La protesta pretende hacer conciencia para que las orcas puedan ser devueltas a su hábitat y "no botadas en la bahía más cercana. Greenpeace protesta por la liberación de ballenas en su hábitat natural y no junto al lugar de su reclusión", reiteró un experto de Greenplace.
Moscú, 16 de mayo (EFE).- Activistas de Greenpeace realizaron hoy una protesta junto a la cárcel de ballenas, en el extremo oriente de Rusia, para exigir la liberación de las orcas y belugas en su hábitat natural y no junto al lugar de su reclusión.
Seis activistas a bordo de kayaks hinchables colocaron a 150 metros del lugar de reclusión de los cetáceos un cartel de 30 metros con la inscripción "Libertad para las ballenas" y dos pancartas con los textos "liberar y no botar" y "No a las cárceles de ballenas", según un comunicado de la ONG.
"Consideramos que las orcas deben ser devueltas a su hábitat y no botadas en la bahía más cercana. Soltarlas en la bahía Srédniaya es una solución simple, barata y absolutamente incorrecta", declaró el experto de Greenpeace, Oganes Targulián.
Según el analista, esto se hace para que las ballenas no abandonen la bahía y poder decir que son incapaces de sobrevivir en condiciones naturales para justificar su recaptura y el envío a los acuarios chinos.
La readaptación y traslado de las 10 orcas hasta las islas Chantar puede costar alrededor de 100 millones de rublos (1.55 millones de dólares).
El director del Instituto de Ecología y Evolución Severtsov, de la Academia de Ciencias de Rusia, Viacheslav Rozhnov, declaró que las autoridades de momento no disponen de presupuesto para una operación de este tipo.
Greenpeace y expertos independientes han señalado en reiteradas ocasiones que los cetáceos deben ser liberados en el mismo lugar en que fueron capturados, ya que es donde existen las condiciones climáticas y de alimentación adecuadas.
Lo contrario "puede causar un daño irreparable tanto para las propias orcas como a la imagen internacional de Rusia", aseveró el experto ruso en cetáceos, Grigori Tsidulko, vinculado al equipo del oceanólogo francés Jean-Michel Cousteau.
En tanto el futuro de las 87 belugas todavía no está claro, puesto que todavía no se ha dado una fecha concreta y no se descarta que estas puedan permanecer en la cárcel de ballenas durante un año más.
Después de casi medio año de denuncias, inacción oficial y la muerte de varios cetáceos, el Presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó al Gobierno que encontrara una salida a la situación en el Centro de Adaptación de Mamíferos Marinos situada en una bahía cerca del puerto de Najodka, bañado por el Pacífico.
Los grupos conservacionistas llevan meses alertando sobre el precario estado de las 87 belugas, 11 orcas y 5 crías de morsa, después de que se frenara su venta a acuarios y delfinarios chinos.