Mortal Kombat 11 representan años de aprendizaje y mejoras por parte de NetherRealm Studios; muchos elementos han regresado con cada entrega, cada una se siente más pulida que su antecesor; además, en esta ocasión, la historia toma un papel fundamental dentro del juego. Además, los fatalities han evolucionado y cambiado por completo, cada entrega nos presenta un movimiento más devastador para cada personaje y en esta no es la excepción: ataques precisos, brutales y sangrientos, eso es Mortal Kombat 11.
Ciudad de México, 14 de abril (SinEmbargo).- Seguramente la saga de Mortal Kombat es una de las mejores aprovechadas en los últimos años, desde ese pequeño “reboot” que sufrió la serie en 2011 con Mortal Kombat y que se ha alternado de una manera espectacular con entregas de Injustice de la mano NetherRealm Studios y Warner Bros.
Mortal Kombat 11 representan años de aprendizaje y mejoras por parte de NetherRealm Studios; muchos elementos han regresado con cada entrega, cada una se siente más pulida que su antecesor; además, en esta ocasión la historia toma un papel fundamental, donde existirán viajes en el tiempo y se visitarán eventos que hemos vivido en entregas pasadas, aunque no tuvimos acceso a este modo del juego sabemos que promete demasiado.
Tuvimos la oportunidad de jugar la versión beta del juego la semana pasada, donde podíamos probar a Baraka, Jade, Kabal, Scorpion y Skarlet, aquí estaban incluidos nuevos y viejos personajes que nos dejaron muy claro qué se ha trabajado a lo largo de los años y cómo el combate se ha pulido para bien.
El combate ha evolucionado a lo largo de los años, desde Mortal Kombat 9 a la fecha, haciéndolo más violento y mortal que nunca, hay combos y movimientos específicos para cada personaje que se sienten trabajados de manera separada y no como una implementación que comenzó en un personaje y simplemente se copió a los demás, además de que contamos con personajes nuevos que no habíamos visto en otras entregas, así como viejos conocidos que hemos visto a lo largo de los años, esto, principalmente representa un toque de frescura para la franquicia y seguramente influirá en la historia, dando paso a nuevos eventos y enemigos, sumados a los que ya conocemos.
El combate y los escenarios son uno mismo, la mezcla y fluidez que recrean ambos elementos en conjunto es única, algo que no se siente así en ningún otro juego de pelea.
Los movimientos finales o "fatal blows" sustituyen el movimiento que conocimos en Mortal Kombat 9 y 10 como "rayos X", y en esta ocasión, más que ser un movimiento extra de ataque que depende de una barra cargada, es un movimiento que únicamente podremos utilizar si contamos con menos del 30 por ciento de nuestra vida, por lo que se convierte en un "último recurso" para revertir una pelea. Los fatalities han evolucionado y cambiado por completo, cada entrega nos presenta un movimiento más devastador para cada personaje y en esta no es la excepción: ataques precisos, brutales y sangrientos, eso es Mortal Kombat 11.
Otro de los cambios más significativos está en las barras de energía que ya no son como las conocíamos, ahora están divididas en dos, una para los movimientos de ataque y otra para los movimientos de defensa; la primera nos servirá para realizar ciertos movimientos especiales o para poder cancelar movimientos de nuestro oponente, para esto necesitaremos que tenga una o dos porciones por lo menos. Por la parte de la barra de la defensa, nos servirá para esquivar movimientos o salir de situaciones en nuestra contra, también nos dará la opción de utilizar ciertos objetos dentro del escenario para nuestra defensa.
La personalización también forma parte de este nuevo Mortal Kombat, un tanto parecido a lo que vimos en Injustice 2 y que funcionó bastante bien, en la versión final del juego podremos desbloquear nuevas técnicas, habilidades y piezas de armadura para cada uno de nuestros peleadores.
Mortal Kombat 11 promete ser la entrega más completa de la serie, además de que nos deja entrever lo que nos podría deparar el futuro para una tercera entrega en la saga de Injustice.