El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que dar un toque de atención este martes a su partido después de la grave disputa abierta entre los legisladores Martí Batres y Ricardo Monreal por la presidencia del Senado.
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 20 ago (EFE).- Aunque las disputas se sabían desde hace tiempo, la polémica elección del presidente del Senado de México ha expuesto como nunca antes la guerra interna por el poder dentro del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que dar un toque de atención este martes a su partido después de la grave disputa abierta entre los legisladores Martí Batres y Ricardo Monreal por la presidencia del Senado.
"No son los cargos lo que debe importar sino la contribución a los cambios, en este caso a la transformación del país", les advirtió en una rueda de prensa el mandatario, quien fundó Morena aunque ya no ostenta ningún cargo orgánico dentro del partido.
Morena es "una conjunción de grupos de diferentes partes agrupados entorno a López Obrador que ahora exigen sus cuotas de poder", contó este martes a Efe la politóloga Martha Singer de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El actual Presidente creó en 2014 esta formación política a su imagen y semejanza para preparar la carrera presidencial de 2018, a la que se sumaron sectores del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y activistas independientes, pero también miembros del centroderechista Partido Revolucionario Institucional (PRI).
"Existe una vieja disputa que poco a poco va emergiendo conforme Morena ocupa más espacios de poder", añadió la politóloga sobre este partido que en poco tiempo ya domina el Gobierno federal, seis gobiernos estatales, la Cámara de Diputados y el Senado de México.
Las tensiones siempre han existido, pues es conocida la animadversión mutua entre diferentes liderazgos del partido o los encontronazos ideológicos, como cuando las senadoras Citlalli Hernández y Lilly Téllez se enfrentaron a favor y en contra del aborto.
Pero estallaron de manera intensa este lunes cuando los senadores de Morena decidieron en una polémica votación a puerta cerrada sustituir al presidente del Senado, Martí Batres, por la senadora Mónica Fernández, ambos del partido gobernante.
Primero en Twitter y luego en una rueda de prensa, Batres anunció que no reconocía esa votación y acusó al líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, de ser "un político faccioso" por haber maniobrado presuntamente en su contra.
Monreal, quien apostaba porque una mujer presidiera el Senado, permitió que en la votación participaran senadores del conservador Partido Encuentro Social (PES) pero no del comunista Partido del Trabajo (PT), aunque ambos son aliados de Morena en la Cámara.
El líder de la bancada de Morena respondió en otra rueda de prensa, arropado por la mayoría de senadores morenistas, que la votación fue "ejemplar", aseveró que "las descalificaciones son injustas" y reivindicó "unidad" en el partido.
A la greña entró de pleno la presidenta del partido, Yeidckol Polevnsky, quien defendió a Batres.
"Es vergonzoso que se hagan maniobras para que en una reunión interna del Grupo Parlamentario de Morena llamen a votar al PES y no llamen a votar al PT", expresó la presidenta del partido, quien deberá dejar el cargo a finales de año.
Precisamente, los analistas sostienen que las fracciones internas ya se están movilizando para asumir el liderazgo del partido y posicionarse mejor para las elecciones intermedias de 2020 y las presidenciales de 2024.
Aunque Batres es considerado del sector izquierdista y Monreal cercano al viejo PRI, el analista político José Antonio Crespo considera que esta pugna obedece más a "una disputa personal" que a motivos ideológicos.
Además, todo apunta a que Monreal quiere disputar la candidatura presidencial a otros miembros del partido que destacan en las quinielas, como el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, o la Alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien tiene el apoyo de Batres.
"Todo esto demuestra que no es verdad lo que dicen en Morena de que son un partido diferente, ético y pulcro. Hay intereses personales como en el resto", dijo Crespo a Efe.
Y, sobre todo, esta falta de disciplina interna abre la incógnita sobre el futuro del partido una vez López Obrador deje la presidencia del país.