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“Wow, ¿qué es eso?” Pilotos militares vieron objetos voladores no explicables: The New York Times

29/05/2019 - 7:59 am

El periódico The New York Times entrevistó a cuatro pilotos de élite de la Marina estadounidense, los cuales declararon haber visto entre verano de 2014 a la primavera de 2015 objetos voladores no identificados en la costa este de Estados Unidos.

Por Bruno G. Gallo

Los Ángeles, 29 de mayo (Telemundo).– Objetos voladores no identificados (ovnis en español, ufos en inglés) fueron vistos casi a diario entre el verano de 2014 y la primavera de 2015 en los cielos de la Costa Este de Estados Unidos. Y los testigos no fueron personajes dudosos sino pilotos de élite de la Marina estadounidense, que lo reportaron a sus mandos en el Pentágono e incluso al Congreso.

“Esas cosas estaban ahí fuera todo el día”, explica ahora uno de ellos, Ryan Graves, al diario The New York Times. “Mantener un avión en el aire requiere de una cantidad notable de energía; a la velocidad a la que los vimos, 12 horas en el aire son 11 horas más de las que esperaríamos”, explicó Graves.

Este piloto de cazabombarderos F/A-18, que lleva una década en la Marina, se refería a objetos no identificados de formas extrañas (uno parecía una pirinola girando en contra del viento; otro parecía una pastilla contra la tos del tamaño de un avión comercial).

A veces, quedaban grabados en vídeo. En al menos una ocasión, estuvieron a punto de colisionar en el aire contra los cazas de combate. No parece que tengan motor, pero pueden alcanzar los más de 9.144 kilómetros de altura a velocidades supersónicas. Y nadie dice que sean extraterrestres, pero no siempre parece existir una explicación plausible.

Tanto Graves como otros cuatro pilotos con los que habló el citado diario insisten en que vieron esos objetos durante unas maniobras de entrenamiento con el portaviones Theodore Roosevelt sobre el cielo entre Virginia y Florida. No aportan eso sí ninguna posible explicación.

La Marina tampoco tiene una versión oficial, pero sí ha difundido este año un manual secreto sobre cómo reportar un encuentro de sus pilotos con un ovni.

En algunos casos puede tratarse de drones comerciales, explica un portavoz, Joseph Gradisher, pero en otras ocasiones “no sabemos quién está detrás, no tenemos suficiente información”.

Los avistamientos de 2014 y 2015 fueron reportados a un programa secreto poco conocido del Pentágono “para la identificación de amenazas aeroespaciales”. Su responsable, Luis Elizondo, dimitió en 2017 tras calificarlos como “una sorprendente serie de incidentes”.

Su origen extraterrestre “es tan improbable que compite con otras explicaciones también poco probables y más mundanas”, arguye Leon Golub, astrofísico del centro Harvard-Smithsonian.

Como posibles explicaciones señala a errores en los aparatos de detección de los aviones, efectos o reflejos atmosféricos, o incluso errores en los sentidos de los pilotos debidos a la abundancia de estímulos en un vuelo a alta velocidad.

“La gente lleva décadas viendo cosas extrañas desde aviones militares”, explica el piloto Ryan Graves, “sería muy gordo que hubiera algo allí arriba”.

Su compañero Danny Accoin afirma que se cruzó en dos ocasiones con estos objetos, capaces de acelerar, frenar y volver a acelerar a velocidad supersónicas como ningún avión conocido.

La primera vez, apareció en su radar pero él no lo pudo ver. Unos días después, uno de sus misiles lo detectó como posible objetivo, y también apareció en su cámara de infrarrojos, aunque él tampoco pudo verlo.

Los pilotos especularon con la posibilidad de que pudiera tratarse de un programa secreto de aviones o drones de última generación.

Pero el hecho de que se rozara una catástrofe cuando uno de esos objetos (descrito por el piloto como una esfera con un cubo dentro) pasó junto a un avión convenció a los pilotos de que un programa así no se permitiría en una zona de maniobras por el peligro que entrañaría.

Además, los ovnis no se comportan como un avión normal. “La velocidad no mata”, explica Graves, “frenar o acelerar sí”. Estos objetos pasan de cero a velocidad supersónica de forma casi inmediata, y trazan curvas que van más allá de lo que un piloto podría resistir.

“Cuando la gente dice haber observado fenómenos realmente extraños, a veces vale la pena investigar en serio”, dice la astrofísica Sara Seager, pero “lo que la gente a veces no entiende sobre la ciencia es que a menudo tenemos fenómenos que siguen sin poder ser explicados”.

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