Una voz comenzó a gritarle en el kilómetro 36 del Maratón de Boston, en Estados Unidos. Recordó muchas cosas de su vida. Recordó a su mamá. Recordó a las personas que le habían hecho daño en la infancia. Sintió soledad. Sus lágrimas se mezclaron con la lluvia. Es uno de los tantos momentos que Edgar García Merino, un mexicano que ha concluido los seis principales maratones en el mundo, recuerda a pocos días de que el dragón de 42 kilómetros y 195 metros tome las calles de la Ciudad de México.
Ciudad de México, 10 de agosto (SinEmbargo).– Edgar García Merino, un mexicano que ha concluido los seis principales maratones en el mundo, dice que la prueba de los 42 kilómetros y 195 metros lleva el dolor, la soledad y la reflexión de la mano.
El Maratón “es un dragón con muchas cabezas. Es muy grande. Nos mira siempre de frente. Nos mira siempre con una sonrisa. Sus caras están expectantes, están enojadas. Están esperando a que entremos a él. No sabemos que nos espera. Es una prueba de respeto”, asegura García Merino, también conocido como Korridori Merino y recordado por acompañar con un aliento [“¡Dale, cabrón”] al último lugar del Maratón de la Ciudad de México en 2017.
En entrevista con SinEmbargo, a días de que el dragón tome las principales vías de la Ciudad de México, el atleta mexicano habla sobre la forma en que se debe enfrentar el magno evento deportivo, la pared [famosa entre los corredores], la resaca que lo llevó a ponerse unos tenis y comenzar con 800 metros un largo viaje que lo condujo hasta Japón, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.
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–¿Por qué corres?
–Es un estilo de vida. Es algo que se convirtió en mi empresa; en mi modo de ir día con día. Es algo que se convirtió en lo que expreso en redes sociales, en charlas. Es algo que me distingue. Por eso es que corro.
-¿En qué momento comenzaste a hacerlo?
–Yo comencé a correr cuando tuve un fuerte problema emocional. Estaba atravesando un círculo vicioso: fiestas y alcohol. No llegué a ser una persona que estuviera metido en los vicios, pero sí comenzó a afectar mi calidad de vida, mis pensamientos, mi día a día. Finalmente, después de tres años de estar en este círculo, decidí levantarme un sábado por la mañana y vi debajo de mi cama unos tenis completamente viejos. Creo que los había comprado dos años antes. Tomé un short que no era adecuado para correr. Me puse una playera de algodón que traía estampado a un partido político. Tenía que hacer algo. No tenía dinero y la opción más barata era salir a correr cerca de la casa en Zapopan, Jalisco. Allá hay un bosque muy bonito que se llama Los Colomos. Me dirigí hacia allá. Calenté como pude y comencé a correr. Aguanté sólo 800 metros. Iba sudando fiesta. Volví a mi casa desconcertado. Así pasó una semana y me pregunté cómo no había podido correr un kilómetro. Entonces volví y corrí un kilómetro. Luego corrí dos, tres, cinco, y el resto es historia.
–Ya corriste alrededor del mundo.
–Así es. Ya tuve la fortuna de correr 15 maratones, 9 fuera de México. Fue bonita también la etapa en la que estuve corriendo maratones en mi país, pero se despertó un gusto, una afición por viajar y conocer. Todo comenzó con el Maratón de Chicago en el 2013. Cuando me inscribí no tenía pasaporte ni visa para entrar a Estados Unidos. Fui a la entrevista a la Embajada norteamericana y con la mirada les dije que tenían que darme la visa. Fue la primera vez que me subí a un vuelo largo. Nunca había ido más allá de Monterrey. Llegué a una ciudad distinta, a un país distinto, a un ambiente distinto de carreras. Yo recuerdo que estaba tremendamente emocionado. Iba solo, pero allá me recibió familia. Fue mi primer World Marathon Majors, de los seis. Fue el mejor tiempo que hice con tres horas y 6 minutos. Posteriormente fui a Boston. Luego vinieron otros momentos que me permitieron completar las seis rutas del World Marathon Majors. En Estados Unidos son Chicago, Boston y Nueva York. En Europa son Londres y Berlín. En Asia es Tokyo.
–¿Te falta correr en algún lugar?
–Logré el objetivo de correr los seis maratones más importantes del mundo, y tener esa acreditación mundial. Siempre hay maratones que quieres correr y otros que deseas correr. Era un deseo que ya hice realidad. Ahora vienen los que quiero. Me gustaría correr en París, Francia. Quiero correr en Dubai, en Kenya, en China, en India. Ya no es correr por un tiempo, sino recolectar experiencias y momentos. Quiero que me robe el sueño.
–En 2017, ibas corriendo junto a un hombre que intentaba llegar a la meta del Maratón de la Ciudad de México. Te volviste viral por ese momento.
