En un mundo tan convulso y violento, es necesario llamar a la reflexión y entender que las cosas pueden ser diferentes, señala Selma Ancira Berny, traductora, mexicana.
Ciudad de México, 17 de agosto (SinEmbargo).– La mexicana Selma Ancira Berny traduce palabras, conceptos, texturas, sabores, instrumentos de trabajo y formas de vida.
Su más reciente traducción la llevó a explorar, una vez más, la literatura rusa y las letras de Lev Nikoláievich Tolstói. El texto que ahora presenta es Aforismos, “una invitación a la reflexión por medio de una selección de pensamientos -tanto del propio Tolstói como de los grandes sabios de la humanidad- que el apóstol de Yásnaia Poliana reunió en el amplio volumen titulado El camino de la vida (aún inédito en español)”.
En entrevista con Puntos y Comas, Selma Ancira habla sobre la creación de puentes entre culturas y la importancia de investigar para realizar mejores traducciones.
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–Cuéntanos sobre cómo traer la literatura rusa al español.
–Ese es mi trabajo desde hace muchos años. Yo me dedico a tender puentes entre la cultura rusa y la lengua española. Yo traduzco del ruso y del griego moderno. Mi idea es que entre más nos conozcamos unos a otros los seres humanos, mejor nos vamos a entender y más rica será nuestra vida. Cuando conoces una cultura tienes una riqueza muy grande: ya no te encierras en los nacionalismos y en una serie de cosas. A mí me gusta traducir. Es mi manera de estar en el mundo y compartir lo que me interesa y apasiona. Este libro de Aforismos me parece de una importancia capital en este momento. Lo publico y hay gente a la que le llegará y se replanteará una nueva manera de ver la vida.
–Para crear esos puentes, no sólo hace falta conocer un idioma, sino conocer las culturas.
–Mientras mejor conozcas la cultura, menos errores se van a cometer. Tú no estás traduciendo sólo palabras, traduces conceptos y formas de vida. Traduces guisos, sabores, texturas, instrumentos de trabajo. Si conoces esa realidad, es más fácil que traduzcas de manera correcta.
–¿Cuál es la importancia de esos puentes en un mundo en el que están latentes los conflictos?
–Aforismos están sacados de un libro muy grande que se llama El camino de la vida, un libro inédito. Es un libro grande, de pensamiento y reflexión. Ahí se llama a la reflexión sobre qué somos los seres humanos y cómo debemos vivir la vida; qué es el Estado; la violencia, la lujuria, el alma, la muerte... 31 temas, 31 capítulos, la idea de Tolstói era que leyéramos un capítulo por día, reflexionáramos sobre ese capítulo y lo hiciéramos nuestro. Al final de un mes nuestra mentalidad tuviese herramientas para enfrentar la vida de una manera distinta. A mí me interesa, en este mundo tan convulso e injusto, el llamado a la reflexión: podemos vivir de otra manera. Haber podido hacer la traducción en este mundo tan violento, me parece una gran aportación. Hay otra manera de ver la vida.
–¿Qué obstáculos has encontrado en la industria editorial?
–Cada libro es un reto tremendo. Siempre tienes que enfrentar muchísimas cosas. Hay que enfrentar palabras que no existen, palabras que tienes que crear. Por ejemplo, un mismo verbo puede significar muchas cosas. Esa es mi labor: escoger el verbo correcto para que sientas lo que debes de sentir. Todo el tiempo son complicaciones y decisiones. El traductor debe tomar todo el tiempo decisiones de las que dependerá el resultado de su trabajo.
–A la hora de publicar...
–Yo tengo la fortuna de trabajar siempre en equipo. Entrego la traducción y siempre estoy al pendiente. Siempre estoy en contacto con el editor. El equipo del Fondo de Cultura siempre ha sido muy respetuoso. Es un libro que hemos hecho todos juntos.