Ernesto Hernández Norzagaray
01/02/2020 - 12:05 am
Amor apache
Para el Gobierno mexicano es insostenible seguir cuidando el patio trasero de los estadounidenses.
“Con todo respeto a México, nos gusta mucho México y nos llevamos muy bien con ellos y su Presidente es amigo mío, y esta haciendo un trabajo fantástico -en la frontera- y es una situación difícil, pero México está, de hecho, pronto lo averiguarán, pagando por el muro” – dijo un Donald Trump sonriente durante un mitin en New Jersey en perspectiva de su eventual reelección en noviembre cuando nuevamente nuestros vecinos celebraran comicios presidenciales.
La primera lectura del mensaje es que México es y seguirá siendo una pieza importante en la campaña electoral de los Estados Unidos: Por un lado, están Trump y los republicanos, que saben que el tema de la migración ilegal es muy sensible para muchos estadounidenses. Quienes son susceptibles al miedo que se ha inoculado desde antes de que este personaje llegara a la Casa Blanca. Y eso, los estrategas no lo desconocen, por el contrario, lo aquilatan en perspectiva de una elección que se antoja será cerrada. Y si el tema de la construcción del muro significó los votos que le permitieron ganar en 2016 y lo que podrían significar en los próximos comicios, con esta declaración de Trump, lo refrenda en el imaginario de sus votos.
En tanto, para los demócratas, el tema migratorio y mexicano, con todo y el muro tienen un alto valor político pues les podría refrendar el apoyo mayoritario en estas comunidades a quien sea su candidato presidencial.
Incluso, podríamos sintetizar que la contienda presidencial de noviembre refrendará lo que ya esta en el debate público, en el seno de las grandes movilizaciones que hemos visto en los últimos meses y años, entre las posturas abiertamente conservadoras y las más liberales en materia de derechos, pero sobre todo en la relación bilateral con México.
Entonces, decirlo cómo Trump lo dijo, es una suerte de amor apache, no sólo por la descortesía para un vecino que está haciendo un trabajo que no desearía hacer pero que lo realiza por razones estratégicas y de estabilidad interior, y es que hubo que poner en la balanza las manzanas de un aumento de los aranceles a los productos mexicanos y las del flujo migratorio centroamericano.
Nada fácil, escoger entre ambas opciones y AMLO decide proteger la economía interna, quizá para espantar una mayor tensión en las relaciones bilaterales, y tuvo que hacer el trabajo sucio de contención de los migrantes en la frontera sur que en este momento alcanza un nivel álgido. Y es que para los que ya han llegado a la frontera norte y se instalan en ella esperando impacientemente la llegada de unos permisos para la entrada legal en la Unión Americana lo que puede llevar años o, simplemente, nunca serán aceptados en territorio norteamericano, lo que ya significa problemas para los migrantes y los añadidos en las ya complicadas ciudades fronterizas.
Quizá, el Gobierno mexicano, esperaría correspondencia y no este tipo de maltrato mediático, que deja a AMLO a la vista de todos cómo súbdito de los intereses estadounidenses, que en un gobierno de corte nacionalista es peor, pues simple y llanamente es una humillación, que la firma del T-MEC ha venido a diluirlo en la opinión pública, pero sin duda estará latente al menos de aquí a cuando ocurran las elecciones estadounidenses.
Recordemos la máxima de John Foster Dulles quien alguna vez dijo: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses” y en función de eso actúa en las relaciones internacionales, y con México no es ni será la excepción, Trump quiere la reelección y echará mano de todo aquello que le sirva a su objetivo. Sabe cuáles son las debilidades de nuestro país, más cuando la economía tuvo crecimiento cero en 2019 y la necesidad que tiene el gobierno de evitar que sus exportaciones al mercado norteamericano tenga el freno de altos aranceles.
O sea, nos tiene literalmente agarrados de los genitales, y el margen de maniobra del Gobierno obradorista es muy estrecho, por eso el impacto del discurso antimexicano adquiere dimensiones insospechadas, no sabemos como caminara este relato a lo largo de casi todo el año, y que hará el gobierno mexicano para salir lo menos raspado de está contienda electoral que no es la suya, pero México será una pieza de invaluable valor en el debate norteamericano que nos ponen en la tesitura de aquella máxima: Cuando a Estados Unidos le da una catarro, nosotros corremos el riesgo de una pulmonía.
La campaña de Trump tiene una plataforma basada en la intimidación y el miedo al migrante que viene cargado de todo tipo de denuestos y el Muro que había salido del debate público hoy entra de nuevo por la ventana de atrás. Trump señala que México lo está pagando y cualquiera diría si a través del muro de contención en las fronteras que tiene un costo diario de decenas de millones de pesos diarios, pero no, estamos hablando de otra cosa, que luego nos dice Trump: “averiguaran”.
La pregunta que seguramente muchos se hacen es que, ante esta amenaza envuelta en papel del halago, “amistosa”, de buen vecino, ¿Cuál será la lectura y respuesta del gobierno mexicano? Cómo decíamos en las primeras líneas los márgenes de actuación del gobierno mexicano son muy estrechos. Simplemente estamos a disposición de que los estadounidenses nos concedan en los tiempos y ritmos del proceso electoral norteamericano.
Quizá, el problema mayor es que el tema migratorio divide a los mexicanos. Incluso al propio grupo gobernante, ahí tenemos la defensa de los migrantes que hizo Porfirio Muñoz Ledo, que rompió lanzas contra las acciones violentas de la Guardia Nacional y el sometimiento del gobierno ante el de Estados Unidos. Y, si eso sucede, en el círculo del morenismo, esto alcanza niveles escandalosos especialmente en las ciudades fronterizas.
Para el Gobierno mexicano es insostenible seguir cuidando el patio trasero de los estadounidenses. Seguir teniendo a decenas de miles de miembros de la Guardia Nacional en tareas de contención de migrantes mientras el tema de la inseguridad reclama una mayor atención de las fuerzas de seguridad. Trump seguirá con su tarea de presionar al gobierno de la 4T porque eso le garantiza el voto más conservador y emocional de los estadounidenses.
O sea, es una mala noticia, para México, pero especialmente para los migrantes de otros países que seguirán buscando utilizar nuestro país como lugar de tránsito para llegar a territorio estadounidense
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