–SinEmbargo hizo una reseña muy bonita, muy emotiva, muy profesional. Yo ya me dirigía al lugar en el que me estaba hospedando. Íbamos por Insurgentes, después del kilómetro 36. Le dije a mi amiga que me gustaría captar la imagen del último del Maratón. Así estuve un rato. Empecé a ver a algunos corredores. Vi gente sin número y no quise subir foto de ellos. Entonces vi a un tipo, un tipo que parecía mayor de la edad que tenía. Iba desalineado. Venía sufriendo mentalmente. Me llamó la atención que venía repitiendo una especie de karma. Venía llorando y viendo hacia el suelo. Traía una gorra y una bebida isotónica. Verlo entre los autos, bajo el Sol, me impulsó a acercarme a él. Me recordó mucho lo que yo había vivido en el Maratón de Boston. Necesitas un abrazo más que un gel de energía o agua. Necesitas que alguien te diga que falta poco. Necesitas que alguien te grite y que te impulse. Me acerqué. Le dije unas palabras muy duras para que reaccionara. En ese momento empezó a llorar más. Él es Edgar Sánchez. Le pedí permiso para grabar. El resto es historia. Fue un video muy espontáneo en el que le trasmití lo que yo sentía. Quería impulsarlo para que terminara. Yo sabía que algo le iba doliendo. Edgar Sánchez terminó al final. Nos reunimos después en la Ciudad de México. En un video él contó sus razones para concluir el Maratón. Él no tenía mucho dinero. Ese domingo era cumpleaños de su abuelo, quien estaba un poco delicado de salud, y se le ocurrió que era un buen detalle darle la medalla de su primer Maratón. Y así fue. Todavía muchas personas me recuerdan ese momento.
–Edgar, ¿el Maratón debe respetarse? En el Medio Maratón murió una persona y cada año se repite la historia.
–El Maratón, si lo lleváramos a una analogía, sería un monstruo. Es un dragón con muchas cabezas. Es muy grande. Nos mira siempre de frente. Nos mira siempre con una sonrisa, pero como tiene mil caras, sus caras están expectantes, están enojadas. Están esperando a que entremos a él. No sabemos que nos espera. Es una prueba de respeto. Es una prueba que todo corredor debía considerar en su vida. Habrá personas que lo harán de mejor forma. Sus cuerpos reaccionarán de mejor forma, pero no hay que dejarlo a los sueños. Hay que trabajar. Hay que entrenar. Hay que ir con profesionales: cardiólogos, nutriólogos. A veces olvidamos que es un cuerpo que tiene límites. Debemos saber cuáles son esos límites. Hay que respetar si no es tu año y no es tu tiempo. No quiere decir que seas un perdedor. Sólo debes respetar los tiempos. Hay que vivir cada etapa. Tienes que ser experto en cada distancia. ¡Dale para adelante! Inscríbete con tiempo. Disfruta. Se vale que te detengas y veas los edificios y agradezcas a quien tengas que agradecer en la tierra o en el cielo. Es algo irrepetible. Cada 42 kilómetros aprenderás algo que no sabías. Tienes que tener mucha fuerza.
–Eres publicista, maratonista y motivador. ¿Quién eres hoy?
–Hoy en día soy el personaje Korridori Merino, creado por Edgar García Merino hace muchos años. Cuando estaba en agencias de publicidad comencé a crear un personaje, un personaje humano que partiera de mi esencia. Logré capitalizar un número importante de seguidores. Yo los llamo compañeros y no seguidores. Desarrollé un modelo de negocio en línea y con tienda física en Guadalajara. Todo lo que aprendí como profesional, aquí lo pongo. Sabemos que comprar unos tenis son la consecuencia de haber tomado una decisión. Trabajo para varias marcas. Se está abriendo una puerta para dar charlas en empresas privadas. Soy el hijo mayor de una familia. Mi madre murió de cáncer en el 2015. Estoy contento con los proyectos. Soltero y próximo a tratar de correr el Maratón de Dubai.
–¿Existe la pared?
–Sí existe. Tiene una razón fisiológica. Tiene una razón física. Las mujeres tienen más resistencia y puede que la pared aparezca en kilómetros más adelante, pero los hombres tenemos menos resistencia. La pared es la descomposición de nuestro cuerpo, alterado por ese ejercicio continuo y el clima. Todo se acumula en una hipertrofia en los músculos. Hay dolor, hay calambres. Sensaciones que te van diciendo que te detengas. Yo he visto la pared desde el aspecto mental. El suceso más importante de los que he tenido en un Maratón fue en Boston. Mi madre se había quedado en una cama de hospital, ya en una fase terminal por el cáncer de huesos que tenía. Ella me dio la bendición. Iba a muy buen tiempo. Las condiciones climáticas eran duras. En el kilómetro 36 empezó una voz a gritarme horrible a mi lado derecho. Me recordó muchas cosas de mi vida. Me recordó a mi mamá. Recordé a las personas que me habían dañado en la infancia, en la adolescencia. Sentí soledad. Muchas cosas... no dejé de llorar. Las lágrimas se confundían con la lluvia. Lo único que necesitaba ahí era un abrazo. Son momentos crudos, terribles. No paras de llorar. Es como si fueras un niño pequeño al que acaban de golpear. Te cuestionas qué haces ahí. Le pides perdón a tu cuerpo y le das para adelante.
–¿México está cerca de ganar el Maratón de la Ciudad de México? Mayra Sánchez ganó el Medio Maratón.
–Por cuestiones de trabajo, me he encontrado con estos grandes atletas: Benjamín Paredes, Germán Silva, Dionisio. Me he empapado de todo lo que hicieron. Yo era muy joven cuando ellos ganaban, y pasaba desapercibido. Hoy que sé el alcance, es de admirarse. Hoy en día hay muchas cuestiones extra atletismo que no han permitido que tengamos deportistas como estos grandes atletas de los ochentas y noventas. Hoy está Juan Luis Barrios. Faltan más corredores. Creo que sólo él puede levantar la bandera. Nos hace falta volver para ser lo que fuimos en pruebas de fondo. Nos vendría muy bien que hubiera esos personajes. Por ahí está alguien de Guadalajara, Santana, que ganó en Lima. Él podría ser. Está muy joven. Espero que sí. Los corredores amateurs vemos a estos atletas y sabemos que no llegaremos a ellos. Necesitamos figuras que generen ese orgullo como mexicanos.