PROSA | Me esconderé en tu mirada, esa extensa playa de arena [...] Te sabré como al sol tras el horizonte

05/10/2019 - 12:00 am

A veces uno se pone tan nervioso por la promesa de escribirle a alguien, que termina por no escribir nada; el escritor cauteloso ata sus palabras al pesado poste del temor. No sabía cómo empezar, ni sé si esto cause algo que no debe causar. Pero una promesa es una promesa, así que miré tus fotos, cerré los ojos, te pensé y escribí...

Ciudad de México, 05 de octubre (SinEmbargo).- ... Jugábamos a esconder cosas, como dos chiquillos que ya han terminado de hacer tarea; o al menos eso han dicho. Y ahora juegan. Tú escondes la sonrisa, al principio me cuesta trabajo encontrarla pero la descubro, ahí; escondida detrás de esa mueca simpática que no me deja verla enteramente, pero que tampoco es capaz de ocultarla por completo.

Tu sonrisa no puede disimularse así de fácil, porque aunque trates, siempre habrá algo que la delate y la haga brillar. Encontré tu sonrisa.

Ahora me esconderé en tu mirada, esa extensa playa de arena clara que se baña con el tenue verdeo de la mar que revienta sus olas en ella. Y me escondo para no aparecer nunca, para no volver a ser real ya nunca y caminar por siempre en el fondo de tus ojos, que a veces sólo miran, pero casi siempre observan.

Esconde tú las preocupaciones, suelta tu cabello y ata a cada punta una pena, un dolor, una tristeza; y sal a la calle cuando haya mucho viento. Que no te de pena, la gente no suele fijarse en las pequeñeces que abaten a los demás. Cuando menos lo esperes, todas esas cosas que amarraste ya no estarán; el aire las habrá llevado por el cielo. Haz lo mismo cada vez que te sientas afligida por algo.

Yo esconderé un par de besos, los dejaré en tus manos y de ahí se irán a donde ellos quieran, mis besos son libres al igual que mis palabras ¿sabes?, y podrían aparecer un día en tus oídos, o en tu cuello.

En ocasiones les da por la aventura y se van a explorar. Acampan de día y por las noches salen a caminar y hacen cosquillas. Cuando te sientas sola o triste, mis besos estarán ahí para ti.

Ahora escóndete tú, métete debajo de ése sombrero o salta detrás de esos lentes oscuros, no importa dónde; no importa si te disfrazas de Alicia o te crecen la barba y el bigote; no importa que te cubra de besos otro hombre o de lenguetazos la mascota más mimada; no importa que te trepes en la estructura más alta del mundo o te agazapes detrás de un montón de almohadas.

Donde quiera que estés, te sabré como se sabe al sol tras el horizonte.

Esconde lo que quieras, pero no te escondas toda, esconde las muñecas, pero no escondas la mujer que eres.

... Aunque seas la más loca, la menos cuerda, la más intensa y a veces, un tanto agresiva.

Puedes esconder lo que quieras, pero nunca podrás ocultar lo que eres.

Esconde lo que quieras siempre y cuando no te escondas de mí.

Valeria González Cervantes
Es feminista y Comunicóloga por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una gran afición por la lectura de ficción. Comenzó su carrera en La Hora Nacional.
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