Durante su conferencia de prensa matutina, el Presidente recordó que la Subsecretaría de Derechos Humanos, de la Secretaría de Gobernación (Segob), está trabajando con especialistas para llegar a un acuerdo sobre el tema, de conformidad con los familiares de las víctimas.
Ciudad de México, 26 de agosto (SinEmbargo).– El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo esta mañana que la “primera prioridad” de su Gobierno es identificar los 26 mil cuerpos que están en los centros del Servicio Médico Forense (Semefo) del país.
"Nosotros recibimos el Gobierno con más de 26 mil cuerpos no identificados en Semefos, en lugares improvisados y estamos dando atención especial a este lamentable asunto", dijo durante su conferencia de prensa matutina.
El mandatario recordó que la Subsecretaría de Derechos Humanos, de la Secretaría de Gobernación (Segob), está trabajando con especialistas para llegar a un acuerdo sobre el tema, de conformidad con los familiares de las víctimas.
"Es una herencia lamentable. Nosotros vamos a informar sobre esto pronto. Yo voy a hablar de este tema el día primero porque es la primera prioridad del Gobierno", afirmó desde Palacio Nacional.
Por otra parte, SinEmbargo preguntó al Presidente cuál era su opinión sobre el editorial que publicó este domingo la Arquidiócesis Primada de México, donde mostró su inconformidad con “la retórica” del Gobierno de no criminalizar a las mujeres que protestan.
"Lo he dicho en otras ocasiones y lo repito ahora, no creo en el ojo por ojo y diente por diente, porque si a esas vamos, nos quedaríamos tuertos o chimuelos todos. No creo que la violencia deba enfrentarse con la violencia y el mal con el mal. No se puede apagar el fuego con el fuego. Esas son las enseñanzas que vienen de lejos y son sabias lecciones", respondió.
Asimismo, el Jefe del Ejecutivo federal aseguró de nuevo que durante su administración no ocurrirá lo mismo que en gobiernos anteriores, ya que ahora se busca el diálogo para resolver los problemas.
"No vamos a apostar a resolver problemas con medidas coercitivas, con el uso de la fuerza. No se va a utilizar al Ejército ni a la Marina para reprimir al pueblo y como se dice ahora, existe un nuevo paradigma en materia de seguridad pública", subrayó.
LA ARQUIDIÓCESIS CRITICA LA POSTURA DEL GOBIERNO
Ayer, la Arquidiócesis Primada de México se mostró inconforme con “la retórica” del Gobierno de no criminalizar a las mujeres que protestan, y dijo que a veces suena dulzón y débil.
“Expresiones retóricas tan fáciles y tan oficiales como ‘no criminalizaremos la protesta’ pueden ser apenas la punta de un iceberg de dimensiones riesgosas al que, a veces, parece que nos hemos acostumbrado”, aseguró en el editorial de Desde la Fe, su medio de comunicación.
“Y sigue siendo urgente una atención profunda, permanente y eficaz, pues de continuar con remedios superficiales, ocasionales y dulzones, sólo le estaríamos apostando a una violencia mayor. Actuar no es sinónimo de reprimir. Actuar como autoridad democrática es garantizar la paz, defender los derechos y la seguridad de todos. Lo otro es una omisión hipócrita de responsabilidades elementales”, señaló.
El pasado 16 de agosto, cientos de mujeres marcharon desde la Glorieta de Insurgentes para protestar en contra de los abusos sexuales cometidos por policías en fechas recientes y para repudiar la violencia en su contra.
Las manifestantes avanzaron por las calles de la capital con pancartas, brillantina rosa y morada, pañuelos verdes y mantas. El contingente partió de la Glorieta de Insurgentes hacia avenida Paseo de la Reforma. La marcha circuló por la calle Génova y las manifestantes se dirigieron a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CdMx).
Fue después de las 18:00 horas que la protesta cambió de tono: algunas mujeres realizaron pintas y destrozos en las inmediaciones de la Glorieta de los Insurgentes que dejaron daños la estación del Metrobús, donde también se prendió fuego. Posteriormente incendiaron la estación de Policía Florencia, ubicada a unos metros de distancia. Algunas asistentes escribieron consignas de denuncia, y luego rompieron los cristales y mobiliario.
Dos días después, Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno capitalina, afirmó que de haber utilizado a la policía durante la protesta se hubiera acrecentado la violencia. “Creo que si hubiéramos intervenido en ese momento, lo único que hubiéramos hecho es acrecentar la violencia en la ciudad”, dijo.
Más tarde Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, respaldó la decisión del Gobierno de Sheinbaum de no emplear el uso de la fuerza pública contra la protesta de mujeres.
“Acerca de los hechos ocurridos el fin de semana, estoy informado y respaldo la actitud de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Creo que se actuó bien. Puede que los conservadores empiecen a decir que hace falta mano dura porque así son, muy hipócritas, pero no hay que usar la fuerza”, subrayó en su conferencia de prensa matutina del 19 de agosto.
El mandatario consideró que la intervención de la fuerza pública agrava el conflicto, no resuelve nada y que puede provocar que también se le acuse al Gobierno de ser represor. Por ello, pidió apostar al diálogo y no recurrir al uso de la fuerza.
Ante dichas posturas, la Arquidiócesis recordó que a veces se reacciona a la violencia con métodos que toleran y fomentan la impunidad o se pretende eliminar los síntomas de un problema, sin atender sus causas profundas.
“Más allá de la contradicción que implica un desenlace vandálico en una marcha que se convoca para denunciar la violencia de género, ciudadanos y autoridades hemos de ser sensatos para seguir resolviendo la violencia generalizada; por supuesto en sus expresiones más sensibles, pero comenzando desde la cercanía de lo doméstico, en los ámbitos laborales, en la conversación pública, en los medios y las plataformas digitales, y hasta en las instituciones públicas”, indicó.
En el semanario, la iglesia católica también destacó que la violencia es un monstruo de mil cabezas, y que una de sus formas más dañinas y contumaces es la que se enmascara como “acción políticamente correcta”, sin embargo, precisó, ésta infringe daño y abuso contra las víctimas.
“Una mano dura que tome el camino de la represión –sea abierta y pública, o escondida y hasta legalizada como la llamada ‘ley garrote’- es tan reprobable como una mano blandengue que ignore el camino de responsabilidades y derechos, que diga que va a arreglar todo con abrazos amorosos o tolerando impunidades selectivas. Ambas manos también se constituyen en catapulta de una violencia latente que tarde o temprano se vuelve más difícil de contener en el marco de las instituciones y las leyes”, sentenció.