Por Héctor Víquez*

El año 2018, fue un periodo relevante que ha marcado el modo en que México ha empezado a analizar y dar respuesta al tema migratorio desde una política específica para guiar acciones encaminadas a la asistencia humanitaria, a partir de que surgen un gran número de personas migrantes, principalmente de origen centro-americano, organizadas en distintos grupos de caravanas que iniciaron su entrada desde la frontera sur. Por ello, la asistencia humanitaria ha desempeñado un papel fundamental en cómo dar respuesta para que personas migrantes y sujetas de protección internacional tengan acceso a necesidades básicas, como a servicios sanitarios, médicos, alimentación y albergue, los cuales además pueden favorecen a un proceso de integración en el país y donde no sólo el Estado actúa como agente encargado de brindar tal respuesta específica a los distintos grupos vulnerables, grupos en situación de vulnerabilidad que se identifican dentro del flujo migratorio cada que surge una caravana; sino que también, así mismo se ha hecho más visible la participación de la sociedad civil, al ser una pieza fundamental para el acceso a derechos humanos a través de distintos modelos de intervención que desglosan acciones de carácter humanitario.

Hoy en día alrededor de más de 30 albergues y organizaciones de la sociedad civil abarcan los distintos puntos de concentración de personas migrantes en el país, ya sea para atender sus necesidades de emergencia durante su tránsito o en acciones más especializadas para iniciar un proceso de establecimiento en el país, pues sin duda cada vez estos espacios fortalecen sus modelos de intervención para brindar asistencia humanitaria de manera profesional, integrando atenciones por ejemplo que van desde asesorías, acompañamientos en temas legales y/o psicosociales. Es importante señalar que se pueden identificar dos ámbitos de atención humanitaria: la profesional y no profesional, aunque es de resaltar que no necesariamente la intervención de la asistencia humanitaria no profesional, sea una práctica errónea, pues su participación es sin duda esencial porque corresponde al involucramiento de distintos actores para brindar alternativas ante respuestas humanitarias organizadas mediante sus propios alcances metodológicos y económicos independientes, siendo su objetivo responder generalmente a necesidades de emergencia; un ejemplo sería la asistencia brindada por Las Patronas en el estado de Veracruz, quienes brindan atención al proveer de alimentos durante el tránsito de personas migrantes y/o sujetas de protección internacional que viajan en el tren apodado “La bestia”, donde esta acción no es meramente de carácter profesional, pero es un claro ejemplo de un tipo de asistencia humanitaria.

Desde la experiencia de trabajo de Sin Fronteras, como sociedad civil, es relevante mencionar que se debe apostar por que la asistencia humanitaria se determine por un enfoque que debe ir más allá de llevar a cabo una política de tránsito que brinda acceso incluso temporal a derechos humanos por un reconocimiento jurídico a través de una tarjeta de visitante por razones humanitarias, al tener incluso una vigencia determinada, por tanto, dicha asistencia debe ser pensada para crear las estrategias de intervención para el acceso a derechos humanos a un largo plazo, favoreciendo la integración social para las poblaciones vulnerables que solicitan asilo al salir de su país de origen bajo decisiones no planificadas a causa de situaciones que ponen en riesgo su integridad física o por distintos factores que obstaculizan alcanzar un estado de bienestar al no acceder a condiciones dignas de vida.

A inicios del presente año, las personas migrantes que se han atendido en Sin Fronteras, generalmente han manifestado durante sus entrevistas de ingreso, que han recibido asistencia humanitaria en algún momento de su tránsito o durante su búsqueda de establecimiento en el país , aunque son las limitantes de no acceder de una forma eficaz a derechos humanos como al empleo formal, salud y educación, los cuales son sin duda esenciales para iniciar un proceso de integración y establecimiento en el país; por ejemplo al no acceder a un empleo formal -pues se enfrentan al desconocimiento de una sociedad en el tema migratorio- no se podrían solventar ciertas necesidades básicas y se genera un impacto en las demás esferas como salud, vivienda, educación, etc.

De este modo, las acciones de la asistencia humanitaria, no sólo en cuestión migratoria, es qué tanto responden a una visión de derechos humanos y no a un asistencialismo a corto plazo, es decir, no sólo llevar a cabo una planificación de operaciones para facilitar lo que sin duda es una necesidad prioritaria para el acceso a servicios básicos, que en conjunto funcionan y tienen un propósito esencial en dar respuesta principalmente a situaciones de carácter de emergencia para determinadas crisis humanitarias; sin embargo la asistencia debe de guiarse tomando en cuenta modelos de intervención profesionales con experiencia en procesos de integración que se llevan a cabo en un mediano y largo plazo.

*Encargado del Centro de Día de Sin Fronteras IAP

Sin Fronteras

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