del veneno que segregan las glándulas de sus patas delanteras —que los primates luego lamen para dar mordiscos tóxicos cuando se sienten amenazados— es prácticamente idéntica a la que sirve de alérgeno en los gatos.
Así lo mostró el análisis de secuencias de ADN. Bryan Fry, profesor asociado de la Universidad de Queensland (Australia) y uno de los autores del estudio, explicó que "por lo general, los loris perezosos usan su veneno en la lucha contra otros loris perezosos dejando heridas que se curan muy lento", pero si muerden a un humano, "la víctima presentará síntomas como si estuviese entrando en un 'shock' anafiláctico por alergia".
LA ALERGIA A LOS GATOS "TAL VEZ NO SEA UNA COINCIDENCIA"
"Nuestra teoría es que como esta proteína es utilizada por los loris perezosos como arma defensiva, tiene sentido que los gatos también puedan usar el alérgeno como arma defensiva", señaló Fry. "Tal vez no sea una coincidencia el hecho de que tanta gente tenga alergia a los gatos", agregó, al indicar que "la habilidad de provocar alergia como un arma" la podrían haber desarrollado por separado también los felinos en el proceso de la evolución.
"Los gatos segregan esta proteína y se cubren de ella, y es eso a lo que reaccionas si tienes alergia a ellos", señaló el investigador. "Tu mascota no lo sabrá, pero puede que haya desarrollado una defensa tóxica para mantener a los depredadores lo más lejos posible", sostuvo.