El placer de comer es uno de los objetivos de la vida, pero la capacidad de disfrutarlo se pierde cuando se exceden los propios límites. La bondad de los límites es incuestionable, tienen una razón de existir, son inherentes a la vida, son la brújula que guía nuestro camino hacia la buena salud en todos los aspectos. Quizás la limitación más importante con la que lidiamos los seres humanos es la capacidad de nuestro organismo para resistir nuestros excesos. De ahí que, cuando no tomamos este hecho en cuenta, se desencadenen en nosotros una serie de malestares físicos, psicológicos y anímicos. Así ocurre cuando, a expensas de nuestra ajetreada cotidianidad, descuidamos la calidad de los tentempiés que nos llevamos a la boca para entretener a nuestro estómago antes de consumir las principales comidas del día, sin reparar que, muchas veces, se trata de alimentos “pacotilla”, vacíos de nutrientes y excesivamente altos en kilocalorías.
Y es que existen varios de esos refrigerios que energéticamente equivalen casi al total de kilocalorías que contienen un desayuno o una cena balanceados e integrados por una amplia variedad de alimentos, de macro (proteínas, grasas, hidratos de carbono) y micronutrientes (vitaminas y minerales).
Aterricemos lo anterior:
Un hombre de 30 años, de 1.84 m de estatura, 75 Kg de peso, de complexión mediana y con una actividad física moderada, requiere una ingesta diaria de 2,600 kilocalorías. Este valor energético total se reparte de la siguiente manera, entre las tres comidas principales del día, más en las dos colaciones de media mañana y media tarde:
- Desayuno: 520 Kcal
- Colación de media mañana: 260 Kcal
- Comida: 910 Kcal
- Colación de media tarde: 260 Kcal
- Cena: 650 Kcal
Conviene, entonces, cotejar la siguiente tabla y percatarse de lo que muchas veces nos llevamos a la boca y al adiposito, que es la célula donde se almacena el exceso de kilocalorías consumidas en forma de grasa.
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ALIMENTO CANTIDAD ENERGÍA
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Cabe resaltar que la grasa almacenada que se une a las toxinas provenientes de los mismos alimentos, de los fármacos que ingerimos, del alcohol, así como las ocasionadas por los desbalances generados por el estrés son amigas íntimas, casi inseparables. A mayor cantidad de grasa y estrés, mayor cantidad de toxinas en el cuerpo físicas y mentales.
Como único logramos deshacernos de ambas es mediante una dieta balanceada y la práctica regular de ejercicio. Si ya pasamos a un nivel alto de acumulación de lípidos y sustancias nocivas, es conveniente pasar por una dieta de desintoxicación antes de abocarnos a llevar una dieta bio-individual, que incluya una más amplia variedad de alimentos, pero en las cantidades adecuadas. Así, se mejora la circulación de fluidos limpios en el organismo y el funcionamiento de órganos importantes en el proceso digestivo como el hígado, páncreas y la vesícula biliar, y se aprovecha a un mayor grado la absorción de nutrientes.
Quizás no te des cuenta, pero elegir un tentempié forma parte de la responsabilidad que tienes hacia ti mismo, pues tiene efectos directos sobre el estado de tu salud. Como dice el doctor estadunidense especialista en medicina Ayurveda, Robert Svoboda: “Todo el que quiera estar sano en el mundo actual tiene la responsabilidad personal de aprender cuanto pueda acerca de su salud”. Y, díganme si no, esto empieza por la boca, por el exquisito placer de saber comer.