El psicólogo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología Andreas Espetvedt Nordstrand y su equipo de investigación analizaron cómo la exposición a diferentes tipos de experiencias traumáticas influyó en estos veteranos noruegos que se encontraban en Afganistán y cuyos resultados publicada el European Journal of Psychotraumatology.
Ciudad de México, 28 de junio (Europa Press).– Una nueva investigación refuta la idea de que el trauma que deja la guerra en los soldados está relacionado con el hecho de que han estado bajo constante amenaza de muerte, ya que concluye que, muy al contrario, estar expuesto a situaciones que ponen en peligro la vida resulta menos traumáticos que ver sufrir a otros.
El psicólogo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología Andreas Espetvedt Nordstrand y su equipo de investigación analizaron cómo la exposición a diferentes tipos de experiencias traumáticas influyó en estos veteranos noruegos que se encontraban en Afganistán y cuyos resultados publicada el European Journal of Psychotraumatology.
Algo más de 7 mil soldados noruegos participaron en la guerra en Afganistán entre 2001 y 2011, y 4 mil 53 de ellos participaron en esta investigación. El estudio muestra que estar expuesto a situaciones que ponen en peligro la vida resulta provocar menos síntomas de estrés postraumático para los soldados que cuando experimentan el sufrimiento y la muerte sin estar en peligro ellos mismos.
Los soldados pueden estar expuestos a un trauma basado en el peligro en entornos militares clásicos, como ser fusilados o ser emboscados. Es una amenaza activa que está vinculada a la ansiedad. Pero el trauma no basado en el peligro se divide en dos subgrupos. Por un lado, ser testigo del sufrimiento o la muerte de los demás, sin estar en peligro uno mismo y, por otro, los desafíos morales de ver o realizar un acto que viola las propias creencias morales de una persona.
"Un ejemplo de ser testigo podría ser que un terrorista suicida dispara una bomba que hiere o mata a niños y civiles. Luego, nuestros soldados vienen a limpiar o asegurar el área después de que la bomba haya explotado y experimente la devastación", explica Nordstrand.
Por su parte, realizar acciones que violen los principios morales puede implicar matar a una persona inocente. "Por ejemplo, un oficial puede ordenar que se dispare a una persona porque parece que está usando un chaleco suicida. Pero luego resulta que no lo fue, y un civil termina siendo asesinado -explica-. Otro ejemplo podría ser cuando un oficial supervisa e instruye a una unidad afgana, y luego se entera de que alguien en esa unidad está abusando de niños pequeños. Puede ser difícil intervenir en ese tipo de situación, pero es fácil para un oficial noruego plantearse después si debería haber hecho algo".
Existe una marcada diferencia entre cómo los factores de estrés psicológicos afectan los estresores basados en el peligro y los no basados en el peligro. El estudio muestra que tanto los factores de estrés basados en el peligro como los no lo estaban llevan a un aumento del trastorno de estrés postraumático (TEPT), que puede implicar estar muy alerta, nervioso, dormir mal y revivir los eventos después de que hayan ocurrido.
Pero es probable que los factores estresantes no basados en el peligro desencadenen muchos más síntomas de angustia psicológica. "En nuestro estudio, encontramos que la depresión, los trastornos crónicos del sueño y la ansiedad estaban mucho más vinculados a los factores estresantes no basados en el peligro que a los temores por la vida", dice Nordstrand.
Los resultados de la investigación también muestran que la exposición a amenazas de la vida personal a menudo conducen a un desarrollo personal positivo. Este tipo de trauma puede contribuir a que el individuo aprecie más la vida, se acerque más a sus familiares y experimente una mayor fe en su capacidad para manejar situaciones.
Por contra, los factores de estrés no basados en el peligro generalmente conducen a un desarrollo personal negativo, donde la persona valora menos la vida, se siente más distante de los demás y tiene menos fe en sí misma.
La idea de Nordstrand para el estudio le llegó a través de su trabajo como psicólogo en el servicio de control del estrés de las Fuerzas Armadas de Noruega, donde notó que a menudo otros problemas además de los disparos estaban plagando a los soldados. "Muchos soldados contaron historias de lo difícil que fue superar el hecho de ser testigo del sufrimiento de otra persona, especialmente de los niños que se convirtieron en víctimas de la guerra", explica Nordstrand.
Uno de los soldados a los que ha seguido ha participado en muchas batallas sin detenerse en ellos. "La experiencia le marcó y lo agobió después cuando salió al campo de batalla tras la explosión de una bomba y descubrió que el zapato brillante de un niño estaba salpicado de sangre", dice el psicólogo.
Según Nordstrand, muchas personas ocultan su trauma no basado en el peligro y no hablan de ello con sus familiares, amigos o colegas. Él piensa que esto se relaciona con el hecho de que el trauma no basado en el peligro a menudo está relacionado con la vergüenza y la culpa, y que puede ser más difícil hablar de lo que temían en un intercambio de disparos. "Es probable que muchos soldados teman sentirse alienados si les cuentan a sus familiares y amigos civiles todos los horrores que vieron y experimentaron. Esas experiencias a menudo no encajan muy bien con la visión del mundo que protegemos los noruegos", razona.
El investigador espera que el estudio pueda ayudar a dirigir la atención al hecho de que hay una amplia gama de experiencias traumáticas. Le gustaría que la atención se centrara no solo en las personas que han estado en situaciones de peligro para la vida, sino también en el personal de asistencia, la policía y los bomberos que están expuestos diariamente a factores de estrés no relacionados con el peligro en sus ocupaciones.