Los familiares de Marcelino alertaron a la organización “No estamos todxs” del delicado estado de salud del activista, quien había pedido ayuda al director del penal, Alejandro Constantino Hernández, ya que desde hace seis días mantenía un dolor en el abdomen del lado derecho debajo de las costillas.
Chiapas, 31 de mayo (Chiapas Paralelo).- Marcelino Ruiz Gómez, indígena recluido en el Centro de Reinserción Social para Sentenciados número 10 en Comitán de Domínguez, luego de pasas 76 días en huelga de hambre, este día denunció falta de atención médica por parte de las autoridades del penal, ya que al pedir un diagnostico médico por dolores intensos en el estomago, no le recetaron ningún medicamento y le dijeron “que no tenia nada”.
El Grupo de Trabajo “No estamos todxs”, organización que acompaña el proceso legal y de protesta de los cinco presos indigenas que se mantienen en huelga de hambre desde el 15 de marzo, como medida de protesta ante irregularidades en su reclusión, al ser víctimas de tortura para autoinculparse de delitos que no cometieron, comunicó que el estado de salud de Ruiz Gómez es delicado y la ayuda por parte de las autoridades fue negligente.
Dicha información fue proporcionado por los familiares hacia la organización, que alertaron del delicado estado de salud de Ruiz Gómez, quien había pedido ayuda al director del penal, Alejandro Constantino Hernández, ya que desde hace seis días mantenía un dolor en el abdomen del lado derecho debajo de las costillas.
Después de casi una semana con el dolor, Ruiz Gómez pidió asistencia médica para verificar y atender su estado de salud. Por lo que fue trasladado a las 13:00 horas donde le realizaron estudios. Sin embargo, de forma verbal le comunicaron que sus órganos estaban “bien” y el el informe médico con los resultados se le entregó al personal de trabajo social, sin que se le haya entregado copia, ni mayor información.
A las 14:00 horas de ese mismo día, no se le había administrado ningún medicamento para el dolor, “simplemente le dicen que no tiene nada” apunta el comunicado.
Por tanto, los familiares y la organización hicieron responsables al director del penal y al gobierno de Chiapas, ante cualquier riesgo, deficiencia o fallo en la salud de Marcelino Ruiz Gómez, además, denunciaron la falta de atención médica, cuidado y negligencia de parte de las autoridades.
“Si algo grave le llegara a pasar a nuestro compañero será total y absoluta responsabilidad de ellos y de nadie más” añadieron.
Cabe señalar, son 76 días desde el inicio de la huelga de hambre, y es el segundo de los reos que se mantiene, que necesita ser atendido por problemas en su salud que pueden desencadenar situaciones de gravedad que pueden producir secuelas de por vida, o llegar a comprometer sus vida
MARCELINO SE COCE LA BOCA
Ocho días después de que iniciara la huelga de hambre de 13 reos indígenas presos en diversos penales y que exigen su libertad, dos de ellos decidieron suturarse los labios en señal de de protesta porque no han sido atendidos por las autoridades.
Los dos reos presos en el penal de Comitán que se cocieron los labios son Marcelino Ruiz Gómez y Baldemar Gómez Hernández, quienes forman parte de la Organización Vineketik en Resistencia, junto a Juan Pérez Álvarez e Hipólito Jiménez Cruz.
Al igual que ellos, otros reos se encuentran en huelga de hambre en los penales de El Amate en Cintalapa y otros más en el penal de San Cristóbal de Las Casas.
“Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas en lucha que se encuentran detrás de estas cuatro paredes. Ya llevamos varios días en huelga de hambre y nos sentimos débiles y con dolores estomacales. Es por ello que el día de hoy, viernes 29 de marzo a 15 días de estar en huelga de hambre hemos considerado costurarnos la boca como símbolo que el Señor Gobernador del Estado de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas no ha escuchado nuestras voces”, dijeron los indígenas presos.
En la carta enviada desde el penal, junto a las fotografías de los dos que se suturaron los labios, denuncian que están presos tras haber sufridos juicios injustos, plagados de irregularidades, y en muchos casos hubo tortura y prefabricación de delitos.
El Grupo de Trabajo No Estamos Todos, que apoya a los reos en huelga de hambre, denunció un sistema de justicia “basado en el clasismo y en el racismo que encierra principalmente pobres”.