El estornudo funciona como un mecanismo de "limpieza" de las vías respiratorias. El aire, al ser expulsado de manera brusca (puede viajar hasta a 60 kilómetros por hora en el interior de nuestro cuerpo), arrastra las partículas extrañas que irritan las mucosas.
Por Cristian Vázquez
Madrid, 01 de febrero (ElDiario.es).- Todos estornudamos. El estornudo es un acto reflejo: una expulsión de aire involuntaria, repentina y brusca por la nariz y por la boca. Se produce, por lo general, como respuesta a la irritación de las membranas mucosas de la nariz o de la garganta, y suele aparecer de manera individual. Sin embargo, para muchas personas es habitual que los estornudos lleguen siempre de dos en dos o de tres en tres. ¿A qué se debe?
El estornudo funciona como un mecanismo de "limpieza" de las vías respiratorias. El aire, al ser expulsado de manera brusca (puede viajar hasta a 60 kilómetros por hora en el interior de nuestro cuerpo), arrastra las partículas extrañas que irritan las mucosas. Lo que sucede es que, en ciertos casos, un solo estornudo no es suficiente para cumplir con ese cometido. Según explica un artículo de la revista Live Science:
En tales ocasiones el primer estornudo desprende las partículas de los tejidos, el segundo las arrastra hasta la parte delantera de la nariz, el tercero, por fin, las saca del cuerpo.
LAS CAUSAS DE QUE ESTORNUDES
Ahora bien, ¿qué pasa si alguien estornuda demasiado, mucho más de lo que estornudaba en otras épocas o de lo que lo hacen las personas que lo rodean? Esto puede deberse a varios motivos. El más común, desde luego, es la existencia de un constipado o una gripe. El estornudo es uno de los síntomas más típicos de esa clase de enfermedades típicas del invierno. Cuando la persona se cure, dejará de estornudar.
Pero si no se trata de un resfriado o una gripe, los motivos tienen que ser otros. A menudo lo que lleva a una persona a estornudar con frecuencia es la presencia en el ambiente de polvo, moho o caspa. También puede deberse a que padezca una rinitis alérgica, que suele manifestarse como alergia al polen de las plantas, pero también puede ser una alergia a alguna otra sustancia.
En algunos casos, por cierto, los estornudos no se relacionan con la irritación de las mucosas de la nariz o la garganta, sino que se deben a causas tan curiosas como exponerse a la luz del sol (llamado reflejo de estornudo por luz brillante o estornudo fótico), tener el estómago muy lleno o, como lo detalló un artículo científico de 2008, tener pensamientos sexuales o llegar al orgasmo.
POR QUÉ NO HAY QUE BLOQUEAR LOS ESTORNUDOS
Por lo demás, hay que destacar la importancia de dejar que los estornudos salgan con libertad, incluso aunque se esté rodeado de gente y genere cierta vergüenza. Reprimir el estornudo impide que se cumpla con el objetivo de "limpiar" las vías respiratorias: las partículas extrañas que irritan las mucosas, en lugar de salir del organismo, pueden desplazarse a otras regiones del cuerpo y, de esa manera, producir o agravar infecciones.
Y eso no es lo peor. Impedir que el aire salga hace que la brusquedad del acto reflejo repercuta en los propios tejidos. La presión puede ocasionar roturas vasculares, inflamación, hemorragias, dolor de oído o de cabeza, mareos e incluso alteraciones en la audición. Hace dos años, la revista especializada BMJ Case Report informó del caso de un hombre de 34 años que, tras apretar su nariz y cerrar la boca para bloquear un estornudo, sintió un ruido en el cuello. Como la zona se inflamó y le empezó a doler acudió a un médico, quien, tras realizar estudios, comprobó que el estornudo reprimido le produjo una pequeña perforación en la garganta.
Por eso, la recomendación de los especialistas es no impedir el estornudo de ninguna forma, aunque sí taparse la boca y la nariz con un pañuelo desechable, siempre que sea posible, o con el antebrazo o la curva del codo, si no da tiempo a sacar un pañuelo. De este modo, se reducen las probabilidades de que los gérmenes viajen a través del aire o de las palmas de las manos hasta otras personas y eso contribuya con la propagación de infecciones.