Lo que Caparrós tiene claro es que el periodismo necesita alejarse del modelo tradicional "de grandes diarios de papel que son los portadores de la verdad" y buscar un cambio sustentado en nuevos formatos que huyan de la inmediatez del periodismo clásico.
Por Aitor Pereira
Córdoba (Argentina), 6 de abril (EFE).- Hace más de 40 años que el argentino Martín Caparrós se adentró en el mundo del periodismo, lo que lo convierte en una voz autorizada para hablar de un oficio que considera "no está en crisis", sino en un "proceso de búsqueda", a pesar de que "los grandes medios" proyecten otra realidad.
"Los grandes medios están en crisis (...) Como esos grandes medios todavía tienen cierto poder nos han convencido de que su crisis es la crisis del periodismo. El periodismo no está en crisis, es un proceso de reconversión, de búsqueda", aseguró a Efe en la ciudad argentina de Córdoba.
Cuando habla sobre la profesión que todavía ejerce, ahora en España, se muestra optimista y asegura que es un momento "súper interesante", ya que la era digital ha brindado "muchas más opciones para buscar la información".
"Eso a veces tiene un resultado desfavorable porque la gente se mete en lugares poco fiables", agregó para luego matizar que la gente en este punto debe sentirse "privilegiada" porque dispone de "una pluralidad de voces sobre cada asunto que antes era muy difícil".
Lo que Caparrós tiene claro es que el periodismo necesita alejarse del modelo tradicional "de grandes diarios de papel que son los portadores de la verdad" y buscar un cambio sustentado en nuevos formatos que huyan de la inmediatez del periodismo clásico.
"Yo creo que es obvio que ya no tenemos el monopolio de la información inmediata, me entero de las informaciones más inmediatas en Twitter. Eso creo que ya está llevando a alguna gente a reflexionar sobre que hacemos con los medios de prensa. (...) Por un lado está esa posibilidad de trabajar el análisis, la reflexión y por otro lado el relato, la crónica, el reportaje", agregó.
Durante los últimos 40 años, este periodista nacido en Buenos Aires en 1957 se ha adentrado también en el mundo de la literatura, produciendo varios libros sobre temáticas muy diversas. Una de ellas es la pobreza y "el hambre", que da título a la obra que publicó en 2014 en la que analizaba como este fenómeno afecta de manera diferente en varias partes del mundo.
Tanto en sus libros como en sus artículos siempre ha sido muy rotundo en este aspecto, y es que la pobreza y el hambre que trae consigo se relacionan "con la forma en que esta sociedad está organizada, con quienes concentran la riqueza".
"No hay distribución justa de la riqueza, del trabajo y de las oportunidades, de casi ninguna de las cosas que hacen que la sociedad funcione", subrayó, sin titubear al afirmar que esto es una crítica directa al "capitalismo", a la "forma en que están organizados los sistemas en los que vivimos".
Afincado desde hace varios años en España, donde actualmente se encuentra escribiendo una serie de crónicas "sobre las grandes ciudades latinoamericanas", Caparrós visita con frecuencia su Argentina natal, un país que cerró 2018 con una tasa de inflación superior al 47 por ciento y con un índice de pobreza del 32 por ciento, según datos publicados ayer.
"En esta visita me he encontrado, y además he trabajado sobre ello, que los comedores donde se da comida, en general en villamiserias o en sitios marginales, a chicos que no tienen suficiente, están desbordados. Hay una demanda enorme de comida mucho mayor", valoró.
Después de un momento de reflexión afirma que el paradigma en Argentina está cambiando, pasando de ser un país, como él lo definía, de "tiovivo", en el que "siempre están volviendo al mismo sitio y dando vueltas y vueltas"; hacia un país de "tobogán, porque la gente tiene la sensación de que están cayendo y nunca se detiene la caída ".
"Lo mejor que tiene una lengua es que es incontrolable, más que le pese a sus Academias y a sus satélites. La lengua no le pide permiso y no espera para seguir reproduciéndose y recreándose todo el tiempo", declaró.
La relación que tiene Caparrós con la palabra es sin duda especial por su cercanía, ya que se pasa la vida "eligiendo palabras", por lo que sus vínculos con estas cambian en función "del momento de la frase, aunque asegura que, si "hoy, ahora", tuviera que elegir una palabra favorita esta sería "tremebundo", por ser "disparatada, una palabra excesiva, innecesaria".